Salvo El Irlandés, la última película de Martin Scorsese para Netflix, pocos son los largometrajes que se atreven con una duración de 4 horas, y hay varios motivos para resignarse con dicha longitud: primero, en cines es probable que te exijan una versión más corta para poder programar la cinta en un número mayor de pases; segundo, los espectadores, cada vez más, prefieren experiencias más breves aunque más intensas, y fijan su límite en 180 minutos (como por ejemplo, Vengadores: Endgame).
Ari Aster, director de Midsommar, parece hacer caso omiso a esta regla no escrita de la industria, ya que a tenor de sus últimas declaraciones, su próximo proyecto durará 240 minutos: "todo lo que sé es que durará cuatro horas", y que será "una comedia de pesadilla". Es decir, esta nueva cinta del director de Midsommar, que fue alabada por la crítica, pero que provocó división entre el público, no se alejará del terror que le caracterizó tanto en su anterior trabajo como en Hereditary, pero sí de registro: pasa del drama psicológico a la comedia.
Este cineasta es sin duda uno de los más especiales en la actualidad, y pese a que sus proyectos han tenido cierto éxito, no se aleja demasiado de la esfera independiente. Por ejemplo, Midsommar bucea en una historia que no es apta para todos los espectadores, y su historia es tan compleja y rocambolesca que algunos medios de comunicación no lograron entenderla. ¿Cambiará la historia con esta "comedia de pesadilla" que anuncia ahora Ari Aster?
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