Os lo confieso, creo que tardaré bastante tiempo en volver al cine, al menos fuera de los pases de prensa a los que he de asistir por trabajo. Yo solo quería disfrutar de Posesión infernal: El despertar en una pantalla grande para gozar las escenas gore y los jumpscares como se merece. Pero cada vez tengo más claro que los españoles somos muy maleducados en el cine, con comportamientos y gestos inadmisibles que supondrían la expulsión inmediata de la sala en otros países. ¿Por qué narices no aprovechas los 8, 9 o 10 euros que pagas por entrada para no molestar al resto, y de paso, aprender a complacerte de la película que estás viendo?
El principal motivo por el que escribo este artículo-queja es precisamente porque en el pase de ayer de Posesión infernal: El despertar en mi cine más cercano no hubo silencio prácticamente durante toda la película. Es una cinta de terror, lo comprendo, y admito gritos y ruidos por el miedo que provocan algunas de sus secuencias, pero no necesito escuchar como comentas con tus amigos el último desmembramiento. Ni que te rías por tonterías que no vienen a cuento.
¿Te están llamando? Levántate y sal de la sala, pero no cortes la llamada y abras WhatsApp sin taparte con una chaqueta, porque el brillo de tu teléfono móvil molesta muchísimo. Con el paso de los años, este es uno de los problemas más comunes.
Entiendo que ya es costumbre comer palomitas y un refresco mientras se ve una película en el cine, aunque en pocas ocasiones lo practique porque me parece anticlimático. Y lo es porque estas situaciones producen ruidos muy molestos como el crujir de las bolsas, el abrir y cerrar constante de las golosinas... Bueno, y esto no es un ruido, pero da bastante asco ver una película oliendo a Burger King, si me lo permitís...
Esto también me pasó ayer en el cine: acostumbrado a estar en salas vacías, nunca me había percatado que son muchos los espectadores que levantan sus piernas y las ponen sobre el asiento delantero, sin importarles si hay una persona bajo sus zapatillas. No hablo ya de gérmenes, virus o bacterias: da mucho asco oler tus pies, querido compañero.
La mayoría de salas incorporan un bloque de entre 10 y 15 minutos de anuncios y publicidad. Aún así, son muchas las personas que llegan tarde, con la película ya empezada, permitiendo la entrada de luz del exterior con puertas que se abren y se cierran. ¿Es que no podemos llegar a nuestra p*** hora?
No me gusta generalizar, pero sí creo que los españoles, culturalmente, somos muy diferentes al resto de europeos. Esto es más que evidente, y de ello se ha hablado no en pocos casos.
No es justo generalizar y decir que los españoles son más maleducados que el resto de europeos. La educación es un tema complejo y culturalmente dependiente, y la forma en que las personas se comportan en diferentes situaciones puede variar ampliamente según el contexto cultural, social e histórico. Pero en el cine, ayer descubrí que somos personas a las que no les importa socializar hasta en una sala a oscuras como es el cine.
Me gustaría terminar este texto pidiendo a todos los lectores que, en caso de hacer algunos de los gestos aquí descritos, intentéis reducirlos en la medida de lo posible. No solo para dejar de molestar a los que queremos disfrutar de la película en el cine. También para que vosotros lo hagáis y descubráis por qué ir al cine sigue siendo una actividad que merece la pena, e irrepetible en plataformas de streaming.
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