Con el inminente lanzamiento de Donkey Kong Bananza previsto para el 17 de julio en Nintendo Switch 2, y con la confirmación de que el juego está desarrollado por el mismo equipo que creó Super Mario Odyssey, la comunidad de jugadores ha comenzado a compararlos. Y es natural, porque ambos títulos apuestan por la exploración libre y mantienen el espíritu clásico de las plataformas 3D, pero también presentan diferencias notables que los separan en tono, estilo y ejecución.
En este artículo quiero desglosar las similitudes y diferencias clave entre ambos juegos.
Tanto Odyssey como Bananza se basan en niveles sandbox tridimensionales. Los mundos de Super Mario Odyssey están diseñados como escenarios abiertos y variados (como New Donk City o el Reino de las Arenas), repletos de secretos, lunas y plataformas.
Donkey Kong Bananza, por su parte, ofrece entornos también extensos pero con una estructura más fragmentada, donde cada nivel está conectado por portales o criaturas y hay un mayor énfasis en la verticalidad, el backtracking y el desbloqueo de zonas mediante habilidades.
En Odyssey, el progreso se centra en recolectar "Energilunas" para avanzar en la historia y desbloquear nuevos mundos. La personalización es superficial, centrada en trajes estéticos para Mario.
En Bananza, el coleccionable principal son las "Gemas de Banandio", que permiten acceder a nuevas zonas y mejoras. A diferencia de Mario, Donkey Kong puede subir de nivel mediante un árbol de habilidades, desbloquear movimientos especiales y combinar atuendos con efectos prácticos. Esta aproximación lo acerca a un sistema de progresión estilo RPG, lo que le da mayor profundidad jugable.
Una de las mecánicas más distintivas de Odyssey es el uso de Cappy, la gorra viva que permite a Mario capturar enemigos y objetos para adoptar sus habilidades. Esta característica definió mucho la jugabilidad al ofrecer decenas de transformaciones diferentes.
Bananza adopta un enfoque opuesto: en lugar de asimilar, destruye. Donkey Kong puede remodelar el entorno con golpes, lanzar objetos con violencia y usar transformaciones propias que no dependen de enemigos, sino de modos desbloqueables como "DK Cebra" o "DK Armadillo", cada uno con habilidades específicas.
Odyssey ofrece un modo cooperativo asimétrico en el que un segundo jugador puede controlar a Cappy, ayudando a recoger objetos o eliminar enemigos de forma limitada.
Bananza mejora esta idea introduciendo una versión niña de Pauline como segundo personaje jugable en forma de cursor activo. Desde esta posición, puede lanzar ataques, activar mecanismos o asistir durante los combates. Esta función cooperativa tiene más profundidad y permite un enfoque más táctico del juego.
En Super Mario Odyssey, los jefes están diseñados para ser resueltos mediante mecánicas específicas de captura, con un estilo clásico de ensayo y error. Los rompecabezas son ligeros y están diseñados para estimular la exploración y el uso de Cappy.
Bananza introduce un sistema de combate más agresivo, con jefes destructibles, entornos interactivos y acertijos que dependen de destruir o manipular objetos. Además, incluye segmentos de scroll lateral inspirados en los clásicos Donkey Kong Country, aportando variedad y un homenaje al pasado.
En este apartado, ambos juegos comparten un estilo colorido y animado, pero se distinguen en tono. Odyssey mantiene la línea optimista y clásica de Mario, con un humor blanco y un enfoque familiar.
Bananza opta por una estética más caótica y caricaturesca. La animación por rotoscopia da vida a Donkey Kong y a los enemigos de forma más expresiva. El tono es mucho más salvaje, con interacciones destructivas, humor físico y situaciones absurdas. Incluso la narrativa es más irreverente, aunque sin abandonar el corazón emocional de los clásicos de Nintendo.
Donkey Kong Bananza y Super Mario Odyssey son dos caras de una misma moneda: aventuras de plataformas en 3D centradas en la exploración y la sorpresa constante. Sin embargo, Donkey Kong Bananza va más allá al introducir mecánicas de progresión más profundas, una cooperación más elaborada y un tono más radical.
Si Odyssey fue una carta de amor a la historia de Mario, Bananza es una celebración del caos y la libertad que define a Donkey Kong. Ambos juegos comparten la misma raíz, pero toman caminos distintos para reinventar el género de las plataformas 3D de Nintendo. Una vez más.
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