Christopher Nolan es uno de esos pocos directores que tiene la capacidad de gastar cantidades inimaginables de dinero para que sus películas queden exactamente como quiere. Algunas de las características principales de su marca personal son sus ambiciosos efectos especiales y su preferencia por lo analógico sobre lo digital.
Sus grandiosas escenas están llenas de momentos impresionantes. Estos instantes tan intensos son muy importantes para Christopher Nolan, quien prefiere emplear efectos prácticos antes que generarlos por ordenador. A continuación, he recopilado un par de instantes que muestran las habilidades del director y que no te creerás que fueran rodados sin CGI:
En su última película, Oppenheimer, Christopher Nolan cuenta la historia de Robert Oppenheimer, el “padre” de la bomba atómica. En el transcurso de esta vemos la primera explosión atómica, algo que era crucial para el director. Aunque aún no ha dado detalles sobre cómo lo hicieron, ha declarado que no emplearon efectos digitales, así que imagino que se utilizaron grandes cantidades de explosivos.
Aunque no sea algo tan explosivo como los demás ejemplos, opino que esta es una de las mayores locuras de Christopher Nolan. Cuando estaba grabando las escenas introductorias de Interstellar se dio cuenta de que muchas de ellas tendrían lugar en un campo de trigo. Con tal de evitar el uso de efectos digitales, decidió crecer su propio campo para luego venderlo al final de la producción.
Una de las escenas de acción más impresionantes de Origen es la pelea en el pasillo, donde los personajes pelean mientras el entorno gira y se mueve. Para generar este efecto de que el mundo rota alrededor de los personajes se crearon estancias con la capacidad de moverse por sí solas. Lo más difícil de la grabación fue la coreografía de combate debido a que el set podía resultar peligroso para los actores si se caían.
Una de las escenas más caras y explosivas de Christopher Nolan sucede en su cinta de 2020 sobre los viajes en el tiempo. En ella hay un momento en el que un avión entero se estrella contra un edificio, explotando y destruyendo todo a su paso. Por muy loco que parezca, esta escena es completamente real, el equipo de producción consiguió un Boeing 747 y lo chocó con el edificio para que fuera lo más realista posible.
Uno de los momentos más bonitos y solemnes de Interstellar tiene lugar al llegar a un planeta cubierto completamente por agua. Cuando el equipo aterriza no ven nada más que una masa acuática de cientos de kilómetros de distancia. Lo más sorprendente es que, aparte del tsunami que llega al final de la escena, todo lo demás es real. Para lograr este efecto, el equipo de Christopher Nolan rodó encima de un glaciar que se estaba derritiendo.
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