Hades es el roguelike perfecto y te doy 5 motivos por los que deberías jugarlo

Pese a que soy un acérrimo fanático de los roguelikes, con títulos de la índole de Slay the Spire y Dead Cells encontrándose entre mis indies favoritos, me tomó un año jugar a Hades. Mi amor por lo procedural parecía ser más débil que mi desesperanza con los single-player, y ni la innumerable cantidad de premios GOTY que se adjudicó el título de Supergiant Games fue capaz de cambiarme el ánimo. Sin embargo, la curiosidad me acechaba y, en el marco de la llegada de la obra a Xbox y PlayStation, finalmente decidí viajar al Inframundo para encontrar las respuestas tras tanta espera. Pero he salido de ahí tan solo con una pregunta: ¿cuándo voy a querer salir?

Porque, incluso aunque los últimos años de mi vida han estado marcados por una pereza enorme por probar de forma voluntaria cualquier videojuego existente, puede que la aventura de Zagreo haya logrado romper con la mala racha y ser la razón de mi reingreso a la constancia jugona. Ello, aun así, no lo sabré sino en el futuro, pero me tomaré el atrevimiento de adelantarme a los hechos y agradecerle de antemano a través de este artículo donde les comparto 5 motivos por los cuales deben jugar a Hades, el roguelike perfecto.

1. Un mundo reactivo que evoluciona con el tiempo

A diferencia del común denominador del género, Hades no se queda estancado contextualmente. En realidad, incluso fuera de las inmediaciones de la proceduralidad, el título ofrece uno de los mundos más reactivos que he visto en un videojuego; no hay acción que pase desapercibida. Si has muerto a manos de una trampa, si lograste vencer a un jefe final, si mantuviste una conversación con un personaje, todo genera una respectiva respuesta, por lo que cada intento de escapar del Inframundo ofrece más al jugador que únicamente experiencia mecánica para el próximo intento.

Así, no existen diálogos repetidos, no existe la desagradable sensación de loop que suelen padecer esta clase de obras después de varias horas, sino que existe un contexto natural que evoluciona junto al usuario. Los personajes se relacionan, hablan entre sí, comentan lo que hemos hecho nosotros o lo que han hecho ellos, permitiendo que la trama avance con naturalidad mientras nos empapamos voluntariamente de lo que acontece -ya que nada es impuesto, es decisión del jugador el interactuar o no-. En síntesis, una master class de cómo construir un universo.

2. Adicción a la orden de una jugabilidad sobresaliente

Para escribir este artículo, he jugado un aproximado de seis horas diarias en el transcurso de la última semana, y mentiría si dijese que fue absolutamente necesario (tras el tercer día, tenía más que suficiente para escribirle una biblia). Sin embargo, también mentiría si dijese que pudo haber sido de otra manera, porque no estaba en mi potestad decidir cuándo parar de jugar: Hades posee una de las composiciones jugables más completas y atrapantes que he experimentado en mi vida como jugador. Tanto que este artículo será publicado algo más tarde de lo previsto por perder la noción del tiempo mientras lo jugaba… Perdón, Víc.

3. La mejor interpretación de la mitología griega

En un mundo donde existe God of War, estoy seguro de que afirmar que Hades tiene la mejor interpretación de la mitología griega puede ser tomado como ofensa capital. Porque, claro, ¿cómo un roguelike, títulos marcados por su aleatoriedad y usual ausencia de profundidad narrativa, puede ser argumentalmente mejor que un single-player AAA? Pues, realmente, su sorpresa al leerlo ha sido la misma que he tenido yo al escribirlo, porque fue automático y sin premeditar. Y creo que es una postura más que defendible.

Ya que, comparativamente, Hades se siente más personal, puesto que ofrece un vistazo novedoso y familiar de estas figuras y conceptos mitológicos sobre los que hemos escuchado durante años. Descubrir los entresijos de la relación de Aquiles con Patroclo, conocer las personalidades de Dioniso o de Artemisa, conversar sobre los intereses de Tánatos o las erinias y visitar el Tártaro o los Asfódelos de la mano de Caronte se siente tan natural como profundo. Tanto que a veces dudaba de si jugaba para pasar el juego o si tan solo lo hacía para poder leer más de sus diálogos.

4. Una pintura en movimiento

Si los títulos de Supergiant Games son conocidos por sus marcadas direcciones artísticas, lo que han logrado con Hades lleva la situación a otro nivel; me considero una persona sumamente prolija en el uso de sinónimos, pero soy incapaz de encontrar un adjetivo que califique correctamente cómo luce esta obra. Porque, sí, describirla como hermosa o magnífica sería acertado, pero no haría justicia a lo que es capaz de evocar tan solo a través de su estética. O no tanto como la definió mi hermana menor, quien me vio estático cuando detallaba los escenarios y me preguntó que por qué la pintura se movía.

5. Es un roguelike perfecto

Con base en todo lo anterior, casi da la impresión de que Hades no es un roguelike, pero al contrario: es todo lo que un roguelike debe ser. Es, en realidad, más que lo que todo roguelike ha sido en la historia, porque genuinamente siento que este título es el nuevo máximo referente de toda su índole. Desde lo mecánico hasta lo argumental, desde lo sonoro hasta lo visual, difícilmente podría ubicar un aspecto criticable que verdaderamente pueda ir en detrimento de la maravillosa experiencia que es este viaje.

Con eso me quedo, con que, aunque suelo ser una persona recatada en lo que a afirmaciones se refiere, Hades destruyó completamente mi reservado estilo crítico; no me importa sonar exagerado o grandilocuente al hablar de él. No estoy acostumbrado a hablar de perfección y no estoy acostumbrado a introducir en los escritos las eventualidades que suceden mientras juego, pero tampoco estoy acostumbrado a jugar títulos de este calibre. Y de ahí este artículo: una recomendación para que todo aquel que no lo haya jugado se interese por él, pero también una oda al videojuego que, como ningún otro en mucho tiempo, me desacostumbró.