Entro a Twitter, y entre comentarios sobre la historia de los nuevos episodios de Élite me sigo encontrando a 'haters' que me sorprende que sigan comentando la serie tres años después de su estreno. O la ven a escondidas, por si alguien se ríe de ellos, o simplemente son un poco tocap***. O quizás un poco de ambas cosas, es algo que nunca llegaré a comprender, pero tanto con Élite, como con Física o Química en el pasado, daba la sensación de que no era legal disfrutar de estas series por ser productos 'para jóvenes', cuando en el fondo son mucho más que eso.
Y es que Élite no es simplemente un drama juvenil como lo pudo ser Compañeros, Al salir de clase o Física o Química sin ir más lejos; esta serie de Netflix es un thriller con todas las letras; intriga por saber quién asesinó a quién, por descubrir con quién se va a liar Omar o Ander en la próxima secuencia, por aventurarnos a hacer conjeturas sobre qué diablura está planeando Lucrecia para hacer daño a sus enemigos. Hablamos de un juego con el suspense que muy pocas series españolas han conseguido acertar, y todo ello sí, revestido de sexo, drogas y alcohol, por supuesto, porque aunque nos digan lo contrario, a los jóvenes y adultos nos encanta disfrutar de esto último.
También debemos decir que Élite es como esa fantasía sexual que nunca vas a cumplir por ser tan imposible, y es que cada plano, cada diálogo y cada secuencia está planeado de tal forma que juega con nuestros deseos más profundos y secretos, apetitos que ni nuestra familia ni pareja conocen. Podemos decir que Élite nos seduce, nos atrapa con sus redes invisibles, y juega con nosotros como lo puede hacer ese 'crush' inalcanzable que endiosamos con cada acción.
Lo siento tío (o tía, claro está), no molas más por formar parte de ese grupo de personas que despotrica de Élite por ser una serie con amplias dosis de sexo explícito, violencia, drogas y alcohol, porque esa época en la que Mentiras y gordas fue un duro golpe para nuestra sociedad ha pasado; ahora, esa cinta de Menkes es mala, simplemente eso, y no por mostrar jóvenes desnudos nos vamos a asustar. Élite, en cambio, es buena, y por lo tanto, merece el respeto que tiene La casa de papel o cualquier otra serie española de Netflix que lo tenga.
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