Todo clímax necesita una resolución, y sin embargo la guerra entre Dioses y Demonios no termina de soltar aire. Cuando la tensión parece romper a todos los involucrados en la guerra tanto por fuera como por dentro, NakabaSuzuki se saca un as bajo la manga que convierte la acción en sorpresas narrativas. ¿Qué otra salida había para esquivar a unas bestias invencibles? Con la aparición de los Indura, el episodio 3x05 de "Nanatsu no Taizai" solo podía salvarse abandonando la cantidad para apostar por la cualidad. Aunque antes se empapa de alguna que otra reiteración algo innecesaria.
Razón sobre naturaleza
La perversión de Ludociel y el victimismo con el que eran confeccionados los actos de Derieri y Monstpeet ya perfilaban el fin del maniqueísmo tan manido que hasta ahora había bañado al anime. Pero era necesario que Elizabeth tomara parte en el devenir de los acontecimientos para hacer valer su posición simbólica dentro del equilibrio de fuerzas. Y es que, aunque pertenece al Clan de las Diosas, esta divinidad no responde ante mandatos ni supuestos ajenos a su juicio moral. "¿Y quién es el que decide que vale la pena? ¿Quién tiene derecho a decidir semejante cosa?". Para sorpresa de pocos, la última en llegar a la catarsis ejerce el papel de la razón absoluta.
La ejecución del Hikare Are, implica algo mucho más poderoso a nivel simbólico que un simple rayo de luz purificador. Sus actos empujan de forma aún más explícita a Ludociel hacia la malicia, y disuelve la prepotencia con la que los textos religiosos siempre han idealizado a esas figuras venidas del cielo. Elizabeth se convierte de un momento a otro en la máxima más evidente del racionalismo cartesiano; enuna figura divinizada que juzga y dicta sentencia en función de las circunstancias y no los actos. No hay que irse muy lejos para ver aquí una figura de fuerte inspiración cristiana.
Ni las razas ni los propósitos jerarquizan Britannia. Demonio, Hada, Humano o Dios está sometido a las mismas reglas para esta Diosa capaz de ver más allá de la ordenación del mundo. "La luz del día y la cortina de la noche nos baña a todos por igual, sin discriminación". Ese Stigma que dibujaba un pasado pacífico y conciliador lo vuelve a poner encima de la mesa el monólogo absorbente que teje los primeros minutos del episodio. Y claro, con la amenaza de los Indura desvanecida, y el Arcángel completamente retratado, el conflicto por fin encuentra esa salida alejada de las formas más simplistas propias del shonen.
¿Joker?
Tras una breve, pero necesaria intervención de Gloxinia y Drole, el equipo de Susumu Nishizawa traslada el foco de atención hacia lo que parecía una subtrama sin mucho interés. Gowther y Melascula, infiltrados en la Luz de Gracia, han conseguido hipnotizar a Nerobasta para convertir la Puerta Celestial en la vía de acceso directo al Inframundo. Y ciertamente lo están logrando, pero claro, con el futuro Pecado de la Lujuria de por medio, el plan se termina convirtiendo en una amalgama de conspiraciones y engaños dialécticos.
Studio DEEN deja de lado el virtuosismo de la semana pasada, para intentar captar en toda su esencia la elegancia que Suzuki demuestra en este tramo del manga. Lo hace despejando la confusión que siempre arrastra ese personaje de pelo rojo, discurriendo una sucesión de escenas claras y concisas. Esta limpieza narrativa permite que los giros golpeen con más fuerza, y que lo que en un principio sería un movimiento predecible, surja mucho más efecto del debido. No hay nadie más mentiroso, egoísta y tramposo que Gowther, y a pesar de ello sigue sirviendo como marioneta de distracción tanto literal como figuradamente.
La rebelión de los Humanos liderados por Rou, contra el resto de Clanes cumple su papel como vía de escape, permitiendo apreciar y saborear con menos presión lo que se está cocinando en el interior de ese espacio divino. ¿Y qué es exactamente? Una vez más el ahora Mandamiento del Desinterés manipula a todos para liberarse a sí mismo. 500 años atrás fue encerrado en la prisión del Inframundo de la que ahora sin saberlo Melascula le está liberando. De ahí sale la versión real de este individuo con escasa humanidad y mucho afán de experimentación sádica. La salida del capullo, sin embargo, no despeja la confusión que transmite su presencia.
Conclusión
Silla de ruedas, mirada apacible, y gestos complacientes. Suzuki no pretende conseguir una empatía hacia este personaje, sino solo prolongar el desafecto que generan sus comportamientos. De hecho, ni verbalizando sus objetivos consigue despejar la confusión de la situación. Ha regresado al mundo terrenal ¿para despedirse de todos? Mientras la treta vuelve de nuevo a dejar un perfume más que evidente, el anime de "Nanatsu no Taizai" se prepara una vez más para jugar sus conocidas cartas de una manera nunca antes vista ¿o son las del manga? El regreso de la censura y la animación más conservadora terminan amargando la leche.
De la violencia más cruda a la elegancia narrativa más sorprendente. Nakaba Suzuki consigue desatar un nudo que parecía imposible de resolver haciendo valer a sus figuras más complejas y multidisciplinares. El simplista Ludociel deja paso al maquiavélico Gowther, y claro, todo gana en consecuencia.
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