¿Hay algo peor que un cuñado haciendo chistes en Navidad? Pues si, y la cosa también va de cuñados. Mi cuñado es un vampiro es una película de Netflix producida en Brasil que debería haber llegado en Halloween, y en cambio, lo ha hecho en plenas Navidades. Una presunta comedia negra en la que el protagonista tiene que enfrentarse a su cuñado una vez descubre que es un vampiro que quiere dominar el mundo.
Sobre el papel, Mi cuñado es un vampiro es una película interesante porque los clichés siempre gustan, pero en realidad es un producto tan fallido que me sorprende que haya logrado colarse entre las 10 películas de Netflix más vistas en España en este periodo vacacional. ¿Tendrá algo bueno esta comedia? ¿O de verdad es tan mala?
Fernandinho es un hombre de familia, exjugador de fútbol y actual comentarista de podcasts, que tiene que armarse de valor para pararle los pies a su inoportuno cuñado, Gregorio, de quien descubre que es un holgazán y literalmente un chupasangre que se propone dominar el mundo.
Edson Celulari, Leandro Hassum, Mel Maia, Romulo Neto y Monique Alfradique son tan solo algunos de los actores que protagonizan Mi cuñado es un vampiro, una película brasileña dirigida por Ale McHaddo y escrita por Paulo Cursino.
Imagina que un buen día te despiertas y descubres que tu cuñado es un vampiro, y además, quiere dominar el mundo con su habilidad chupasangres. He de decir que a veces los cuñados son unos auténticos 'chupasangres', pero en esta película es nuestra paciencia lo que nos acaban chupando. Chiste tras chiste, estereotipo tras estereotipo, Mi cuñado es un vampiro es un producto tan básico como fallido. Ni siquiera las interpretaciones pueden salvar un guion nefasto que falla casi en cada broma que realiza.
No podemos pedirle tampoco un trabajo técnico sobresaliente: es lo que es, y además, una película brasileña que habrá tenido un presupuesto ínfimo, pero si la historia hubiera acompañado y el equipo de guion hubiera aprendido a elaborar una historia, al menos, interesante, la situación habría mejorado bastante. Como digo, la idea de la que parte es buena y podría haber sido una buena película para estas fechas en las que nos sentamos con nuestro cuñado, pero ni de lejos lo es.
Si a las malas interpretaciones le sumas que los actores parecen pasearse para comer caliente, sin ningún tipo de esfuerzo, te queda que Mi cuñado es un vampiro no tiene absolutamente nada bueno.
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