Pocas veces antes se había visto a una compañía mimar tanto un producto en particular. Cuando el año pasado Toei Animation profirió todo tipo de promesa para celebrar la veintena de "One Piece", muchos pensaron en eventos de corto recorrido y guiños plagados de fanservice para los espectadores. Sin embargo, el estudio japonés poco a poco fue convirtiendo las promesas en realidades, los deseos más imposibles en puntos de inflexión, y la emoción por la obra en una fiebre imparable.
El mismo Eiichiro Oda capitaneaba todo un proyecto que incluía una renovación visual tanto en televisión como en cine. Así nacía el vistoso Arco de Wano para el anime, y "One Piece Stampede" para las salas de cine. Ambos proyectos se separaban del conformismo en el que se había sumado la franquicia durante los últimos años, y abrazaban una nueva filosofía cuyo lema principal se sustentaba en el detallismo artístico y animado.
Tanto esfuerzo ¿para qué? Este 20 de octubre se cumplen nada más y nada menos que dos décadas desde que Toei decidió apostar por la obra de los piratas para su adaptación televisiva. Desde entonces Luffy y compañía han acompañado a miles de fans de todo el mundo en un total de 906 episodios; una increíble cifra que no deja crecer día tras día, y que viene a respaldar las 450 millones de copias que ha vendido el manga. Tras 11 años siendo la publicación más vendida a nivel global, la huella de Oda en la historia ya es imborrable.
Y por ello hemos decidido confeccionar una lista muy especial. Una selección de 10 episodios que, de una manera u otra, cambiaron la percepción que se tenía del anime. No tienen por qué ser los mejores (una valoración siempre subjetiva), pero sí los que más han perdurado en el tiempo durante toda su emisión. Los que han servido para probar el magnetismo de un universo tejido con dedicación y fervor por convertir los detalles en cebos narrativos.
Nota: La lista no sigue ningún criterio de orden ni preferencia. La selección impide la inclusión de otros muchos momentos memorables; casi una cantidad infinita, pero con los mostrados ya se puede valorar la chispa que emana de esta obra.
Todo comenzó en un simple barril de vino. De él salió una leyenda que en 1999 todavía solo era un simple niño con aspiraciones de grandeza. Pronto conocería a Zoro, y entendería un valor de la amistad que le terminaría llevando hasta la fama más elitista de los los Cuatro Mares.
Un sacrificio que simbolizaba más que su sangre. El final del enfrentamiento entre el espadachín de los Piratas de Sombrero de Paja y Bartholomew Kuma sirvió para poner la guinda a una de las sagas más queridas de todo el anime. Zoro se sacrificaba, pero el desenlace de "Thriller Bark" terminaría siendo positivo para los protagonistas.
Luffy le declara la guerra al mundo para conseguir salvar el alma atormentada de Robbin. El arco de "Ennies Lobby" contó con alguno de los momentos más intensos que se recuerdan; los esfuerzos del pirata por conseguir que esa chica se uniera a su banda son ya parte de la historia. El Cipher Pol 9 terminó renegando, y ella gritando lo que tanto tiempo guardó en su interior.
Los tejemanejes políticos solo fueron el terreno de juego para una de las pérdidas más dolorosas de la historia del anime. Ace, la llama de la esperanza que siempre había guiado a Luffy, perdía la vida defendiéndole. Lo hacía legando su sueño y despertando la tristeza de todos aquellos presentes a su despedida. Un buen clímax para un "Arco de Marineford" que todavía acogería la gloria de Shank.
Oda sorprendía casi una década después del inicio de la adaptación, abriendo su universo a un nuevo mundo de posibilidades. Expandiendo el lore, y elevando las escalas de poder hacia una proyección que todavía tiene margen de recorrido. Luffy recibía el baño de resiliencia de Usopp, se superaba a sí mismo, y conseguía derrotar a Rob Lucci en una escena para el recuerdo.
El esquema se repetiría durante años con cada uno de los miembros de la banda. Luffy luchaba contra el mundo para salvar a Nami de su propia desgracia. La tiranía de Arlong, y el simbolismo en torno al tatuaje de la pirata dibujaban uno de los episodios más emotivos e impactantes de toda la franquicia.
Luffy se ha enfrentado a enemigos cada vez más peligrosos, pero nunca había encarado a un amigo. Y no uno cualquiera. El combate contra Usopp era el duelo entre dos piratas que se habían apoyado en los momentos más duros, que se habían salvado mutuamente en decenas de ocasiones. El destino del desgastado Going Merry fue demasiado para el narizudo, que terminó por desafiar la autoridad del líder. Las emociones a flor de piel.
Quedarse con un solo momento de Skypie es imposible; la historia de Montblanc Norland, la tiranía de Enel con el pueblo, el ascenso al Gian Jack. Todos y cada uno de los episodios de este arco marcaron un antes y un después. Fueron tan influyentes que Toei decidió actualizarla a los estándares visuales actuales. Nosotros nos quedamos con la derrota de quien se creía dios, pero para llegar hasta ahí "One Piece" tocó varias veces el cielo.
Hasta ese momento Luffy había avanzado en su camino ignorando tabúes, normas y principios básicos de su propia realidad. Pero no fue hasta que le asestó un puñetazo en la cara a San Charlos, cuando el Gobierno Mundial empezó a entender a quién tenían delante. Tocar físicamente a un Tenryuubito suponía la condena más absoluta, pero esto no detuvo al protagonista, que volvía a poner el clasismo en entredicho.
Los Falsos Mugiwara servían de contexto para la toma de contacto de la elípsis temporal más notable que ha padecido la trama principal de "One Piece". Luffy volvía al Archipiélago Sabaody dos años después de haber emprendido su entrenamiento particular con SIlver Rayleigh, y cocinaba un momento de reencuentro no solo con sus compañeros sino también con los fans. Los cambios visuales y materiales en los protagonistas remarcaban la sensación de evolución de la franquicia.
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