“La Zona” sigue cociéndose a fuego lento pero demostrando ya todas sus cartas. No han sido dos episodios, el tercero y el cuarto, que se puedan denominar lentos: sí se puede decir que son capítulos con mucha información, giros de guión y diálogos complejos que pueden dar esa sensación de lentitud. Pero también podemos aventurar que la serie mejora hora tras horas, habiéndonos deparado los 120 minutos más intensos de este thriller español que aspira a estar en lo alto de la producción televisiva patria.
Comenzamos los dos nuevos capítulos de "La Zona" donde dejamos el anterior, por lo que en esta ocasión no hay un salto temporal en la serie: descubren que la casa de los ancianos ha sido atacada, y la mujer tiene que ser atendida urgentemente por los dispositivos sanitarios por el estado de gravedad en el que se encuentra. En otro orden de cosas, el grupo de “rebeldes” (si es que se les puede llamar así) que “supuestamente” se dedican al tráfico ilegal de productos en la zona de exclusión, descubren dos cadáveres en medio del bosque.
Cada vez es más sombrío el ambiente que rodea a este grupo de personas del que vamos conociendo pinceladas poco a poco: la atmósfera opresiva de la serie recae sobre ellos, sobre el inspector protagonista y sobre su acompañante, vinculado de alguna forma al grupo rebelde.
⚠ Thriller policíaco, suspense, misterio, drama... #LaZona N̶O̶ tiene un solo género. pic.twitter.com/eavjnfxk6M
— Movistar+ (@MovistarPlus) November 16, 2017
También en estos dos episodios conocemos nuevos detalles sobre la trama política y sanitaria en la que se ve envuelta el Gobierno a causa de las autopsias fallidas realizadas hace tres años, en las que se ven envueltas no solo la hija del inspector, muy vinculada con uno de los principales dirigentes de la sociedad retratada en la serie, sino la propia psicóloga interpretada por Alexandra Jiménez que participó en dichas pruebas y que en todo momento parece ocultar algo. Una trama compleja que nos va dando pinceladas de maestría gracias al guión de “La Zona”, uno de los mejores que se recuerda habiendo visto el episodio 3 y 4, y restando aún media temporada.
Del propio ambiente social en la zona de exclusión, vemos el desánimo por la falta de interés del Gobierno, ya que las ayudas recibidas son insuficientes; la diversión que hay en este lugar difiere mucho de la que existe en nuestro día a día, mostrando una cara también oscura y lúgubre, con antros con luces de neón; el peligro de la zona cero y su contaminación, que aquí si requiere trajes de protección (el problema que observamos al comienzo de la serie, sobre la falta de concordancia entre llevar traje y no, aquí queda solucionado).
No hemos mencionado tramas argumentales en sí, sino premisas, porque creemos necesario que estamos ante una serie que hay que ver y no leer. Os podemos decir que estos dos capítulos han sido los más interesantes hasta ahora, y aunque hay algunos altibajos en las tramas (el drama personal del inspector nos va aburriendo), la inclusión de los “liquidadores” ha sido un revulsivo que nos permite conocer más sobre una sociedad dañada para siempre. Y sobre todo, comenzamos a ver una subida de la radiación preocupante para la población, que dará mucho juego de aquí a final de temporada (el cierre del colegio es un clímax perfecto a esta trama junto al conocimiento de una fuga) unido al giro de guión que da el final del cuarto episodio con el descubrimiento de la implicación en la trama de tráfico de productos radiactivos por parte del policía interpretado por Álvaro Cervantes.
El público está arropando “La Zona”, con audiencias que rondan las cifras (y superan como en el cuarto episodio) de “Velvet Colección”, serie que ha sido renovada por una segunda temporada por, según la propia Movistar+, superar la audiencia de “Juego de Tronos” en dicha plataforma. A parte de la genial historia que han conseguido lograr comunicar, su otro pilar es la técnica visual y sonora que desprende en casi todos sus apartados.
El sonido logra a la perfección crear un ambiente de misterio gracias a su uso de la banda sonora en momentos concretos. En cambio, hay un gran fallo que achacarle ya no solo a “La Zona”, sino también al resto de series españolas: la dicción de los personajes es muy mala, y es un aspecto que hay que mejorar en las escuelas de actores y en las propias producciones: no nos enteramos de muchos diálogos, que hay que volver a escuchar para lograr comprender. Sobre todo ocurre cuando la voz exige susurrar.
En el plano visual, tenemos una ambientación y un ritmo americano, que logra condensar en 50-60 minutos lo que en la televisión pública española se haría en 80. Planos extensos y largos, cámara en mano y grandes panorámicas, planos introspectivos que contrastan con otros que cubren enormes distancias, fotografía oscura que no falla a la hora de grabar en ambientes lúgubres (algo que en las series españolas no se logra y hay que recurrir a la iluminación artificial) y un contraste muy poco acusado que deja una imagen sucia que gusta, y mucho.
Destacamos dos escenas potentes como la visión de los “liquidadores” (aquellos que limpian zonas contaminadas) yendo al lugar de trabajo (aunque creemos que el toque masculino de este escuadrón es exageradamente clasista y machista, debe ser parte de lo habitual en la sociedad que retrata la serie); y los coches embarrados y cubiertos de maleza en la zona contaminada. Y aunque es diferente en “espectacularidad”, la escena en la que Álvaro Cervantes habla con el supuesto líder del grupo rebelde traficante, llama mucho la atención por el juego de sombras.
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— La Zona en Movistar+ (@lazona) November 15, 2017
Los actores sobresalen casi todos, pero algunos como la joven del grupo traficante, deja entrever que es mala intérprete, y si no lo es, tiene una mala dirección de actores detrás, puesto que su personaje parece siempre enfadado, refunfuña y a menudo, ni se le entiende. Está sobre actuada. Apostamos a una mala dirección del personaje porque creer que la joven no es buena actriz cuesta si vemos a una Alexandra Jiménez cada vez mejor, un Eduard Fernández en su línea y un Álvaro Cervantes que nos va convenciendo con el paso de los episodios.
No sabemos si “La Zona” mantendrá el ritmo en los últimos cuatro episodios de la primera temporada, aunque si conocemos que el final será abierto a una segunda temporada pero cerrando sus tramas principales. El aumento de la radioactividad será el asunto a tratar con casi total seguridad en los próximos episodios ya que una parte importante de la trama policial parece haberse calmado. La fuga es importante, afectará a la población y de momento permanece oculta a los principales actores sociales: en cambio, Alexandra Jiménez podría ser la desencadenante de sacar el tema a la opinión pública. La tensión aumenta, y la olla a presión, aún a fuego lento, acabará estallando.
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