En múltiples ocasiones, menos es más. La filosofía de que, a menor los elementos a los que prestar atención, mayor y más directa es la diversión, ha sido recurrente desde el inicio de los videojuegos, especialmente en las obras de corte más reducido cuyo fin último es el de divertir. Juegos como Downhill ya han demostrado la efectividad que ésto puede llegar a suponer, y Odium to the Core, la creación de Dark-1 busca ser un fiel edecán de tales aforismas. ¿Lo logra? Acompáñanos para descubrirlo.
Un accionar unilateral
Adelantando de antemano que nos hallamos ante una versión no final del juego, la obra macedónica tiene un planteamiento de desplazamiento lateral con una importante base musical y sumo énfasis en su estilo artístico, el cual es oscuro y monocromático. Sin embargo, en lo que a mecánicas respecta, el título resalta por un específico detalle: tan sólo requerimos de un botón para poder disfrutar de él.
Similar a otros juegos donde un único control es necesario para luchar por lograr los objetivos que se plantean, Odium to the Core nos convida a una tarea simple: a lo largo de misiones con diversos obstáculos, siendo algunos dinámicos, hemos de mantener a nuestro protagonista en el aire sin colisionar. Al soltar el botón predeterminado para tal accionar, Odium caerá y, al volverlo a presionar, se alzará nuevamente, por lo que tendremos que jugar con el cálculo de distancias –especialmente porque, entre más tiempo lo dejemos sin presionar, más puntos ganaremos- en pos de conseguir llegar hasta el final.
Por ende, el quid es mantener el equilibrio, gozando así de múltiples checkpoints dentro de un mismo nivel para facilitar un trabajo que, de ser distinto, se volvería muy complicado. En la forma en que está estructurada, la producción encuentra un grato balance entre ser desafiante y ser benevolente, y es que, más allá de que se pueden superar los mundos con relativa facilidad, pues sólo se requiere de adaptación y el ineludible ensayo y error, aún sigue suponiendo un reto, el cual nos invita a mantenernos atados a la pantalla.
Asimismo, es imperativo destacar que, en su rol de juego arcade, Odium to the Core dota de importancia al mencionado puntaje, mecánica inexorable de las creaciones de esta estirpe. Como mencionábamos con anterioridad, dejar que Odium descienda aumenta la cantidad de puntos obtenidos en comparación a si lo mantenemos constantemente en alza, al igual que existen diversos orbes a lo largo de las misiones que, además de funcionar como perfectos guías de cuál debería ser nuestro recorrido ideal, también representan un mayor acumulado total al final del nivel, siendo éste uno de los aspectos que, como cabría esperar, aporta la mayor rejugabilidad que presenta la obra.
Entretenido y visual y sonoramente atractivo
Uno de los aspectos que más destaca de Odium to the Core es su magnífica estética. A pesar de que la versión de prueba sólo nos ha permitido catar cuatro niveles, avistamos un pulcro acabado que alberga cotas artísticas realmente agradables al sentido óptico, sobre todo por ese estilo lúgubre y oscuro que, a su manera, resulta fascinante en suma medida.
De igual forma, existe una sinfonía entre el movimiento de Odium y los temas musicales que escuchamos, pues Dark-1 ha intentado paralelar las reacciones que, usualmente, los jugadores tendrán a los diversos obstáculos con los altos y bajos de cada uno de los tracks que escucharemos. Aunque no siempre será simultáneo, de por sí las canciones son placenteras de oír, y permiten que el juego, además de ser divertido, se erija como una pieza todavía más completa.
Heraldo digno de una oportunidad
Odium to the Core, partiendo de la escisión de la obra total de la que hemos podido disfrutar, es un juego que cumple con su cometido y, debido a ello, junto a un irrisorio precio de 2.49€, nos sentimos más que cómodos recomendado su adquisición. Es divertido, es adictivo tanto en lo lúdico como en lo estético y en lo auditivo, es completamente accesible y, para pasar el rato, es una compra completamente adecuada.
Hemos de esperar, sin embargo, para descubrir cómo culmina siendo la versión final, pues Dark-1 promete secretos, jefes y una historia que nos llevará a desvelar los motivos tras la corrupción del mundo de Odium, no obstante, la impresión que nos llevamos es más que grata y, de ahí en adelante, lo añadido sólo fortalecerá aún más la llamativa apuesta del estudio.
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