Desde Areajugones hemos tenido la oportunidad exclusiva de jugar Shinobi: The Art of Vengeance durante 45 minutos completos en el Summer Game Fest 2025, y podemos afirmar categóricamente que Lizard Cube ha superado todas las expectativas con su nueva creación. Este revival de la mítica franquicia de Sega no solo respeta el legado de los clásicos, sino que lo revoluciona con mecánicas de combate de una profundidad estratosférica que recuerda al sistema de combos que hizo tan especial Streets of Rage 4. La inspiración principal viene claramente de Shinobi 3, considerado por muchos fans como la cumbre artística de la saga original.
El apartado visual es simplemente espectacular, adoptando el estilo artístico característico de Lizard Cube que ya vimos en Wonder Boy y Streets of Rage 4, pero llevado a un nivel de detalle que roza la perfección. Los fondos multicapa con efectos de paralaje crean una sensación de profundidad que hace que cada escenario cobre vida propia, mientras que la animación fluida del protagonista ninja transmite una sensación de control que se siente como "mantequilla" desde el primer momento. Los efectos de partículas cuando lanzamos kunais y ejecutamos combos especiales añaden un feedback visual que hace cada golpe tremendamente satisfactorio.
Durante nuestra sesión extendida, hemos podido experimentar con el sistema de combate profundo que incluye golpe débil (cuadrado), golpe fuerte (triángulo), kunais (círculo), dash (R1), doble salto y el revolucionario Ninja Stance (R2) que desbloquea movimientos especiales. La curva de aprendizaje es perfecta: fácil de entender pero con una profundidad técnica que promete satisfacer tanto a jugadores casuales como a expertos en fighting games que buscan optimizar combos y descubrir técnicas avanzadas.
El sistema de combate de Shinobi: The Art of Vengeance representa una evolución natural del trabajo previo de Lizard Cube, incorporando mecánicas de ejecución que recompensan la precisión y el timing perfecto. Cuando acumulamos daño suficiente en los enemigos, aparece un kanji japonés sobre sus cabezas que nos permite realizar ejecuciones cinemáticas extremadamente satisfactorias que otorgan bonus de recompensas. El truco está en variar nuestros ataques: usar kunais o golpes pesados hace que la barra de ejecución se llene más rápidamente.
Los poderes ninja especiales se gestionan a través de dos medidores distintos: uno verde para técnicas de fuego (L1 + triángulo) y otro circular que rodea al personaje para habilidades de rage. La gestión de estos recursos añade una capa estratégica que convierte cada encuentro en un puzzle táctico donde debemos decidir cuándo conservar energía y cuándo desatar todo nuestro arsenal ninja. Los movimientos especiales combinados (L1 + R1) son devastadores pero requieren ambos medidores completos, creando decisiones risk-reward constantes.
El diseño de niveles combina la estructura clásica de avance lateral con elementos metroidvania sutiles, incluyendo zonas que solo pueden abrirse con habilidades específicas y comerciantes (representados por adorables cerditos al estilo Sega) donde podemos adquirir nuevas técnicas como Double Slash y Swing Attack. La progresión no se basa en subir niveles sino en desbloquear habilidades y encontrar reliquias que expanden nuestro arsenal de movimientos.
Técnicamente, Shinobi: The Art of Vengeance es una obra maestra que aprovecha las capacidades actuales para crear un pixel art de nueva generación. Los efectos de iluminación dinámica en los escenarios, especialmente durante las secuencias de fuego y explosiones, crean una atmósfera cinematográfica que rivaliza con producciones de mucho mayor presupuesto. El sistema de partículas para elementos como humo, chispas y sangre añade un realismo visceral que amplifica el impacto de cada combate.
La dirección artística rinde un homenaje perfecto al Japón feudal con un diseño de personajes que captura la esencia ninja sin caer en clichés modernos. Los enemigos muestran una variedad impresionante, desde soldados básicos hasta guerreros acorazados y jefes monumentales que requieren estrategias específicas. El primer boss que enfrentamos es un ejemplo perfecto de diseño clásico: patterns reconocibles pero con suficiente complejidad para representar un desafío real.
Los efectos de sonido y la banda sonora crean una sinfonía que acompaña perfectamente la acción frenética. Cada espadazo tiene un peso sonoro distintivo, mientras que los efectos ambientales del viento y los gritos de batalla construyen una atmósfera inmersiva que nos transporta directamente al corazón del combate ninja. La música dinámica se adapta al ritmo de la acción, intensificándose durante secuencias climáticas y suavizándose en momentos de exploración, demostrando una producción sonora de nivel AAA.
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