¿Alguna vez has estado en un restaurante de comida rápida y te has preguntado cómo sería trabajar allí? Fast Food Simulator me ha permitido experimentarlo de primera mano, y tengo que decir que ha sido una experiencia tan estresante como adictiva.
Tras varias horas jugando, he descubierto que no es solo otro simulador más: es un juego que captura sorprendentemente bien el ritmo frenético de la cocina. Y lo mejor es que puedes elegir si quieres vivir ese estrés al máximo o tomártelo con más calma gracias a sus diferentes niveles de dificultad.
El juego es realmente intuitivo desde el primer momento. Me recibió con un tutorial basado en notas adhesivas repartidas por la cocina que explican lo básico: cómo pedir los ingredientes, dónde almacenarlos y cómo preparar las primeras hamburguesas.
Empiezas con lo más simple: pan y carne. Esta decisión de diseño es brillante porque te permite familiarizarte con los sistemas básicos sin sentirte abrumado. La simplicidad inicial es engañosa, porque pronto descubrirás que la complejidad aumenta gradualmente.
Mi experiencia con el sistema de progresión ha sido bastante satisfactoria. A medida que atendía correctamente a los clientes, iba desbloqueando nuevos ingredientes. Lo que empezó como simples hamburguesas se convirtió en una gestión completa con kétchup, lechuga, patatas fritas y hasta un servicio de drive-thru.
El ritmo de desbloqueo está muy bien medido. En modo fácil, conseguía subir un nivel por día, lo que mantiene un flujo constante de novedades sin abrumarte. Cada nuevo elemento requiere su tiempo para dominarlo, creando una curva de aprendizaje satisfactoria.
Jugar en solitario es un desafío interesante que me ha enseñado algunos trucos útiles. Mi estrategia favorita es preparar una docena de hamburguesas antes de abrir, ya que sorprendentemente los clientes no parecen notar la diferencia. Este pequeño truco hace que las horas punta sean mucho más manejables. El sistema de empleados se desbloquea al nivel 5, permitiéndote contratar personal por 60 dólares al día. En mi experiencia, no resulta rentable al principio, ya que solo realizan tareas básicas como servir y limpiar mesas, algo que puedes manejar sin demasiados problemas por tu cuenta.
El verdadero potencial del juego se despliega en el modo multijugador. La coordinación entre jugadores, facilitada por el chat de voz integrado, crea situaciones hilarantes y momentos de auténtico caos organizado que hacen que cada sesión sea única. Sin embargo, no es necesario jugar en compañía para disfrutar del juego. La experiencia en solitario está bien equilibrada y ofrece sus propios desafíos. Es como tener dos juegos diferentes en uno, cada uno con sus propias satisfacciones.
Como título en Early Access, hay aspectos que claramente necesitan más desarrollo. La personalización es mínima, limitándose al nombre del local, el cartel exterior y el aspecto de tu personaje. El misterioso programa "watcher" en el ordenador del local sugiere futuras actualizaciones interesantes.
La base del juego es sólida y divertida, pero necesita más contenido para justificar su precio actual. Si eres fan de los simuladores, te encontrarás con una propuesta interesante que, con las actualizaciones adecuadas, podría convertirse en un referente del género.
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