Superar una elipsis temporal de dos años nunca es tarea sencilla, y menos cuando tienes entre manos una intrincada trama política-bélica entre deidades a las que se les llena la boca de metarreferencias y ambigüedades. "American Gods" sin embargo ha conseguido sobrevivir. Lo ha hecho tras perder a sus dos creadores -Bryan Fuller, y Michael Green-, y tras quedarse sin dos de sus diosas más importantes -Media y Pascua-. El peaje para llegar hasta aquí ha sido caro, pero lo que estaba por llegar debía merecer el esfuerzo. ¿No era la gran guerra el macguffin con el que se articularon los primeros episodios?
La segunda temporada entrega todas las respuestas que dejó pendiente la serie en 2017, pero quizás no lo hace manteniendo la magia que caracterizaba a la serie. En esta ocasión el material de Neil Gaiman se ve beneficiado por el conflicto entre los Dioses Nuevos y los Dioses Antiguos, pero lo hace desde un plano más visceral. Se acabó el suspense. La serie deja de lado la farragosa exposición del inicio, y pone en juego sus piezas articulando numerosas escenas grupales en las que saca partido a sus protagonistas. En el proceso, el rico universo del escritor queda subyugado a un desarrollo más efectista y convencional.
Esta crítica se basa en los dos primeros episodios de la segunda temporada preestrenados por Amazon Prime España.
El impactante enfrentamiento en la Fiesta de Pascua dejó dibujadas las líneas de un conflicto que ahora comienza a dejar consecuencias. Shadow Moon (Ricky Whittle) ahora junto a su mujer Laura Moon (Emily Browning), y el estrafalario Mad Sweeney (Pablo Schreiber), recorren el país en busca de una coalición liderada por Mr. Wednesday (Ian McShane). ¿El objetivo? Conformar un bando de antiguas deidades, para hacer frente a la gran guerra que está a punto de desatarse frente a los dioses modernos liderados por Sr. Mundo (Crispin Glover).
Como en cualquier conflicto bélico, ambos bandos se rearman, trazan planes, y toman posiciones, pero hay una clara divergencia que desequilibra el duelo; mientras los Dioses Nuevos mantienen una jerarquía piramidal con Mundo como líder incontestable, los Dioses Viejos replican sus estereotipos mostrándose como un grupo de escépticos difíciles de convencer. La predisposición de unos para el conflicto, y la posición dubitativa de los otros, conforma el motor narrativo del primer episodio.
Si hay algo que se le puede reconocer al equipo de la serie, es su habilidad para recapitular todo lo sucedido hace dos años sin entorpecer el ritmo ni el desarrollo de la historia. Las referencias o explicaciones están trufadas a lo largo de los guiones de manera bastante orgánica. Algo que permite entrar poco a poco -aunque no sin dificultades- en el espinoso pastiche mitológico de Gaiman. Ahora bien, aunque el piloto mantiene el tono esotérico de la primera temporada, y deja unas sensaciones bastante prometedoras, la propia premisa de los nuevos episodios le extirpa el encanto por completo a los eventos que están por llegar.
Un reencuentro lento pero emocionante, y una reunión psicotrópica en un plano alternativo de la realidad, da paso un conflicto anodino y maniqueo sin mucho interés. Y es que aunque "American Gods" trabajó durante 8 episodios para alcanzar este momento, cuando llega la hora de la verdad se muestra más interesada en desarrollar otros aspectos de su universo. Sí, claro que la tensión entre dioses es el pilar central de los episodios, pero cuando entramos a valorar el desarrollo de la temporada, percibimos algo. A nivel formal la serie sigue manteniendo sus señas de identidad, pero la gestión que lleva a cabo de sus temas es completamente distinta. Y el punto clave para entender esto está en Shadow Moon.
Si en la primera temporada Fuller y Green tomaban al personaje de Ricky Whittle como una alegoría indocta del espectador, ahora Moon adquiere la autonomía casi plena. Sus actos ya no están tan supeditados a Mr. Wednesday, y eso abre la posibilidad a un desarrollo propio del mismo. ¿Por dónde empezar? Por su pasado claro. La serie había pasado muy por encima de su vida -dejando de lado el accidente de su mujer-, y el equipo tenía bastante material del que rascar. Cosa que se dedican a hacer durante todo el segundo episodio de la nueva temporada; una sucesión de flashbacks intercalados con el presente que dibujan con precisión su vida, pero que al mismo tiempo echan a perder toda la construcción climática de la guerra.
Si a esta deriva más centrada en el personaje que en el contexto le sumamos una dirección sin chispa, y un desarrollo de las escenas predecible, nos encontramos con una "American Gods" complaciente. Una serie que parece haber renunciado a sus arriesgadas señas de identidad para ganar en efectismo. Cierto es que los dioses todavía tienen por delante bastante espacio para reconducirse y recuperar la quintaesencia que les llevó a la fama, pero quizás su momento ya pasó.
El primer episodio de la segunda temporada ya está disponible en Amazon Prime España.
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