Me dedico al periodismo de los videojuegos desde diciembre de 2021. Comparado con muchos otros compañeros, tampoco llevo mucho, pero eso no invalida la gran experiencia que he adquirido para poder llegar a publicar en esta revista digital donde, como podéis ver, me gusta compartir opiniones y artículos desde un punto de vista más analítico-narrativo, más a modo de reflexión. Desde que me dedico a la industria de los videojuegos, siempre he tenido que dar máxima prioridad a los títulos que me llegaban para analizar por encima de los que yo quería jugar. Esto hacía que muchas veces aumentara la cantidad de juegos que tenía en mi estantería, lo que daba lugar a lo que creí durante mucho tiempo mi mayor enemigo: el backlog.
Todos hemos pasado por eso: iniciamos nuestra aventura en un juego con mucha ilusión, nos adentramos en su historia, exploramos cada mecánica y nos prometemos que “esta vez sí lo terminaremos”. Y sin embargo, semanas o meses después, lo dejamos a medio camino. No es que el juego sea malo, ni que hayamos perdido interés por el género; simplemente, nos hemos topado con la cruda realidad del backlog, ese monstruo silencioso que consume nuestro tiempo, nuestra motivación y, en muchos casos, nuestra paz mental. Pero, ¿qué es exactamente el backlog y por qué nos hace abandonar juegos que en realidad queremos jugar? Y, sobre todo, ¿cómo podemos eliminarlo para recuperar la satisfacción de jugar? Te voy a dar la respuesta definitiva que estabas buscando y nadie te daba. No te voy a cambiar la vida, pero sí te voy a dar un punto de vista diferente y unas recomendaciones para que puedas volver a disfrutar a los juegos que realmente quieres y te apetece jugar.
El término backlog se refiere, en esencia, a la acumulación de juegos pendientes de jugar o terminar. Pero no se trata solo de números o espacio físico en nuestra estantería digital. Tu backlog es un reflejo tangible de tus expectativas, decisiones de ocio y, a menudo, de tus frustraciones. Cada título sin completar no solo ocupa espacio en tu biblioteca, sino también en tu mente: un recordatorio constante de “deberías terminar esto”, que reduce la motivación y convierte la experiencia de juego en una obligación.
Un estudio reciente sobre hábitos de ocio digital muestra que la sensación de acumulación afecta directamente la motivación intrínseca. Cuando la lista de pendientes crece más rápido de lo que podemos jugar, nuestro cerebro empieza a percibir cada nueva elección como un deber más que como una diversión. No es raro, entonces, que abandonemos juegos que en teoría disfrutamos; nuestra mente interpreta el backlog como una presión más que como un placer.
El backlog raramente surge por azar. La mayoría de los jugadores experimentamos un fenómeno conocido como FOMO (fear of missing out) o miedo a perderse algo. Cada nuevo lanzamiento promete experiencias únicas: una narrativa épica, un mundo abierto impresionante o mecánicas innovadoras que no encontramos en ningún otro juego. La emoción nos empuja a comprar más títulos de los que realmente podemos jugar, y así, la lista de pendientes se inflama.
Este impulso genera un ciclo difícil de romper: el deseo de jugar lo nuevo eclipsa el tiempo necesario para terminar lo que ya tenemos. No importa si estamos con Ghost of Yotei, Final Fantasy XVI o SILENT HILL f: la novedad nos llama con fuerza, y los juegos que aún no hemos completado quedan relegados. De repente, tenemos veinte juegos abiertos y ninguno terminado. El backlog deja de ser una herramienta para organizar nuestro ocio y se convierte en un muro mental que limita nuestro disfrute.
No toda la responsabilidad recae en el jugador. Los desarrolladores han aprendido a crear juegos que nos enganchan, sí, pero también alargan el tiempo de juego mucho más allá de la historia principal. Expansiones, misiones secundarias, logros, coleccionables y temporadas de contenido repetitivo diseñadas para prolongar la vida útil del juego contribuyen a que la sensación de acumulación se mantenga constante.
Un ejemplo muy claro de esto son los RPG y de aventuras modernos, como Xenoblade Chronicles 3 o The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom. Los mundos abiertos de este tipo de juegos son tan extensos en muchos casos que explorar cada rincón lleva semanas o meses, a veces incluso años. La presión de no dejar nada sin explorar genera esa ansiedad y procrastinación: la historia principal se deja de lado y el juego nunca se cierra por completo. Y cuando sumamos varios títulos del estilo como los de Ubisoft, el backlog se convierte en un monstruo difícil de dominar.
Otro factor que es un pilar para esto y una pieza clave es la expectativa social. Muchos videojuegos incluyen modos online, tablas de clasificación o un ranking de logros y listado de trofeos. Cada acción puede ser juzgada, criticada o comparada con la de los otros jugadores. Esto activa una ansiedad de rendimiento: el miedo a fallar, a ser peor que otros, a decepcionar a compañeros de equipo o a no estar a la altura. En algunos casos, este estrés hace que los jugadores abandonen títulos que antes sí disfrutaban, prefiriendo experiencias offline más relajadas.
Incluso en los juegos de un solo jugador, la comparación social tiene un efecto indirecto. Foros, redes y comunidades de videojuegos están llenos de debates sobre los finales más difíciles, el porcentaje de completitud, los secretos que solo un 1% de jugadores a encontrado, o simplemente lo más común: una lista de trofeos visibles en Xbox, PlayStation y Steam a completar al 100%. Esta exposición continua genera una presión silenciosa que puede convertir un hobby sano en un terreno pantanoso y emocionalmente exigente.
Jugar online también implica depender de los demás. En modos cooperativos o competitivos, el comportamiento de los compañeros tiene un impacto directo en nuestra experiencia de juego. Tramposos, jugadores que abandonan partidas o actitudes tóxicas provocan una frustración y desmotivación al jugador. La ciencia incluso demuestra que este tipo de experiencias negativas se contagian: observar injusticias repetidas aumenta la probabilidad de que nosotros mismos adoptemos conductas negativas por reacción e inercia.
Esa dinámica convierte el juego en una experiencia emocionalmente volátil: un espacio que debería ser disfrute se transforma en un campo minado de estrés y decepción. Para muchos, la decisión de evitar el modo online no es una cuestión de habilidad, sino de salud mental.
Aunque pueda parecer un enemigo, el backlog también puede enseñarnos a gestionar nuestro ocio y nuestras prioridades. Cada título pendiente nos recuerda algo importante: nuestros intereses cambian, nuestra atención es limitada y no siempre necesitamos terminar todo lo que empezamos. Aprender a priorizar, aceptar abandonos y establecer objetivos claros transforma la lista de juegos pendientes en una herramienta de autoconocimiento.
Yo mismo tuve que abandonar más de 20 títulos de diferentes plataformas hace unas cuantas semanas. ¿Me dio pena? Sí. ¿Ansiedad? Por supuesto, pero fue la mejor decisión que tomé este año. Esta acción y otras me han dado una liberación muy grande, por eso quiero compartir unas recomendaciones personales para que vosotros también podáis liberaros de un backlog que nos hace a todos prisioneros. La primera recomendación es que priorices de manera consciente qué vas a jugar y qué no.
Elige un juego y termina la historia principal antes de iniciar otro. También debes aceptar ir. Es decir, abandonar un título que no estás disfrutando lo que gustaría es aceptable, por muy popular que sea ese juego en ese momento. Por otro lado, tenemos que tener muy claro nuestro objetivo principal: completar la historia o la campaña cooperativa. Incluso podemos apoyarnos en alguna lista creada con Excel para tener una visión más legible de nuestro progreso.
A modo de reflexión final, podemos llegar a entender que el backlog no es un castigo, sino un espejo de nuestra pasión y cómo la gestionamos, ya sea para bien o para mal. Comprender por qué abandonamos juegos, ya sea por presión, exceso de oferta o diseño moderno nos permite tomar decisiones más coherentes y conscientes sobre nuestro ocio y el tiempo útil que le dedicamos.
Al final, la clave no es completar todos los títulos, sino disfrutar de cada juego que elegimos jugar, recuperar el control sobre nuestro tiempo y aprender a valorar cada partida. En un mundo donde la oferta de videojuegos es casi infinita mes tras mes, el verdadero reto no es terminar todos los juegos, sino disfrutar de los que realmente importan. ¿Te apetece jugar títulos que ya te pasaste hace tiempo? Hazlo. ¿Prefieres una nueva experiencia? Adelante. Al final del día, lo importante es no abrumarnos con tanto lanzamiento y centrarnos en lo que de verdad vamos a jugar y a acabar de principio a fin. Espero que esté artículo os haya servido de ayuda para intentar acabar con esa lista infinita de juegos pendientes que todos hemos tenido en algún momento.
CONTENIDO RELACIONADO
Uno de los mejores juegos de Rockstar a mitad de precio por tiempo limitado.
Si buscas humor, entretenimiento y variedad a raudales, no te pierdas esta auténtica aventura
Esta nueva aventura independiente está sorprendiendo para bien: así es Spindle.
Los jugadores de Battlefield 6 se reirán de ti... pero quizás también te teman.
Battlefield V, Digimon Survive y más serán los 7 juegos que dejarán el servicio en un mes aproximadamente
A todos nos sorprendió cuando Konami anunció, el mismo día, tres nuevos juegos de Silent Hill.
Lo nuevo de Masahiro Sakurai será el principal y único título que aparecerá en la retransmisión
Si bien no lo ha confirmado, asegura que lo están considerando activamente
Lo nuevo de PlatinumGames nos ha devuelto una de las sagas más emblemáticas de todos los tiempos
Naoki Hamaguchi, director de Final Fantasy VII Rebirth, ha reafirmado su apoyo a las tarjetas llave de Switch 2.
Y ya es decir, pero en esta fantástica entrega de God of War, Kratos es imparable.
Ya puedes jugar completamente gratis a Silent Hill 2 Remake y compañía