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Assassin's Creed Shadows

Yo también estoy harto: 3 motivos por los que ya no compro juegos de lanzamiento (y quizás también te hayas planteado)

Cada vez estoy más convencido de que no merece la pena ser un 'early adopter' de cualquier juego

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No sé vosotros y vosotras, pero hace tiempo que abandoné esa costumbre de comprar un juego de lanzamiento a no ser que sea un título que espero con unas ganas insólitas en mi persona. Este año no he comprado nuevas entregas de mis sagas favoritas como, por ejemplo, Borderlands 4 o Dying Light: The Beast (aún siendo juegos excelentes), cosa que hubiera sido muy diferente en otra época de mi vida

Y digo esto habiendo sido el primero que ha contado con un presupuesto mensual destinado únicamente a adquirir esos juegos destacados del mes el mismo día en el que veían la luz. Pero... ¿sabéis qué? Desde que no lo hago, soy mucho más feliz. A continuación os dejo con las tres razones principales. Dos de ellas serán obvias, pero puede que la tercera no tanto.

El motivo más evidente: el dinero

Vamos a quitarnos de encima lo más evidente: comprar juegos de lanzamiento supone una pérdida automática de dinero en todos los casos. No hay que olvidar, de esta manera, que las compañías de videojuegos siguen siempre un ciclo bastante concreto en cuanto a cómo gestionan los precios de sus respectivos lanzamientos: sacarlo a precio completo para aprovechar máximos beneficios de sus ventas iniciales y, a los 3 meses, comenzar a aplicar rebajas severas sobre el mismo para hacerlo más atractivo de cara a alcanzar un grupo más extenso de usuarios.

Es más que obvio que la paciencia es el mayor aliado de nuestra cartera en estos casos y tenemos ejemplos de ello casi todos los días: no compré Assassin's Creed Shadows de lanzamiento el año pasado y he podido conseguirlo hace escasos días a mitad de precio. No hay mucho que debatir aquí: esperar para comprar un juego siempre está ligado con ahorrar dinero.

Assassin's Creed Shadows rebajado
La paciencia es el mayor aliado de la cartera de cualquier jugador

Evidente, pero no tanto: el estado del juego

Hoy en día se conoce como ¨early adopter¨ a aquellas personas que compramos un juego el mismo día de su lanzamiento, y la cuestión aquí es que el término tiene información entre líneas que es importante leer. En este caso, se refiere a esas personas que tomamos la decisión de ¨adoptar¨ un juego cuando acaba de salir como manera de apoyar el lanzamiento y al estudio que lo ha estado desarrollando durante años.

En este mismo sentido, cada vez es más común ver cómo un juego sale en un estado cuanto menos cuestionable: problemas de rendimiento, bugs e incluso mecánicas que son modificadas en actualizaciones posteriores una vez el estudio ha recibido el primer feedback de la oportunidad. De esta manera, se podría decir que ser un ¨early adopter¨ del juego también es pasar por adquirir la peor versión posible del mismo, presuponiendo que este será mejorado en el futuro con distintos parches.

Esto es algo que ocurre con todo tipo de lanzamientos: sin ir más lejos, Hollow Knight: Silksong salió al mercado con una serie de imperfecciones en su dificultad que el estudio se vio obligado a modificar con una actualización. Algo que se antoja como inevitable: al fin y al cabo, la industria de los videojuegos juega mucho con la anticipación de los fans y siempre habrá gente que quiera comprar un juego sin pensárselo dos veces. Y, si bien es cierto que esto es algo que respeto como el que más, he tomado la decisión de esperar, como mínimo, unas semanas, para no llevarme chascos inesperados.

El menos evidente: el JOMO

El otro día estaba hablando con mi pareja de manera casual sobre no acudir a un plan que le había surgido y, cuando yo saqué el término FOMO al tablero, ella contraatacó con otro inesperado: JOMO. y es que, mientras el primero hace alusión a Fear of Missing Out como referencia a ese sentimiento de inquietud que uno experimenta el percibir que se está perdiendo algo importante, el segundo es todo lo contrario: Joy of Missing Out o, traducido al castellano, el placer de no tener que estar siempre a la última.

Y es que he de reconocer que una buena parte de lo que ha hecho que durante muchos años fuese un early adopter tenía que ver con el FOMO: era incapaz de tolerar el estar perdiéndome parte de la fiesta con un nuevo lanzamiento, pero he tomado la decisión de cambiar esa filosofía. Desde ese mismo momento, he notado diferencias sustanciales en mi forma de disfrutar los videojuegos: los degusto con mucha más intensidad, calma y sin verme contaminado por el continúo flujo de opiniones de los demás, siendo más fácil que el juego tenga un impacto más sincero en mi persona.

Evidentemente, todos somos humanos y os puedo asegurar desde ya mismo que probablemente vuelva a comprar videojuegos de lanzamiento en el futuro, sobre todo, si pertenecen a mis franquicias predilectas (The Elder Scrolls VI es el primer juego que se me ocurre). No obstante, os puedo asegurar que esto del JOMO me ha aportado una paz interna en el día a día que no sabía que existía. Al fin y al cabo, he vuelto a recordar la premisa más importante de lo que significa videojuego como palabra y entidad: son para divertirse. De eso ha ido siempre toda esta movida. ¿Qué pensáis vosotros y vosotras al respecto? Os leo en los comentarios.

Redactado por:

Crecí rodeado de naturaleza y campos de trigo, pero con la cabeza llena de historias sobre dragones y planetas lejanos. Después me hice psicólogo para poder fascinarme con las historias de los demás.

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