Hace unos días, Indiegogo, uno de los portales más importantes de crowdfunding actuales, detuvo la campaña de la ZX Spectrum Vega Plus debido a los constantes problemas que hubo entre los responsables de la campaña, Retro Computers Ltd y Clive Sinclair, y sus patrocinadores.
La consola pretendía, con más de 1.000 juegos licenciados y un éxito del 367% (Algo más de 600.000 dólares) en Indiegogo, ser la versión portátil de la ZX Spectrum Vega, su hermana de sobremesa, que recuperó al doméstico ordenador de los 80 y fue otro éxito rotundo en su campaña hace dos años.
Según los responsables de la campaña de crowdfunding, la consola portátil debía de estar lista y preparada para su envío en octubre de 2016 y, debido a algunos problemas, se retrasó hasta el 20 de febrero de 2017. Si sumamos el constante retraso, pues a fecha de hoy aún no se ha enviado prácticamente ninguna consola, los rumores de los problemas empresariales y la falta de comunicación entre los desarrolladores y los mecenas, tendremos el cóctel perfecto para que la ilusión y el éxito por el proyecto acabe transformado en rabia, desilusión e impaciencia.
Al final, tenemos un sentimiento de engaño de tal magnitud que ha llevado a los miles de patrocinadores a pedir la devolución de su dinero. Algo totalmente normal ya que ni siquiera han mostrado una pizca del proceso de fabricación, puesta a punto o envío del producto para calmar el ambiente. Tan solo unas imágenes renderizadas que difieren totalmente del desarrollo del producto, algo que todos querían ver, y que ha conseguido todo lo contrario: sembrar aún más desconfianza.
A causa del silencio de los desarrolladores, Indigogo ha detenido la campaña hasta que se pronuncien sobre el tema y todo sea aclarado. El asunto ha llegado a tal extremo que incluso la BBC ha decidido investigarlo y redactar un artículo con todos los detalles.
En él, comentan que Retro Computers Ltd les pidió que retrasaran la cobertura de la noticia a causa de posibles amenazas reales de violencia contra los empleados de la compañía. La BBC, por su parte, esperó hasta que compartiesen pruebas de dichas amenazas y al no recibirlas acabaron por no retrasar más el artículo.
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