Un reciente estudio presentado en la revista New Scientist por el profesor de la Universidad británica de York, Paul Cairns, ha considerado que los vídeojuegos dan un efecto placebo en los jugadores.
De acuerdo al artículo, el profesor sintió curiosidad por el fenómeno del placebo que con una simple píldora de azúcar lograba aumentar el rendimiento de un deportista. Para ver como esto se traduce en el mundo de los videojuegos, Cairns y su compañera Alena Denisova pidieron a 21 personas jugar en dos rondas separadas al indie Don't Starve, un juego de exploración y supervivencia con cierta temática a las películas de Tim Burton.
En la primera ronda se les comentó que el mapa se generaba aleatoriamente y, en la segunda ronda, se explicó que el mapa era producto de la IA del juego según el comportamiento y la habilidad de la anterior partida, lo cual era falso ya que siempre los mapas están generados al azar. No obstante, tras esta información algunos personas creían que el juego iba a ser más inmersivo y atractivo, o que era más fácil en la primera partida. Solo uno de ellos consideró que los mapas eran generados igualmente en ambas ocasiones.
Esta investigación fue presentada en la conferencia CHI Play de Londres de este año donde el psicólogo de la Universidad Estatal de Florida, Walter Boot, consideró que el efecto dependía del propio videojuego y como se sentían los jugadores tras haberlo probado, algo muy parecido a lo que experimentan los que compran un iPhone nuevo cada año.
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