Studio Ghibli estrenó en 1984 su primera película, “Nausicaä del Valle del Viento” (aunque estrictamente hablando no estaba formado todavía). Desde entonces, han sido muchos los largometrajes que nos ha presentado el estudio nipón. Sus obras han hecho que sea considerado uno de los mejores (si no el mejor) estudio de animación del mundo. La última de ellas fue “El recuerdo de Marnie”, que vio la luz en 2014.
Tras 7 años de sequía, Studio Ghibli nos presenta su nueva película: “Earwig y la Bruja”, que ya se está proyectando en muchos cines de España. Esta ha sido dirigida por Gorō Miyazaki, hijo del famoso y talentoso Hayao Miyazaki (que ha participado en la planificación del largometraje). ¿Qué tal es la película? ¿Mantiene el espíritu de Studio Ghibli? Si queréis descubrirlo, aquí os dejamos nuestra crítica.
Distinta apariencia...
Lo primero que llama la atención de “Earwig y la Bruja” es que deja de lado el clásico estilo de dibujo tradicional tan característico de Studio Ghibli para sustituirlo por 3D CGI. Esto convierte al largometraje en el primero del estudio que está hecho enteramente por ordenador.
Aunque es cierto que echamos en falta el trabajo artesanal de Studio Ghibli, la película de Gorō Miyazaki luce realmente bien a nivel visual, y es muy bonita. Los entornos están muy bien creados y se ven de maravilla. En cuanto a los personajes, este estilo 3D CGI no ha hecho que pierdan encanto, y son bastante expresivos.
...pero mismo corazón
A pesar de que “Earwig y la Bruja” toma distancia a nivel visual del resto de obras de la compañía fundada por Miyazaki y Takahata, lo cierto es que los fans de Studio Ghibli encontrarán en ella varios elementos característicos del estudio.
Algunos de ellos se personifican en Earwig, la protagonista de esta historia. La joven es una chica independiente, inteligente y valiente, al igual que otras heroínas del estudio, como Nausicaä, Nicky o Arrietty. No obstante, al igual que el resto de personajes que acabamos de comentar, Earwig también pasa momentos malos. Y es que los personajes de Studio Ghibli nunca son perfectos, son humanos, y esto hace que tengan sus miedos e inseguridades.
La propia película en su conjunto también nos recuerda al estudio, más concretamente a una de sus obras más reconocidas (si no la que más): “El viaje de Chihiro”. Tal y como vemos en el tráiler, Earwig vive feliz en un orfanato, hasta que es adoptada en contra de su voluntad por Bella Yaga y Mandrágora, y tiene que adaptarse a una nueva realidad. Esto es lo mismo que le sucede a Chihiro al inicio de su película. Además, otro elemento común entre ambas protagonistas es que las dos son niñas caprichosas y consentidas.
Mientras que Chihiro acaba en un mundo de espíritus, en “Earwig y la Bruja” vemos un lugar menos místico, centrado en la magia. Aunque la casa de Bella Yaga y Mandrágora parece normal por fuera, por dentro es como otra realidad. De repente, Earwig se ve trabajando para una bruja en un lugar lleno de demonios y fenómenos extraños, como la desaparición y aparición de las puertas.
En ese momento, Earwig saca su característica astucia e intentará aprender todos los secretos de su nuevo hogar y hacerse un hueco en él. Mientras que a Chihiro no le quedó más remedio, ella lo hace por gusto y como reto personal, una actitud que nos recuerda más a la protagonista de “Nicky, la aprendiz de bruja”. También encontramos como guiño a esta película a Thomas, un gato negro parlante que nos recuerda a Jiji, el inseparable compañero de Nicky (aunque en personalidad son muy diferentes).
Esta “lucha” de Earwig y ver cómo se adapta a su nuevo hogar es toda una delicia para el espectador, pues nos mantiene enganchados a la pantalla y deseando ver qué nuevos planes se le ocurren a la protagonista. El choque entre las difíciles situaciones que encuentra y la manera en la que las afronta es uno de los principales atractivos del largometraje.
Tampoco podemos olvidarnos del apartado musical. "Earwig y la Bruja" cuenta con un tema principal que ha sido completamente traducido al castellano de forma brillante, al igual que pasó cuando "Ponyo en el acantilado" llegó a nuestros cines en 2009. Este toque musical de la película nos recuerda también a otra de las obras más especiales del estudio, "Susurros del corazón".
Además, “Earwig y la Bruja” también cuenta con otros elementos característicos de Studio Ghibli, aunque aparecen de forma más sutil a lo que suele ser habitual: familias a las que le falta algún miembro, la exuberancia de la Naturaleza o la maldad y la codicia de los seres humanos. Así pues, aunque no lo parezca en apariencia, "Earwig y la Bruja" está fuertemente nutrida por el resto de obras del estudio de Totoro.
El lugar de Earwig dentro de Studio Ghibli
Aunque “Earwig y la Bruja” nos ha parecido una buena película, lo cierto es que está lejos algunas de las obras más laureadas de Studio Ghibli, como “La Princesa Mononoke”, “El viaje de Chihiro” o “El castillo Ambulante”. Esta última, por cierto, comparte con el largometraje que hoy nos ocupa que ambas son adaptaciones de novelas escritas por Diana Wynne Jones.
Los defectos de “Earwig y la Bruja” vienen, a nuestro juicio, de su corta duración (83 minutos). Uno de ellos es la trama de la película, que podía haberse desarrollado más e incidir en determinados elementos que nos presenta la historia. El final llega de manera algo brusca, y nos deja con la sensación de que la historia que nos estaban contando todavía no había llegado a su fin. Es habitual ver finales abiertos en la filmografía de Studio Ghibli, pero, aunque es algo que suele funcionar bien (buenos ejemplos de ello son "Porco Rosso" y "Arrietty y el mundo de los diminutos") en este caso queda demasiado repentino.
El otro defecto de “Earwig y la Bruja” es la poca profundidad de su guión (aunque, con su escasa duración, poco se podía incidir). En este sentido, nos recuerda a las otras dos películas que ha dirigido Gorō Miyazaki para Studio Ghibli: “Cuentos de Terramar” (2006) y “La colina de las amapolas” (2011). Ambos son largometrajes bastante buenos en su conjunto, pero que solo rascan la superficie y nos dejan con ganas de conocer a sus personajes y sus historias más en profundidad.
Es decir, el principal 'pero' de “Earwig y la Bruja” es que nos crea la sensación de que daba más de sí, y podría haberse desarrollado más, tanto en la profundidad de su trama como en la historia que cuenta. Este sentimiento es parecido al que nos genera “Puedo escuchar el mar”, por comparar el largometraje con otra película de Studio Ghibli. Curiosamente, estas dos cintas fueron estrenadas en televisión en Japón, en lugar de dirigirse directamente a las salas de cine.
Conclusiones
“Earwig y la Bruja” no es una película perfecta. Su principal defecto es su corta duración, que provoca que la trama termine demasiado pronto y nos deja con la sensación de que aún quedaba historia que contar. Además, esta escasa duración también hace que no haya tiempo para conocer en profundidad a los personajes.
No obstante, pese a estos fallos, nos parece que “Earwig y la Bruja” es una gran película, que no ensucia en absoluto el buen nombre de Studio Ghibli. La trama nos mantiene pegados a la pantalla, y, a nivel visual, el 3D CGI le sienta de maravilla, dando como resultado una película muy bonita (aunque sin llegar al nivel del estilo tradicional del estudio).
Aunque pueda parecer completamente diferente a todo que hemos visto hasta ahora, el largometraje mantiene la esencia de Studio Ghibli. Por ello, consideramos que los fans de la marca de Totoro quedarán contentos con la cinta, siempre y cuando no esperen ver una obra al nivel de “El viaje de Chihiro” o “La Princesa Mononoke”, por poner algunos ejemplos.
"Earwig y la Bruja" es una gran película, digna de llevar el sello de Studio Ghibli. La trama es muy interesante, y nos mantiene enganchados a la historia en todo momento. Visualmente, el largometraje es precioso. Además, Earwig se gana un hueco en nuestro corazón gracias a su brillante personalidad. Por el contrario, si la comparamos con las mejores cintas del estudio, echamos en falta un mayor desarrollo de la trama, y conocer a sus personajes más en profundidad.
La personalidad de Earwig
Mantiene el espíritu de Studio Ghibli
La trama nos tiene enganchados en todo momento
Visualmente es muy bonita
La película se hace muy corta
Final demasiado brusco
Echamos de menos la profundidad de las mejores obras de Studio Ghibli