He disfrutado bastante Resident Evil, una serie de Netflix que toma prestada algunos personajes y sucesos de los videojuegos de Capcom, y los transforma en algo completamente nuevo. No, no es una adaptación fiel, como tampoco lo fueron las películas de Paul W.S. Anderson, pero como ficción de zombies, creo que cumple su cometido.
Ahora bien, no creo que tenga la verdad absoluta, y en este caso creo que me equivoco porque todos los que ya han visto Resident Evil se la han cargado en plataformas como IMDb y Rotten Tomatoes. Y no solo por su nula fidelidad, que habría sido el factor más criticado por fans de la franquicia: también por unas tramas narradas en dos líneas temporales desiguales, y unos efectos especiales que dejan mucho que desear.
Las adaptaciones de Resident Evil son una historia de (muchas) idas y venidas. No recuerdo ahora ninguna película (o serie) que haya gustado a los fans de los videojuegos de Capcom, y con esta nueva versión de Netflix, todo se repite una vez más:
Una vez vista la primera temporada, Resident Evil es una serie que recomiendo a todos aquellos que no sean fans de la saga de videojuegos. Primero, porque es muy mala adaptación. Y segundo, porque más allá de esta circunstancia, es una entretenida serie de zombies, no peor que otras como Z Nation o Fear The Walking Dead, por poner tan solo algunos ejemplos.
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