Análisis Styx: Shards of Darkness
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Análisis Styx: Shards of Darkness

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En 2012 Cyanide Studios y Focus Home Interactive nos presentaron un nuevo mundo de fantasía en Of Orcs and Men. Su tibio recibimiento descartó la posibilidad de una secuela directa, pero el equipo no se dio por vencido y en 2014 regresamos a aquel mundo con Styx: Master of Shadows, una precuela que olvidaba al gran orco Arkail y ponía el foco en su esquivo y pequeño aliado, Styx. Un juego basado en el sigilo, hecho con cuidado y muy bien ambientado, que obtuvo buenos resultados.

Ahora, años después, nos llega Styx: Shards of Darkness, la segunda entrega protagonizada en solitario por el carismático trasgo, y la tercera del universo introducido por en Of Orcs and Men. Con ella dejamos atrás la fortaleza de Akenash y llega un mundo mayor y un planteamiento más ambicioso. ¿Conseguirá su propósito o se quedará en las sombras como su protagonista?

styx

Un trasgo entre asesinos

Styx y su historia siguen siendo el centro de este nuevo juego. Años después de escapar de Akenash, se encuentra viviendo en una ciudad humana asolada por la plaga verde, una infestación de trasgos. Este es el punto de partida de esta nueva aventura.

Un encargo de robo llevará luego a Styx a conocer a la capitada Helledryn, perteneciente a los comandos M.A.T.A.N.Z.A. encargados de acabar con la plaga goblin. Pero en el caso de este rakash hará una excepción, y en vez de eliminarlo le hará un encargo que le llevará entre otros lugares a la ciudad de los elfos oscuros, Korrangar. Y es que en esta nueva entrega el universo de Of Orcs and Men se expande, mostrando por primera vez razas como los elfos oscuros y los enanos, y adquiriendo una escala mayor.

También se ha hecho un esfuerzo por parte de los guionistas en hacer de Styx un personaje más carismático y cercano. Pese a su inherente maldad, en muchas ocasiones acaba pareciendo el bueno o el más ingenuo, al estar rodeado de traidores y asesinos en un mundo que es tan bello como oscuro.

styx shadows od darkness

Para quitarle un poco de peso al tema, nuestro trasgo se encargará de ir soltando chascarrillos más o menos graciosos y hacer comentarios y referencias que incluyen otros títulos como el conocido Assassins Creed. Quizá las más reseñables serán estas y los momentos en los que se rompe la cuarta pared, como cuando morimos y Styx nos regaña por ello. Aunque siendo humor será un tema altamente subjetivo, encajan bien con el personaje, y siempre es agradable ver un juego que sabe no tomarse del todo en serio a si mismo.

Mayor y más alto

Si hay algo que notamos desde el principio de Shards of Darnkess es su tamaño. Está claro que Cyanide Studios ha querido aprovechar el éxito que cosechó el anterior juego para intentar crear un título más ambicioso en todos los sentidos, y uno de los aspectos en los que más destaca es la ambientación.

Esto se nota desde un buen principio, y un ejemplo bien claro es nuestro punto de inicio. En la anterior entrega empezábamos en una lúgubre mazmorra, mientras que ahora empezamos en los barrios bajos de una ciudad en ruinas, con objetivo claro pero múltiples formas de llegar a él. Este primer nivel servirá de tutorial para aquellos que no hayan jugado al anterior, pero los que ya tengan algo de experiencia en la saga se darán cuenta de seguida de que nos encontramos delante de un juego de una envergadura superior.

Esto ayuda mucho a la rejugabilidad, y unido a la variedad de materiales, medallas y extras por conseguir hacen de Styx: Shards of Darkness un título altamente rejugable. Aun así, todas estas luces tienen sus sombras, y es una pena que, igual que ocurría en el anterior juego, pasado cierto punto de la historia los escenarios vuelven a usarse, quitándole algo de frescura y originalidad en su último tramo.

Sombra y cuchillo

La clave del éxito de Master of Shadows fue su estilo de juego. A diferencia de otros juegos parecidos, como el reciente Dishonored 2, este no ha sido para Styx tanto una opción como una necesidad, y esta es una tónica que se repite en esta nueva entrega. Nuestro rakash en Shards of Darkness sigue siendo tan débil cómo antes, pero su arsenal de artilugios y habilidades ha aumentado.

Mientras que algunos objetos han cambiado de nombre pero no de función, como las dagas que ahora pasan a ser dardos, otros nuevos aparecen, como las trampas de ácido, que desharán a los pobres diablos que las pisen, o los objetos rompibles, que podremos lanzar para llamar la atención de nuestros enemigos. La clonación sigue siendo uno de los puntales en los que apoyarnos, y es que crear nuevos clones y controlarlos para llegar a determinados lugares o distraer a los guardias sigue siendo uno de los puntos diferenciadores del personaje.

El juego se ha vuelto algo más vertical gracias a los nuevos escenarios, y eso también altera la jugabilidad. Trepar y saltar serán acciones mucho más comunes, y a estas se les suman otras como lanzarse en tirolina o balancearse por cuerdas. Por desgracia es en estos momentos donde el control flaquea más, ya que en algunos casos el sistema se vuelve más impreciso que la anterior entrega, algo inexplicable, y en el caso de las cuerdas balancearse sin lanzarse al vacío será todo un reto, ya que el control está muy mal implementado.

Un aspecto en el que si se ha trabajado mucho son los elementos RPG del título. El sistema de habilidades se ha mejorado y profundizado enormemente, y ahora esta dividido en varios árboles con numerosas habilidades, que nos harán pensar bien donde gastar los puntos que obtengamos durante las misiones como recompensa por nuestro trabajo.

La creación de objetos también es una novedad a tener en cuenta. En cada escenario encontraremos una buena cantidad de materiales que nos servirán para poder crear objetos que desbloquearemos con nuestros puntos de habilidad. Por suerte, las mesas de trabajo destinadas a la creación de estos ítems están bien repartidas por el mapeado. También se ha añadido la posibilidad de cambiar el atuendo y el arma de Styx, de forma que estos nos aporten algún determinado bonus, siempre acompañado de una penalización.

La última gran novedad jugable reside en su modo cooperativo. Durante nuestra historia se nos podrá añadir en cualquier momento un compañero, que controlará a otro trasgo como nosotros y nos ayudará a superar las diferentes misiones. Este modo no provoca ningún cambio reseñable en el título, y durante la campaña no se han creado momentos en los que se anime a usar esta función, pero está ahí y es una posibilidad interesante, que nos puede sacar de más de un apuro.

Apartado técnico

Pese a que han pasado tres años desde el juego anterior, Shards of Darkness no luce extremadamente mejor que su predecesor. Cyanide ha hecho un trabajo decente con el Unreal Engine 4, pero el nivel gráfico no nos hará maravillarnos. Hay que reconocer eso sí que ahora los escenarios son mucho mayores, y que podremos recorrerlos sin tiempos de carga.

También hay que aplaudir el trabajo de la desarrolladora en las escenas cinemáticas. En el anterior título la mayoría eran contadas usando imágenes y narración, o planos sencillos que recorrían el escenario usando el motor del juego. Ahora contamos con vídeos bien elaborados y enfocados como tal, que hacen la historia más dinámica y nos ayudan a meternos más en ella al poder ver a los personajes hablar y reaccionar de forma realista.

Pero parece que estos dos puntos a favor han tenido una contrapartida en el resto de este apartado. Master of Shadows era un título que era consciente de sus posibilidades, y, pese a no contar con ningún gran alarde, daba una buena sensación de solidez y de estar pulido. Eso no se nota tanto en esta secuela. Aquí encontraremos pequeños bugs o aspectos mejorables, como una IA enemiga algo insulsa y en ocasiones estúpida, animaciones toscas y, como se ha comentado antes, un control difícil en ciertos momentos. Todo ello da una sensación de apresuramiento o de falta de tiempo que le quita atractivo al juego, ya que se siente como un paso atrás.

styxshardsofdarkness 2

Conclusión

Las sensaciones que nos da Shards of Darkness son ambivalentes. El juego es una secuela de manual, que pese a que por un lado mejora todo lo bueno de la anterior entrega y lo magnifica, por otro también incluye nuevos errores y problemas. El nuevo sistema de progresión y crafteo de herramientas y armas añade una profundidad gratamente bienvenida, pero por el contrario parece que el esfuerzo dedicado en este apartado ha conllevado descuidar otros como la IA enemiga, ciertas animaciones o el control del personaje en determinados puntos, todo ello algo tosco. Esperamos que estos aspectos se puedan pulir con el tiempo, pues estamos delante de un título muy entretenido y con un gran potencial, pero que le falta empuje para alcanzarlo.

Redactado por:

Periodista que quedó enganchado a un mando desde pequeño y amante de las series, el cine y, en general, las grandes historias.