Cuando, hace algunos años, tuve la bendición de analizar Ghostrunner, rápidamente caí en cuenta de que me hallaba ante uno de mis videojuegos favoritos. La obra de One More Level me había maravillado de una manera que, estoy prácticamente seguro, ningún otro título había logrado hasta ese punto en mi trayecto como redactor. Como resultado, el anuncio de su secuela fue una de las noticias que más expectativa generó en mí, pues el talento estaba presente de sobra para hacer un sucesor magistral.
Ahora, nuevamente he recibido el honor de analizar Ghostrunner 2, y tengo sensaciones desafortunadamente encontradas. Como videojuego, la nueva entrega es tan sobresaliente como se le puede exigir a una secuela pero, como experiencia, presenta un conjunto preciso pero sustancial de desconexiones que me alejan de tenerle el mismo cariño que a la creación original. Y es que resulta ser que más y mejor no siempre es más y mejor.
Nuevo Ghostrunner, nueva fantasía de poder
Si te gustó Ghostrunner, es prácticamente imposible que no te guste Ghostrunner 2. Considero preciso desarrollar el escrito a partir de esta premisa porque, tanto en lo positivo como en lo negativo, el videojuego arrastra toda la estela de lo visto en 2020. Por lo tanto, volvemos a experimentar una de las representaciones de la fantasía de poder más firmes, inmersivas y enganchadoras de la última década del sector interactivo, pero llevándola incluso más allá.
En materia argumental, en materia de personajes, materia de herramientas jugables, en materia de variaciones de misiones, en materia de ambientación, en materia de todas las materias materialmente analizables, Ghostrunner 2 es una mejora y una expansión extremadamente sensible. Todos los elementos palpables, todas las estructuras que componen su campaña y sus modalidades adicionales, han crecido en adrenalina, en refinamiento y en disfrute, y eso es muchísimo decir teniendo en cuenta que el primero ya sobresalía en cada uno de esos apartados.
Más, más, más, más, más…
Hablando de adverbios, 'más' es el que más representa a Ghostrunner 2. One More Level no escatimó y decidió acrecentar los límites tangibles de su creación en cada departamento de relevancia, obsequiándonos en el proceso un videojuego que, indudablemente, se alza por encima de su predecesor. A cada paso que damos, se siente con gran facilidad cómo el talento se encuentra con la experiencia, configurándose en un tándem que no suelta en ningún punto su idea central: hacer que el jugador permanezca en constante movimiento, y también en constante asombro.
Los personajes ya no son solo diálogos sin rostro, ahora son seres plenamente modelados con sus propios anhelos, animaciones y diálogos opcionales; la historia ya no es solo un trámite para la jugabilidad, ahora es un desarrollado conflicto de figuras, intereses, facciones y deseos; la jugabilidad ya no es una línea recta con pequeñas bifurcaciones, ahora es un conjunto ancho de posibilidades tanto en instrumentos como en escenarios; lo audiovisual... sigue siendo tan increíble como en su momento, aunque todavía más. Y así sucesivamente es que se entiende a Ghostrunner 2: un proyecto que apostó por ser más que lo que pudo haber sido Ghostrunner hasta en sus sueños más ambiciosos.
Tanto más, que me da miedo hablar con especificidad sobre lo que trae consigo Ghostrunner 2. ¿Conoces esa sensación, que recientemente han generado títulos como Celeste, Inscryption o Sea of Stars, en la que el juego lleva horas y horas avanzado y, aun así, te sigue introduciendo nuevas mecánicas que te llevan a cuestionar cómo diantres es posible que sigan introduciendo nuevas mecánicas? Eso, precisamente, es lo que Ghostrunner 2 se jacta de hacer. A cada rato. Sin falta. Y cada una más sorprendente, deslumbrante y atrapante que la anterior.
Dado lo previo, a pesar de la ilusión que me generaría citar una por una, prefiero abstenerme. Si el juego logró atraerme de tal manera, es porque, entre otras cuestiones, llegué a él tan solo con la expectativa de encontrar un nuevo Ghostrunner. Y, en efecto, fue lo que me encontré, mas no esperaba hallar un videojuego con la ambición de superarse a sí mismo hasta el último ápice, ya mucho menos toparme con que lo lograse. Ghostrunner 2 es una sorpresa perpetua y, a nivel mecánico, no me tiembla pulso en asegurar que es uno de los mejores juegos de todo el año, dentro y fuera de lo indie-AA.
Te gustará Ghostrunner 2 si...
Te gustó Ghostrunner. ✅
Te gusta el género ciberpunk. ✅
Te gustan los desafíos, los speedruns y mejorar tus marcas. ✅
… menos, menos, menos, menos, menos
Desafortunadamente, redacto las próximas líneas con gran dolor porque, obviando lo demás, Ghostrunner 2 iba tan rápido que pasó de largo su objetivo. Porque, sí, 'ser más que el primero' es una afirmación que se cumple con plena cabalidad, pero ello también ha implicado arrastrar sus lastres tal cual estuvieron presentes tiempo atrás. Incluso, al igual que se ha exponenciado lo positivo, lo negativo también se ha visto incrementado por la presencia de elementos que malinterpretan qué situaron a la IP en lo más alto.
Nuevamente, los coleccionables, si bien opcionales, siguen situados de manera que no se sienten naturales ni con las mecánicas ni con la historia; nuevamente, las secciones del Cibervacío, si bien más robustas y disfrutables, siguen interrumpiendo el flujo de la travesía; nuevamente, el desarrollo argumental, si bien más interesante y mejor hilado, sigue desviando la atención de lo verdaderamente importante (sobre todo por la existencia de una HUB a la que, obligados, hemos de regresar para obtener nuevas misiones y mejoras)... Nuevamente, nos hallamos frente a Ghostrunner, porque otra vez se ha olvidado de hacer que la absoluta totalidad de sus elementos giren en torno a su principal atractivo: la jugabilidad.
Lo peor, sin embargo, y la verdadera razón por la que Ghostrunner 2 no tiene la misma nota que el original, es su apartado técnico. Pese a los múltiples parches liberados durante mi tiempo con el juego, el rendimiento del mismo era prácticamente impresentable: bugs que me obligaban a reiniciar niveles enteros, tiempos de carga inauditos, bajones de frames alucinantes... Sin ir más lejos, hubo dos ocasiones particulares en las que, de no ser porque consumo muchos speedruns como pasatiempo personal, no hubiese descubierto vías alternativas -saliéndome del mapa, por ejemplo- para sortear puertas que no se abrían por enemigos que no aparecían o eventos que no se suscitaban. Así de grave fue la situación.
Por supuesto, entiendo que ello está a merced de variables que pueden ser solucionadas en el tiempo, razón por la que la valoración general no es aún más baja, pero no puedo evitar ceder ante lo que fue mi experiencia individual con la entrega. Al final, reconocer que son problemas superables es lo que me empuja a no ser tan drástico, sobre todo porque la calidad de Ghostrunner 2 es inconmensurable, pero tener que acudir a romper el juego para poder terminarlo ha sido una vivencia única en mi desempeño de la profesión, y no una positiva precisamente.
No te gustará Ghostrunner 2 si...
No te gustó Ghostrunner. ❌
Prefieres obras muy breves y condensadas. ❌
¡Alabado sea lo ciberpunk!
Eso sí, un ámbito al que no le pude encontrar inconveniente alguno con Ghostrunner, y que muchísimo menos lo he podido encontrar ahora, ha sido en el apartado audiovisual. Ghostrunner 2 no solo repite una ambientación magnífica con una banda sonora magnífica, sino que amplía la grandilocuencia de ambos a través de una producción soberbia, combinando lo más memorable de cada uno para que, en los momentos que el videojuego funciona mejor, las sensaciones se vean elevadas con la mayor potencia posible.
Y quisiera, créanme que quisiera, explicar cómo lo estético y lo sonoro ha mejorado tanto más allá de mediciones brutas de calidad, pero hacerlo implicaría entrar en spoilers y... no, no puedo. Si no fui capaz con las mecánicas, tampoco lo seré en este instante, porque creo que la conclusión ya es clara: Ghostrunner 2 se disfruta el triple cuando llegas con completa ignorancia de lo que te depara. Para que esta declaración sea vigente también en lo audiovisual, asumo que es inconfundible mi valoración al respecto.
Ghostrunner 2: Mejor videojuego, peor experiencia
Si tuviese que sintetizar la excelencia de Ghostrunner 2, al igual que sus incongruencias conceptuales junto a lo atropellado de mis horas con él, sería describiéndolo como un mejor videojuego, pero una peor experiencia. Reconozco que es más pulido, variado, amplio y denso que Ghostrunner, y, al mismo tiempo, que estos logros fueron alcanzados a expensas del enamoramiento tan directo, fugaz e intenso que en su momento sí fue capaz de conseguir el primero.
No obstante, en lugar de profundizar en sensaciones, One More Level escogió profundizar en tamaño, y he allí su error. Ghostrunner 2 no necesitaba más mejoras y habilidades, ni una base de operaciones que paralizase el flujo de nuestra carrera, ni más secciones de rompecabezas pausados. Ghostrunner 2 necesitaba ser más de Ghostrunner, no más que Ghostrunner y, pese a que esa filosofía lo ha posicionado por encima como videojuego, como un magistral producto digital para consumir y disfrutar, asimismo lo ha posicionado por debajo como vivencia, como una memorable obra artística para sentir y recordar.
Ghostrunner 2 es, ante todo, un gran videojuego. Estrictamente hablando, se trata de una grata secuela que supone una sensible mejora en lo argumental, en lo jugable, en lo visual y en lo sonoro; un logro que es, por la calidad de su predecesor, un hito en sí mismo. Sin embargo, sus profundas carencias técnicas, al igual que la malinterpretación de lo que hizo que la experiencia original fuese tan genuina y fresca, lo alejan de trascender tanto como el primero, aunque continúa siendo un producto más que recomendable.
Historia
Jugabilidad
Gráficos
Banda sonora
Tecnología
La historia y sus personajes, pese a no ser sobresalientes, están más desarrollados
Construye sobre la perfección mecánica de su predecesor para ser aún más destacable
Añade numerosas innovaciones jugables que dotan de profundidad y rejugabilidad a la campaña
Los jefes finales funcionan con muchos mejores resultados
La ambientación es más envolvente, cautivadora y variada que nunca
La banda sonora vuelve a ser un deleite para los oídos
Presenta numerosos y notorios problemas tecnológicos que empañan e incluso interrumpen la experiencia
Expandir su tamaño se hizo a expensas de la fluidez y naturalidad de la aventura
Mantiene, punto por punto, las falencias de su antecesor
Politólogo a tiempo completo, economista a tiempo parcial. Asiduo al medio interactivo por su capacidad de hacernos vivir las historias, no contarlas. Joven venezolano amante de Bad Bunny, Itachi y los RPGs que busca cooperar en la evolución de una industria huérfana de horizontes.