Patria, aunque pueda parecerlo en un primer momento, no es una ficción sobre ETA; tampoco sobre las barbaries que el grupo terrorista cometió con la excusa de defender el Euskal Herria. Es una serie sobre lo importante que es aprender del pasado, y más aún perdonar los errores que todos cometimos. Es un retrato sobre una sociedad vasca rota reflejada en dos familias: la de Bittori, y la de Miren, dos mujeres fuertes, valientes y amigas. Dos conjuntos que se rompen con el impactante sonido de dos disparos contra el Txato.
Quizás estamos frente a la mejor serie que España ha producido en las últimas décadas; quizás también exageramos en un 2020 en el que hemos visto Veneno y Antidisturbios junto a Patria en el mismo lapso de tiempo. Pero os aseguramos que la ficción de HBO, que adapta el libro homónimo de Fernando Aramburu con maestría, es una obra maestra. Un documento visual necesario que profundiza en el amor de madre, en el amor de esposa, en el amor de hijo, en el amor de amiga. Sí, podríamos decir sin equivocarnos que Patria es una producción televisiva sobre el amor, porque todos se quieren, y todos se añoran.
Todo se centra en dos personajes: Bittori, rota tras el asesinato de su marido, el Txato, por parte de ETA después de negarse a pagar el dinero que le exigen por ser empresario; y Miren, una mujer que se enrosca en su aparente fortaleza tras el encarcelamiento de su hijo Xose Mari por haber estado presuntamente implicado en el asesinato del Txato. Lo que viene a continuación es un juego de líneas temporales magistralmente realizado, en el que se utilizan diferentes perspectivas para ver los sucesos desde el punto de vista de cada personaje implicado.
Pero el drama vasco no solo afectó a los asesinados y a los asesinos; también a sus familias. Hijos huérfanos de padre que se refugian en la soledad; otros que buscan una escapatoria, un cambio de vida, un objetivo que les haga olvidar lo vivido. Amigos que te giran la cara por miedo a las represalias por parte de ETA; pero también amistades que cambian porque están a favor de la lucha armada. Este grupo terrorista no solo mató: también destruyó relaciones forjadas con el paso de los años.
Y tampoco podemos olvidar la otra parte de la historia: unas fuerzas y cuerpos de seguridad que, no en pocos casos, se sobrepasaron con los detenidos, poniéndolos al limite y no cumpliendo con las debidas garantías que estos deben tener en comisaría. Porque en muchas ocasiones, los 'etarras' consideraban a sus compañeros de lucha su única y verdadera familia, y delatarlos iba a en contra de su código de honor.
Ahora bien, es cierto que el cartel promocional de Patria fue polémico por equiparar el sufrimiento de las víctimas con el de los verdugos, pero en la serie esto queda mejor representado, y diríamos que tan solo un pequeño porcentaje del metraje se centra en las barbaries que Xose Mari sufrió a la espera de juicio. El resto, simplemente es el daño de dos familias rotas por un conflicto que nunca hubo de empezar.
Por último, queremos agradecer a las actrices la enorme interpretación que han hecho con personajes tan complejos como Bittori, Miren y, sobre todo, Arantxa. No puedo terminar esta pequeña crítica sin aplaudir el trabajo de Loreto Mauleón como hija de Miren, una joven que queda postrada en una silla de ruedas tras un ictus y que tiene la difícil tarea de reprender a su madre, y de unir a dos familias separadas durante años. Un personaje con mil aristas y con una actuación redonda. Ella es la verdadera esencia de Patria. Y lloraréis, por supuesto; con ella, con ellas, con todos, y con esa emotiva escena final en la que sobran las palabras.
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