Este año ha sido muy prolífico para los amantes de One Piece. El anime por fin adaptó el Gear 5 (y de qué manera), el live-action de Netflix se consolidó como un éxito internacional, se anunció el remake a cargo de WIT Studio y el manga nos dejó con momentos impresionantes durante el arco de Egghead. ¿Qué fue lo que más me gusto a mí de todo esto? Pues sin duda alguna lo que Eiichiro Oda hizo con Bartholomew Kuma.
A pesar de ser una obra que se inició hace 25 años, a día de hoy hay múltiples personajes de los cuales apenas tenemos información. Kuma era uno de ellos y, personalmente, no tenía demasiado interés en su figura más allá de la curiosidad que me producía su rol como ciborg. Por eso mismo su flashback me pilló tan desprevenido.
Sí, todos sabemos que Oda es un especialista a la hora de crear trasfondos trágicos para sus personajes. En su día me emocioné sobremanera con las historias de Law, Chopper, Sanji, Yasuie, Oden y Nami, pero nunca llegaron a removerme tanto por dentro como la de Kuma. Estamos ante un personaje fantásticamente escrito que merece su propio artículo.
Ahora que el flashback de Kuma ha terminado solamente nos queda conocer cuál será su destino final, ya que en el arco de Egghead se dirigió a Mary Geoise para cumplir un cometido que nadie conoce y que podría cambiar las tornas.
Y la verdad es que no sé qué sucederá con el personaje en 2024, pero lo que tengo claro es que ha pasado de ser un don nadie a ser uno de mis personajes favoritos de todo One Piece. Kuma puede estar tranquilo, la recompensa por su esfuerzos y sacrificios llegará algún día.
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