Meryl Streep es una de las mejores actrices de su generación, pero lo que pocos saben es que la intérprete casi abandona el mundo de la actuación para ser abogada medioambiental. No solo nos hubiéramos quedado sin una estrella; directamente, algunas de las mejores películas de los últimos años no hubieran sido igual sin Meryl Streep, tales como Los puentes de Madison o Kramer contra Kramer. ¿Qué le hizo cambiar de idea? ¿Por qué abandonó su trabajo como letrada? Te lo cuento, a continuación.
La carrera interpretativa de Meryl Streep comenzó muy pronto, con tan solo 12 años: la actriz aún era estudiante y participó en una obra de teatro escolar con la que demostró estar hecha para ello. Por ello, recibió clases privadas de ópera durante cuatro años, algo que le permitió entrenar no solo la interpretación, también su voz. Eso sí, pronto se percató de que la ópera no era lo suyo, tal y como relató en NPR décadas más tarde.
Después de ser animadora durante años en el instituto, siendo sin duda la chica más popular de su generación, volvió a subirse encima del teatro: Miss Julie fue un proyecto fundamental, porque podría ayudarle a decidirse entre el mundo de la interpretación y sector mucho menos apasionante. Lo sorprendente es que en 1971 apostó por el segundo: quería ser abogada. Y para ello agendó una cita con la facultad de derecho para que pudieran analizar si su perfil cumplía con los requisitos exigidos para esta licenciatura. ¿El problema? Meryl Streep no escuchó la alarma del reloj por lo que se quedó dormida:
"Me lo tomé como una señal del cielo para quedarme estudiando arte dramático", comentó después. Y así fue cómo se apuntó como estudiante de Yale, trabajando como camarera, mecanógrafa y actriz de teatro para pagarse unos estudios carísimos. Recordemos que Meryl Streep no viene de una familia rica, por lo que era una simple mortal como la inmensa mayoría de nosotros. En 1975 ya vivía en Nueva York, cansada de combinar trabajo con estudio, y se aficionó a trabajar en teatro, poco a poco obteniendo más y mejores papeles.
¿Os imagináis que Meryl Streep no hubiera sido actriz y se hubiera dedicado al derecho medioambiental como tenía en mente antes de cursar arte dramático? Probablemente nos hubiéramos quedado sin obras como Los puentes de Madison o La dama de hierro, películas que sin ella no hubieran existido porque los personajes a los que interpretaban están por completo ligados a su buen hacer.
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