Análisis The Legend of Zelda Skyward Sword HD para Nintendo Switch: Un placer tenerte de vuelta
Volver a jugar la historia de Skyward me ha dado perspectiva sobre su verdadero significado. Un juego que sale de la sombra para brillar con más intensidad
Lo siento. Y lo digo de forma sincera. Hace 10 años fui uno de esos jugadores que castigaron a este Skyward Sword de Wii de forma tajante. El sistema de control, la jugabilidad, la nueva relación entre Link y Zelda...Son patrones que me sorprendieron en su día y que me decepcionaron. Yo quería que Zelda fuera una princesa; quería aporrear botones para usar la espada o quitar la dichosa barra de resistencia. Me equivoqué. No fui capaz de ver lo que la saga necesitaba y simplemente quería que todo fuera igual que siempre. Esa fue mi relación con Skyward. Una relación que 10 años después, gracias a The Legend of Zelda Skyward Sword HD, recupero para verla desde otro punto de vista, como podréis comprobar en este análisis.
Es un juego colorido, místico y simpático pero sobre todo, incomprendido. Todo ello en la misma coctelera. Siempre estuvo a merced de sus “hermanos” mayores y eso le pasó factura. Vivir a la sombra de juegos como Ocarina of Time, Wind Waker o Twilight Princess no debe ser fácil, pero vayamos por partes, ¿Por qué es un juego incomprendido? Porque básicamente no lo quisimos comprender. Y hablo desde mi punto de vista ya que para muchos fue el primer contacto con la saga. No fue mi caso.
Cada juego de Zelda debe ser un ataque de ansiedad para los desarrolladores de Nintendo. Las altas expectativas hacen que no puedas bajar los brazos. Todo debe ser más y mejor. Hay que complacer a los fieles pero también hay que sumar nuevos seguidores. Intentas innovar, ser diferente, sorprender, pero a veces, no lo conseguimos. Este juego marca un punto de inflexión en la saga. Es el puente que une lo viejo con lo nuevo. Un juego que se acostumbró a vivir en la sombra y ahí fue donde forjó su personalidad. Diez años después ha dado un paso al frente para decir: “Aquí estoy. Soy la semilla de lo que vino después. Soy el fnal de una forma y el principio de otra”.
A medida que avanzaba en el juego era como si mantuviéramos una conversación de tú a tú. No tenía expectativas, ni prejuicios. Me reconcilié con su significado y disfruté de ello. Vaya, si lo disfruté. Volver a visitar los templos clásicos; la épica de los jefes finales o el carisma de algunos de sus personajes hacen que sea juego especial. Puede que no sea mi Zelda favorito pero desde luego ha subido peldaños en mi escala y lo único que he necesitado es perspectiva y tiempo.
El George Harrison de los videojuegos
Todos recordamos esa banda de Liverpool llamada The Beatles. Lo revolucionaron todo. Eran talento puro y duro. Los Avengers del pop-rock de los 60. Algunos de sus integrantes como John Lennon (Ocarina of Time), Paul McCartney (Twilight Princess) o Ringo Star (Wind Waker), acaparaban todas las miradas. Sin embargo, cabe destacar la presencia de un músico de perfil bajo que sin hacer mucho ruido demostró talento entre tanto coloso y no fue otro que el gran George Harrison (Skyward Sword).
Un músico experimental pero que siempre guardó un perfil bajo. Su intención no era estar en primera línea sino innovar, experimentar y aportar algo nuevo. Muchas veces bajo la tutela de las verdaderas estrellas pero que poco a poco, se convirtió en alguien respetado y amado a partes iguales. Eso es lo que ha conseguido este Skyward Sword. Convencerme de que no es menos que otros juegos de la saga.
Tiene personalidad; valentía para introducir nuevas acciones y preparó el terreno para que Breath of the Wild explotara unos años después. El segundo se llevó todas las alabanzas y el primero todas las críticas. Un juego donde a medida que vas jugando ves pinceladas de las mecánicas antiguas y retazos de lo que estaba por venir. Una mezcla interesante pero que en su día no supe ver. Nintendo tenía planes ambiciosos para el futuro y Skyward Sword fue el canto del cisne. La jubilación anticipada de una saga que estaba a punto de reinventarse.
Luces y sombras
Soy un enamorado de todo lo que tenga que ver con la saga Zelda. Soy de esos jugadores que cuando sale un juego nuevo necesito meterme en su mundo y quedarme un par de días allí para luego volver a la realidad. Volver a jugar la historia de Skyward me ha dado perspectiva sobre su verdadero significado. Aunque como toda historia, tiene sus luces y sus sombras.
Si tenemos que hablar de luces, los focos apuntan a Grahim y Zelda. Cada vez que aparecen en pantalla sabes que algo va a pasar. Para bien o para mal. Son impredecibles, tienen carisma y no son personajes vacíos. Algo que me ocurre últimamente es que algunos juegos presentan personajes que no tienen nada que decir. Se vuelven figurantes de su propia historia. Actores de marca blanca.
Tienen un propósito pero no un discurso. En este juego, Grahim y Zelda son un bálsamo para mí. Son la excepción que confirma la regla. Uno es el señor de los Demonios, la otra la reencarnación de una diosa y su linaje no les pasa factura. Están a la altura y superan las expectativas. Para mí, dos de los mejores personajes, no de este juego, sino de toda la saga.
Las sombras radican en su sistema de control (por botones) y cámara. Se nota que adaptar un juego por movimiento a un sistema tradicional no tiene que ser nada fácil y Skyward es la prueba de ello. He tenido que hacer un esfuerzo para hacerme con el control de Link, los primeros pasos pueden ser confusos pero como todo juego a veces requiere paciencia. Es una cuestión de calma y aquí no hay negociaciones: tienes que adaptarte a su sistema de control.
Conclusión
Os podría hablar de su historia, de la evolución de sus personajes, de fps o de cómo pasamos de los cielos de Celéstea a luchar en la tierra pero he preferido centrar mis esfuerzos en hacer justicia con este juego y explorar esos detalles que en su día pasaron desapercibidos avisando de lo que estaba por venir.
Los pies en la tierra, la vista en el cielo...y velando siempre por la Trifuerza. Esa es la conclusión que saco de este Skyward Sword. Un juego que siempre ha sabido dar los pasos correctos, que tuvo ambiciones muy altas y que nunca deshonró el legado de una saga, que a día de hoy es historia de los videojuegos. El tiempo le ha dado la razón.
Zelda Skyward Sword cumple su propósito. Una segunda oportunidad que le ha sentado de maravilla a la saga. Un juego colorido, simpático y con personalidad que ha conseguido convencerme de que no tiene nada que envidiar a otros juegos de la saga.
Historia
Jugabilidad
Diversión
Duración
La historia es una de las mejores de la saga
Grahim y Zelda son dos personajes que llenan la pantalla
El diseño de las mazmorras. Son entretenidas y desafiantes.
Fay es un personaje que no consigue conectar.
El sistema de control por botones requiere paciencia