A comienzos de mes, desde Areajugones tuvimos la oportunidad de catar Extinction: la obra de Iron Galaxy Studios centrada en dinámicos enfrentamientos contra titanes de proporciones bíblicas. En su momento, resaltábamos que al equipo tenía la tarea de eliminar la monotonía y la falta de variedad "en pos de su magnífico planteamiento, su sublime y excepcional sentido de la kinestesia y su sobresaliente apartado artístico", dando así un juicio final de "entretenida y plausible experiencia". Ahora, el juego ha salido al mercado de forma oficial y ya puede ser adquirido en sus diversas variantes y, en ese entonces, cabe hacer la pregunta: ¿han logrado su cometido?
En esta travesía, encarnamos a Avil: el último miembro de un linaje de guerreros de élite conocidos como los Centinelas. Éstos, otrora y según cuenta la leyenda, se encargaban de proteger al reino de cualquier amenaza, siendo la principal una serie de magnos seres conocidos como los Ravenii, unas bestias inimaginables en dimensión. Sin embargo, las civilizaciones de la actualidad consideraban tales crónicas como un mito, mas se vieron en la obligación de reconocer la realidad en el preciso instante en que su regreso supuso la erradicación de todas las ciudades salvo una: Dolorum, urbe donde se desarrolla toda esta historia.
Por otra parte, junto a Xandra, nuestra inamovible compañera, y el Rey Yarrow, quien precede a la nación, tendremos la misión de afrontar la invasión en búsqueda de la supervivencia. A lo largo de la trama, descubriremos más información sobre el temerario protagonista, su aliada, la historia que yace bajo el legado del grupo de guerreros y el objetivo que mueve el ataque de los colosos, todo de forma simultánea mediante diálogos y escenas cinematográficas de estilo cartoon -muy amenas- cuyo fin es mover la trama; una que, si bien resulta interesante, peca en el modo de desenvolverse.
Así, pues, es imperativo enfatizar que Extinction, efectivamente, cuenta con una historia atractiva. Personajes definidos, constante sensación de descubrimientos sobre quiénes somos y sobre lo que nos rodea y eventualidades específicas impactantes son las principales basas para así afirmarlo, no obstante, el inconveniente primordial nace desde su narrativa, pues ésta avanza a través de extensos diálogos estáticos que no involucran al jugador, además de una estructuración de misiones únicamente creada para, a través de encomiendas repetitivas y carentes de sentido, extender de manera artificial la vida útil del juego. Aun así, se trata de un argumento fácilmente disfrutable que mantendrá en vilo al usuario tras la culminación de cada capítulo -son 7 en total-, mas dista en demasía de ser uno de los flancos fuertes de la producción.
Y es que, a la par de lo previo, cada encomienda se compone de objetivos principales y secundarios que no varían en lo absoluto. Las tareas enseñan un rango entre asesinar un número determinado de abominaciones, soportar el asedio de los mismo durante una cantidad específica de minutos y salvar un particular número de ciudadanos, sin ofrecer mayores retos que, desde el punto de vista jugable, materialicen situaciones diversas. Como bien explayaremos más adelante, es posible trascender de estos traspiés debido a que, en síntesis, el título es muy divertido, pero ello no le inhibe de presentar condicionantes que restan en notoria medida al global del producto.
En contraparte, donde recae el mayor peso de su positiva recepción es en la jugabilidad, ámbito donde Iron Galaxy logra un acabado que, si bien no ha evolucionado respecto a lo que esperábamos, pues mantiene los mismos errores que, posteriormente, detallaremos, continúa presentando la base que nos resultó tan atractiva en un comienzo. De esta forma, la compañía logra ofrecer grandes dosis de diversión distribuida en una adecuada cantidad de horas de juego, cuya única traba surge de la mencionada extensión artificial del viaje pero que, por el placer de las mecánicas, se ve mermada en pos de continuar con el entretenimiento.
En términos más específicos, el pilar fundamental es el combate contra los Ravenii, quienes pueden ser vencidos a través de la acción del desmembramiento. Para lograrlo, haremos uso de nuestra hoja pero, primero, tendremos que deshacernos del blindaje que los protege, el cual viene en distintos materiales y, por lo tanto, cambia la táctica para afrontarlo. A dicho respecto, variando según si es madera, hierro, oro, entre otros tipos de blasón, hemos de adversar cada titán con una filosofía distinta ya que, mientras unos pueden quebrantarse de un único ataque, otros cuentan con broches que han de romperse y algunos, directamente, son indestructibles, diseño que intenta dotar a cada encuentro de la variedad que el ser per se no puede entregar pues, a efectos prácticos y, cabe destacar, negativos, todos los magnos enemigos se comportan igual.
Pese a ello, es necesario hacer hincapié en que matar a los Ravenii es divertido; épico, más precisamente. Aunque, sí, dependemos de la misma única habilidad para eliminarlos -un corte especial que, con un sólo botón, nos permite destruir piezas de armadura y desprender miembros para, una vez cargada una barra, desemboca en poder realizar el Golpe Letal-, lo cierto es que la estructura lúdica es tan divertida que la monotonía puede obviarse en gran margen. La manera en que el estudio ha dado forma al quid de lo jugable presenta un diseño sumamente agradable, en especial porque lo increíble del encuentro, lo fantástico de la batalla y, sobre todo, las dimensiones visuales que adornan la misma son características férreas, sólo menguadas por el constante desgaste de la epicidad al enfrentar a tantos Ravenii durante la campaña.
Asimismo, durante los intervalos existentes entre cada combate contra los gigantes, hay escaramuzas más pequeñas contra enemigos denominados chacales, cuyo principal objetivo es eliminar a los ciudadanos que nosotros tendremos que salvar por medio de un cristal. De todo esto, resalta la fluidez y adicción con la que, incluso a pesar de no albergar demasiados poderes, Avil nos hace disfrutar de toda lucha, la cual presenta el arte del corte como principal máxima en cada pincelada. Éso sí, resulta desafortunado que el juego adolezca de una nimia gama de esbirros, causando entonces que uno de los errores más notorios de los Ravenii se exteriorice a sus pares menores.
De otro modo, en lo que a esbozos de rol se refiere, cumplir con cada objetivo, además de resquebrajar el blindaje, nos concederá puntos de habilidad, los cuales pueden ser utilizados para mejorar las capacidades de Avil. Desde aumentar sus puntos de vida hasta dotarlo de nuevos movimientos, pasando por ampliar la altura de sus saltos o el alcance del radar del mapa, podremos medrar el poderío de nuestro Centinela, lo cual da como producto un mayor afán por sufragar cada meta y más sensación de personalización. No es un sistema muy profundo, sin embargo, pero se erige como un buen añadido cuya presencia no resta sino que, por el contrario, suma.
Y añade presencia al igual que lo hacen las tres modalidades de juego parelelas a la campaña: Modo Refriega, donde creamos nuestros propios niveles y podremos encomendar a otros jugadores a que los culminen; Modo Extinción, que es el equivalente al más que usual estilo Horda; y el Reto Diario, el cual puede variar y que nos enfrenta a otros jugadores, y a nosotros mismos, para ver quién logra un puntaje mayor.
Destacablemente, uno de los mayores portentos que presenta la jugabilidad de Extinction recae en la libertad de movimiento con la que contamos. Avil es un guerrero ágil y rápido, el cual puede recorrer grandes distancias tanto por tierra como por aire, esto último gracias al gancho que le permite impulsarse en específicas salientes, su capacidad de planear, correr por las paredes de los edificios, hacer saltos dobles, escalar a los Ravenii y, como si de una maravillosa sinfonía se tratase, poder hilar todas estas acciones sin tan siquiera volver a tener que tocar el suelo.
En alusión a ello, es inexorable recalcar que es un verdadero placer desplazarse por los mapas. Además de que éstos presentan un diseño estético agradable -en general, el apartado visual es artísticamente elogiable-, la posibilidad de trasladarnos con tanta soltura genera una satisfacción que no nos cansaremos de sentir ni de describir. Además, podremos desbloquear específicas habilidades que nos concederán la potestad de ser aún más versátiles, dando así saltos de dimensiones impensables que, cuando funciona junto a todos sus símiles, es verdaderamente magistral.
Desafortunadamente, Extinction no evolucionó como deseábamos y ello le restringió la posibilidad de llegar aún más lejos. Mala deposición de la historia, escasa variedad de objetivos, enemigos y Ravenii y múltiples indicios de monotonía en diversos menesteres; el peso de lo negativo es tangible, y quien pruebe los postulados que plantea Iron Galaxy Studios así lo podrán percibir pero, aun así, la crítica es a favor.
A fin de cuentas, la creación hace gala de una base jugable que, más allá de errores, termina siendo muy entretenida. Enfrentar a los Ravenii, aunque sea lo mismo en cada encuentro, cuenta con un maravilloso carácter épico; combatir con los chacales, aunque no sean diversos, es muy fluido y da una grata sensación de destreza; el movimiento a lo largo del entorno es indescriptiblemente mágico y, al sintetizar a lo que nos convida como conjunto, no nos caben dudas en que el entretenimiento que obsequia es más que la suma de sus perjuicios.