Tras el apabullante éxito de “Bruja Escarlata y Visión”, Marvel y Disney Plus ya han estrenado su segunda gran colaboración. “Falcon y el Soldado de Invierno” aterrizó con fuerza la semana pasada en la plataforma y dejó un muy buen sabor de boca. No en vano se convirtió en el estreno más visto de la (corta) historia de Disney Plus.
Al igual que la serie predecesora, esta producción tiene como misión arrojar luz sobre dos personajes de la franquicia que han quedado siempre en segundo plano. Y si en el primer episodio de “Falcon y el Soldado de Invierno” -más allá de esa espectacular secuencia inicial de Sam Wilson derribando aviones y helicópteros- se nos presentaba la cara B de las vidas de ambos héroes, ahora sí que han llegado los guantazos.
Un pasado muy presente
El segundo capítulo, titulado “El Hombre Estrellado”, confirma lo que la semana pasada se había sugerido. Toda la serie girará en torno a la necesidad de Sam y Bucky de corresponder a la confianza que Steve Rogers depositó en ellos para que continuaran su legado. Y ahí es donde radica el problema de ambos, la gran virtud de "Falcon y el Soldado de Invierno". El Capitán América es irrepetible e irremplazable, por mucho que un soldado disfrazado se empeñe en lo contrario.
Hablamos, claro de John Walker. En un ejercicio brillante por parte de los creativos de la Casa de las Ideas, este aspirante a héroe se nos presenta por primera vez en "Falcon y el Soldado de Invierno" con la finalidad de sembrar un mar de dudas en el espectador. Por un lado, se le da un trasfondo y se deja claro que, además de un capacitado héroe de guerra, quiere hacer su trabajo lo mejor posible. Por otro, sabemos que el escudo no es para cualquiera. Incluso nos pareció coherente que Sam, un Vengador con todas las de la ley y muy cercano a Steve, lo entregara por no creerse lo suficientemente buen heredero.
Esta ambivalencia entre el odio y el interés hacia el personaje se planta como una semilla en espectador de forma especialmente notable en las escenas de acción del episodio. Walker ayuda a los protagonistas arriesgando su vida, sí, pero también se sugiere que lo hace con el fin de convertirse en el héroe y llevarse la gloria. En definitiva, el eje sobre el que gira todo es la sombra de Steve Rogers, pese a que ya no esté.
Acción frenética
No nos engañemos, como fans de Marvel y su UCM lo que esperábamos de “Falcon y el Soldado de Invierno” eran buenas dosis de mamporros. El pasado episodio nos dejó la mencionada secuencia de Falcon para abrir el apetito, y en esta ocasión nos vuelven a regalar otro momento sensacional: una brutal pelea en lo alto de unos camiones en marcha, digna de las mejores cintas de la compañía.
Y ahí es a donde la serie quiere llegar. Si “Bruja Escarlata y Visión” vivía de presentar nuevos ingredientes y cerrar cada capítulo con grandes raciones de misterio, “Falcon y el Soldado de Invierno” hace justo lo contario. Recicla lo que sabe que funciona en este tipo de personajes y lo plasma en la pantalla sin miedo en 50 minutos de ritmo elevadísimo. Es, ese aspecto, mucho menos pretenciosa y por eso sería tan injusto compararlas.
Equilibrar la balanza
Eso sí, aunque la acción esta vez ha estado muy presente y se han dado grandes pasos en la trama, la psicología de Sam y Bucky no ha quedado de lado ni mucho menos. Sus problemas personales adquieren tanta importancia que acaban entremezclados en la propia historia (ese pasado que no deja de perseguir a Bucky, esta vez en bajo el rostro de Isaiah).
Y es que solo pretenden encontrar su lugar en el mundo post-Thanos, aunque algunas cosas, como las pesadillas, no hayan cambiado tras el chasquido. Especialmente impactante es el momento en el que Sam está a punto de ser detenido por el simple hecho de ser negro y estar discutiendo a pleno pulmón con Bucky en mitad de la calle. En definitiva, en “Falcon y el Soldado de Invierno” la acción y el drama humano se aúnan y potencian mutuamente.
Conclusión
El segundo episodio de “Falcon y el Soldado de Invierno” recoge el tono del que hizo gala el anterior para multiplicarlo y avanzar en la trama al más puro estilo Marvel. Se presentan nuevos personajes, se profundiza en los protagonistas, se dan nuevos detalles sobre los villanos… Y hay peleas, puñetazos y hasta escudos volando. Porque, como Sam y Bucky -y como el espectador- la serie vive muy cómoda en la nostalgia de los viejos tiempos de Steve, Tony y compañía. Y qué manera tan acertada de explotar esto.
El segundo episodio de “Falcon y el Soldado de Invierno” recoge el tono del que hizo gala el anterior para multiplicarlo y avanzar en la trama al más puro estilo Marvel. Se presentan nuevos personajes, se profundiza en los protagonistas, se dan nuevos detalles sobre los villanos… Y hay peleas, puñetazos y hasta escudos volando. Porque, como Sam y Bucky -y como el espectador- la serie vive muy cómoda en la nostalgia de los viejos tiempos de Steve, Tony y compañía. Y qué manera tan acertada de explotar esto.
Ritmo vertiginoso muy agradecido
Gran avance en la trama
Secuencias de acción hipnóticas
Continua profundizando en la psicología de los héroes
La dualidad de sensaciones que genera John Walker
El cliffhanger final ya se conocía y no genera demasiado hype