La pasión que sienten los aficionados a las motos por este vehículo es muy particular. Seguro que alguna vez os han intentado explicar por qué les gusta tanto manejar una moto, y no suelen referirse a la sensación de velocidad, sino más bien al gusto, a la satisfacción y el placer que produce tomar una curva como es debido. Sentir cómo inclinas tu cuerpo, ajustas correctamente la velocidad y aceleras al salir de la curva es aquello por lo que los fanáticos del motociclismo sienten devoción. Transmitir todos estos sentimientos en un videojuego es extremadamente complicado pero, con MotoGP 19, estamos más cerca que nunca.
La nueva entrega oficial del juego licenciado por las máximas competiciones de motociclismo (MotoGP, Moto2, Moto3, MotoE y RedBull Rookies Cup) ha conseguido alcanzar un nuevo nivel de realismo nunca antes visto en la franquicia. El estudio Milestone llevaba años coqueteando entre la simulación y el arcade pero, ahora, se ha decantado claramente por una experiencia mucho más realista y esto ha traído las mayores alegrías, aunque también algún inconveniente. Preferimos quedarnos con lo positivo y destacar una jugabilidad que, como hemos dicho, abraza la simulación y otorga más importancia que nunca a las físicas, a la respuesta de la moto y a la inteligencia artificial.
Ya no solo importa que sepas cuándo debes acelerar o frenar, sino que ahora es absolutamente vital saber hacia dónde inclinas el peso de tu piloto, qué tipo de motos estás conduciendo (las diferencias entre los diversos tipos se notan más que nunca), cómo dejas que avance la moto por la inercia para ganar posicionamiento, tener cuidado con no tocar el piano que te puede desequilibrar, ser más conservador si está el asfalto mojado, estar atento al implacable desgaste de los neumáticos, la gestión de la electrónica, la agresividad de los pilotos rivales… Suceden decenas de situaciones y hay que estar atento a muchísimos factores que pueden alterar tu entrenamiento, clasificación o carrera, lo que aporta a la experiencia jugable un enriquecimiento evidente y cierto componente de sorpresa ya que, en esta ocasión, por mucho que domines un trazado, eso no te va a garantizar la victoria.
Todos estos detalles jugables se experimentan con mucha más claridad si disputamos carreras con muchas vueltas y con una dificultad más elevada, mientras que, si nos limitamos a breves carreras con una asequible dificultad y ayudas activadas, nos perdemos la esencia de la obra y no resulta tan divertido. Es cierto que este nivel de exigencia trae problemas, porque la única forma que existe de aprender a jugar “bien” es a base de práctica, y se echa en falta sistemas como tutoriales que ofrezcan consejos y explicaciones de qué hay que hacer y por qué. La accesibilidad brilla por su ausencia y, si sois nuevos jugadores que quieren debutar en la saga con esta entrega de MotoGP, os debéis cargar de paciencia.
Desde Milestone no nos mintieron cuando nos dijeron que ellos se debían a sus jugadores más hardcore y que querían satisfacerlos, y parece que eso lo van a conseguir, a costa de marginar a novatos. Sin embargo, es a través de esa exigencia y de atender a tus jugadores fieles como alcanzas esa jugabilidad tan cuidada, milimétrica y fina. Lástima que no logre ese nivel de mimo en otros apartados que, aunque quizás no sean tan importantes, no se pueden ignorar de la forma aquí presente.
MotoGP 19 es la metáfora de un arquitecto que ha diseñado el edificio con los cimientos más sólidos, robustos, resistentes e indestructibles. Prácticamente inmejorable en lo más importante, pero se han olvidado de contratar a un diseñador que añada la decoración. Esos detalles que aportan el valor diferencial y que se agradecen para cerrar una experiencia completa. Entre estos aspectos, comenzamos con los contrastes en el apartado gráfico, con motos y pilotos bien recreados pero con problemas en la carga de texturas, caídas puntuales de frames, escenarios sosos y sin personalidad y, en último lugar, una climatología que no es dinámica, la cual se mantiene intacta durante las sesiones y solo tiene dos estados, soleado y lluvioso, restando realismo.
La sensación agridulce también nos llega en las modalidades de juego, con un modo Trayectoria que está claramente desaprovechado. Las posibilidades que nos ofrece, más allá de competir e ir escalando en categorías, son ínfimas, con una sección de noticias insignificante y un sistema de reputación que se basa en una simple barra de progreso por nuestros logros. Lo único que destaca positivamente es un sistema de Investigación y Desarrollo en el que podemos mejorar nuestra moto a base de puntos de desarrollo que conseguimos si superamos retos específicos en los entrenamientos.
Definitivamente, son muchísimos los añadidos que podría tener este modo para hacerlo más atractivo y, así, acompañar y envolver a la experiencia jugable en una narrativa y en un contexto, para diferenciarse del simple y mero modo Campeonato -que, en realidad, por insignificantes detalles, es prácticamente igual-. En el multijugador, tampoco vais a encontrar un amplio abanico de posibilidades, ya que solo permite disputar carreras donde puedes añadir algunos filtros como la categoría, el circuito o las vueltas, pero todo se reduce a correr con desconocidos sin más aliciente. Esperemos que el modo eSport Championship, cuando esté disponible, ofrezca una experiencia más elaborada.
Resultan más estimulantes los Desafíos Históricos, en los que debemos replicar algunos de los momentos reales y memorables de la historia reciente de la competición, ofreciendo unos retos con una escala de tres objetivos de menor a mayor dificultad donde los premios más asequibles son el desbloqueo de más de 50 pilotos históricos. Este es, posiblemente, el modo más entretenido y desafiante del título, en el que debemos exprimir al máximo los conocimientos y la experiencia adquirida en el resto de carreras. Si la dificultad de los desafíos históricos puede contigo, siempre puedes bajar las pulsaciones y relajarte con el completo editor de cascos, números y pegatinas para personalizar a nuestro piloto y tenerlo a nuestro gusto. Las posibilidades son infinitas y el límite está en tu imaginación.
Ante este panorama lleno de contrastes, da la impresión que han puesto todos sus esfuerzos y recursos en el apartado jugable, que rozan un nivel sobresaliente y entusiasmarán a los amantes de la saga. No obstante, resulta evidente que, en la próxima edición de la IP, deberán trabajar en los modos de juego para que sean ese envoltorio que decore y acompañe los nuevos cimientos que han creado. Por ello, el paso por curva es excelente, tocando rodilla, pero no consiguen alcanzar el cielo.