Un breve descanso antes de continuar la escalada. La tercera temporada de "Nanatsu no Taizai" abandona el discurso dramático que abanderaban los pasados individuales de cada uno de sus protagonistas, para apelar a un sentimiento de grupo desaparecido desde hacía muchos episodios. Diane y King superaron sus pruebas en ese viaje de 3.000 años al desenlace de la Guerra Santa, mientras Gowther encontró el corazón que su maestro le dejó antes de partir. Ahora los Siete Pecados Capitales están de nuevo juntos, y Nakaba Suzuki no pierde la oportunidad de aprovechar el momento para recapitular, ordenar tramas, y redirigir la historia hacia nuevos horizontes.
Reencuentros e incertidumbres
Nuevos obstáculos y nuevas metas. Merlín se dedica a buscar con su magia a Arthur, mientras el mencionado Gowther intenta conseguir la aprobación del grupo tras acometer todo tipo de tropelías contra él. Lejos de propósitos personales, también presentes, los protagonistas capitaneados por Meliodas ahora deben encontrar al resto de los Caballeros Sagrados desaparecidos tras el aplastamiento de Zaldris y su Mandamiento, para posteriormente poder liberar Camelot y poder combatir directamente contra el enemigo. Obstáculos como la distorsión de Melascula, y la amnesia de Elizabeth -especialmente esta-, sin embargo, lo complican todo hasta hacer imposible su ejecución.
Esta suerte de checkpoint poco a poco se va disipando en favor del nuevo discurso intimista que ahora liderará la princesa. La aparición de la verdadera Elizabeth en el viaje milenario al pasado, puso la primera piedra de un nudo que ahora el mangaka se dispone a desenredar. Cosa, claro que no hace partiendo de cero. Esta joven ya venía arrastrando unas sospechas notables en relación a sus orígenes; las evasivas de Meliodas ante sus preguntas, el relato de Zaratras y la muerte hace 16 años de Liz, y que los Mandamientos la conocieran la primera vez que la vieron, son motivos más que suficientes para despertar inquietud. La conversación última que mantiene con la siempre naíf Diane sirve de desencadenante para dejar de husmear y pasar a la acción.
La princesa de todos
Resulta enternecedora, hasta casi molesta, la pasividad y confianza con la que se mueve entre sus amigos y más allegados. Cómo todos la manipulan creyendo estar protegiéndola, sin contar con su opinión. Elizabeht es una mujer completamente dependiente de los demás, cuyo poder dentro de esa jerarquía medieval no le proporciona ningún tipo de autonomía. Como producto cultural nipón, no sorprende que "Nanatsu no Taizai" entienda el mundo desde una óptica masculina; otorgue capacidades y voluntades solo a aquellas figuras que se asemejan más al rol de héroe/macho protector. Y sí, las mujeres también pueden ser fuertes, pero siempre entrando en esas etiquetas, nunca haciendo valer sus propios valores de género.
La princesa puede ser capaz de iniciar una cadena de acontecimientos, pero en ningún caso será capaz de resolver los problemas que la acucian. Merlín, la única mujer del grupo que parece actuar sin intervención de figuras masculinas, termina cayendo enferma por, evidentemente, la irrupción de Zeldris en una de sus incursiones mágicas. Para Elizabeth, cuya única función en el grupo pasa por ser un apoyo moral y herramienta mágica circunstancial, esta supone la oportunidad ideal para hacerse valer. Pero Suzuki no tarda en devolverla a su posición, con una regresión en la que se terminará topando con el Mandamiento y recuperará todos sus recuerdos. ¿Eso es bueno? No exactamente.
Aunque en un primer instante se muestra feliz ante la idea de haber pasado toda la eternidad junto a su amado, resulta que su curiosidad solo termina por sentenciarla. En una clara referencia al relato bíblico del Génesis, la princesa se separa del camino del hombre (en este caso Meliodas), para acabar condenada por ir en contra del destino (decisiones que otros han tomado sobre su vida). Y ya no solo eso; a pesar de vivir en la ignorancia a causa de los deseos de otros, el mangaka la responsabiliza por la pena y el dolor que sufre el protagonista. El desdén misógino toca techo cuando es engañada por Zeldris para hacer realidad su sueño, y poco después enloquece a causa de tanta información en su memoria.
Elizabeth recupera los ojos propios del Clan de las Diosas, y a continuación se desmaya. Si Meliodas no quería revelarle la verdad era porque de hacerlo iniciaría una cuenta atrás de 3 días antes de empujarla a brazos de la muerte. "Nanatsu no Taizai", obra que siempre se ha amparado en el cristianismo para tejer la lógica de su universo, aquí se ampara en el concepto de reencarnación más propio del hinduismo, el budismo o el taoísmo. ¿Cómo se salvará? Lo que en un principio parecía un episodio de reflexión sin grandes aportes narrativos, se acaba convirtiendo en el punto de partida para una cuenta atrás fulgurante.
Conclusión
Construir grupo, poner contexto a tanto personaje, y aportar un sentido de coherencia a la cronología de Britanniaahora le permitirá al anime afrontar el futuro con un respaldo mucho más solido y confiable. Con el grupo reunido de nuevo, y una tarea en ciernes en la que todos pueden participar de una manera u otra, los Siete Pecados Capitales ahora tienen de nuevo la oportunidad para devolver a la serie la sensación de aventura clásica con la que se elevó la obra hacia el éxito internacional hace unos años.
Tras varias semanas de tramas personales y grandes momentos dramáticos, la serie se toma un respiro para recolocar piezas y encaminar la historia. El planteamiento es conservador pero funciona increíblemente bien, y permite a Elizabeth generar el suspense necesario como para mantener la tensión de cara a los próximos episodios.
El reencuentro de los Siete Pecados Capitales
Momentos de intimidad entre Meliodas y Elizabeth que se echaban en falta
Breve pero interesante protagonismo de la siempre olvidada Merlín