Más de lo mismo. Una y otra vez. Toei Animation parece haber entrado en un ciclo sin fin con el que se siente increíblemente cómoda. Sí, "Dragon Ball Heroes" nacía con una sucesión de combates locos, transformaciones imposibles, y situaciones que nunca podrían haberse dado en la serie principal, pero con el paso de las semanas ese afán creativo se ha ido desvaneciendo. La llegada de Hearts y compañía al segundo arco del anime sumía al guion en los mismos vicios de los que ya se venía aquejando "Dragon Ball Super" en su recta final; enemigo poderoso, combates previsibles, y secuencias sustentadas en movimientos y técnicas ya mil veces vistos. Ni el Ultra Instinto se libra de este pastiche reciclado y complaciente.
Tras unos episodios cargados de acción y una animación increíblemente portentosa, esta semana la serie suela aire en un combate del todo trascendental que no aporta nada ni a la trama ni a las expectativas con las que llegan los fans a esta producción. Goku recupera su transformación más poderosa pero lejos está ya de la emoción que suscitaba durante sus combates en el Torneo de Poder. El estudio se ha quedado con la parte artística y visual del poder de los dioses, creyendo que es la responsable del amor que los fans le profesan. Pero ni estos últimos ni el propio Kamioren -enemigo a batir en esta ocasión- han podido percibir la esfera de opresión y leyenda que antaño traspiraba el UltraInstinto.
¿Es tan solo un espectáculo de luces? Así parece haberlo interpretado Toeien el episodio de esta semana, 8 minutos de trámite del que no hay nada que extraer. Pese a que la franquicia de Toriyama suele relucir especialmente bien durante los enfrentamientos, aquí nos topamos con un combate planificado sobre el conservadurismo. Ni las estrategias de los luchadores ni la animación acompañan al nivel que se espera de dos guerreros tan poderosos (al menos del protagonista). Y es que, siguiendo las instrucciones que llevan alfanservice más aséptico, el estudio entrega una a una las mal llamadas señas de identidad de la marca.
Tenemos una fase de improperios y gritos a cada cual más absurdo, una fase de golpes en los que la perspectiva lejana permite no tener que detallar demasiado lo que está sucediendo, y claro, el imprescindible Kamehameha de protocolo para poner fin al combate. De por medio se intercambian varios planos con Trunks y compañía como puntos de fuga de esa "tensión", y el paso del Ultra Instinto base al dominado como justificante del ascenso de poder durante el combate. ¿Aprender? ¿Reflexionar? ¿Encontrar una debilidad? Todas esas resoluciones que le habrían dado algo de profundidad al episodio, son barridas en pos del capricho creativo habitual: "Goku es más fuerte porque así es como debe ser".
El objetivo último de "Dragon Ball Heroes" siempre fue el de entretener sin pretensiones, pero el episodio 15 no logra ni siquiera este mínimo. Quizás -y eso espero- este enfrentamiento haya servido solo como transición para lo que parece que será el combate final contra Hearts. Los últimos minutos de capítulo nos regalaba una promesa de poder; ese que el villano obtendrá ahora de la Semilla Universal para alcanzar una nueva transformación más temible. El qué es evidente, pero el cómo será lo que le permita a Toei volver a brillar con ese afán de experimentación olvidado meses atrás. Y el nombre de Mecha Zamasu podría ser la solución.
Bonus
Lo hacemos por tradición, incluso aunque no merezca demasiado la pena. A continuación puedes ver una selección de imágenes del episodio 15. Puede que entre todas las poses recicladas del Ultra Instinto encuentres algo que merezca la pena.
Goku combate a Kamioren en un episodio que nace como una continuación anodina y previsible de lo visto en la primera fase del enfrentamiento. Toei Animation juega las cartas habituales de la franquicia de Toriyama y se ampara en una promesa de poderes para los compases finales de la saga.