Con el aniversario a la vuelta de la esquina, Nintendo vuelve a ponerse de pie sobre la mesa. Splatoon 2 no logró impactar tanto como su primera entrega, pero sí supo mantener y mejorar todos aquellos elementos que ya habían funcionado en el título original. Algo que la comunidad supo agradecer con una fidelidad diaria y continua. El título está más vivo que nunca, y la compañía nipona tras varias actualizaciones y correcciones, y una multitud de eventos de todo tipo, ahora se dispone a sorprender de verdad con una de sus expansiones más grandes hasta la fecha. Splatoon 2 Octo Expansión no solo añade una nueva historia, sino que revitaliza todo el título por completo supliendo algunas carencias del modo aventura original, y demostrando que los calamares todavía tienen mucha tinta que disparar.
Hace unos días tuvimos la oportunidad de probar algunos de los niveles que llegarán este mismo verano a Nintendo Switch, y las sensaciones no pudieron ser más positivas. A la hora de meterse de lleno en un DLC siempre surge la duda de la rentabilidad ¿merece la pena pagar por unas cuantas horas más de contenido? En la mayoría de casos la respuesta suele ser que no, debido al poco interés del estudio en cuestión de aportar algo nuevo al juego base. En esta ocasión nos encontramos con una historia que aporta datos y elementos importantes para entender mejor cómo funciona la ciudad, y que dan mayor profundidad a los personajes y su lore. Un caramelo que no solo atrae por el mensaje, sino también por la forma.
En la nueva campaña nos metemos en la piel de una octariana llamada Agente 8, que despierta aturdida en unos laboratorios subterráneos. Nuestra misión consistirá en recorrer todo el subterráneo de la ciudad a través de 80 niveles diferentes, para desentrañar el misterio de lo que está sucediendo. La premisa no es muy original, pero desde Nintendo aseguran que la historia será importante para todo lo visto en el juego. No obstante, donde realmente luce y brilla esta expansión es en las mecánicas de cada una de las misiones. Resulta sorprendente como Nintendo ha logrado coger el concepto de la aventura inicial, para encontrar nuevas esquinas desde el que observarlo.
El auténtico protagonista de los nuevos niveles es el plataformeo. Dejando de lado que seguimos encontrándonos enemigos, lo verdaderamente importante, y en torno a lo que se han diseñado los mapas, es la habilidad. Ya sea saltar entre plataformas, como deslizarnos al tiempo que mantenemos otro objeto en el aire, o evitamos caernos por que la plataforma que tenemos debajo se está destruyendo, todo apunta directamente a la capacidad de control que tengas sobre el personaje. Esta expansión da por hecho que el jugador tiene una habilidad previa ya adquirida, y no se detiene a explicar nada, ni comienza desde una dificultad asequible. De hecho, el reto que supone la primera misión de esta historia podría equipararse en complejidad a las últimas fases del título base.
Teniendo en cuenta todo esto nos metemos de lleno en el primer nivel. Para acceder a él y al resto incluidos en la expansión tenemos que pagar un pequeño peaje que sirve como acceso. Este coste introduce una penalización por muerte que nos obliga a estar más atentos en cada salto para evitar caer –la mayoría de estas situaciones se darán por errores nuestros y no por un enemigo en cuestión-. La primera fase a la que nos enfrentamos nos empuja a ir pasando de plataforma en plataforma gracias a una mochila propulsora, al tiempo que esquivamos obstáculos oscilantes, y los proyectiles de algunos enemigos. La idea es avanzar a través de una serie de aros repartidos por todo el nivel, y llegar hasta el punto de extracción. Es en ese momento cuando nos percatamos del énfasis que han hecho desde Nintendo por sacar partida a la precisión tan medida de los controles originales.
De esta misión pasamos a otra completamente distinta, y más enfocada al combate. El hecho de tener como objetivo principal derrotar a “tantos” enemigos en un momento concreto no obvia la importancia de la habilidad. El propósito sigue siendo permanecer vivo mientas el entorno se destruye o nos dificulta el camino. En esta fase en concreto debíamos acabar con una serie de oponentes sobre una gran plataforma construida a base de cajas. Lo interesante de la premisa es que con cada impacto sobre el suelo, ya sea nuestro o de los propios enemigos, va destruyendo lo que nos mantiene separados de la caída. Esto nos obliga a estar más atentos a los movimientos que hacemos, que a los propios rivales -que no dejan de ser los que ya se han podido ver en otra decena de ocasiones-. La dificultad no radica en tener más o menos puntería, sino en saber tener un control total de cada situación a pesar de suceder varias cosas al mismo tiempo.
Esta idea se repite en todas las misiones de la historia y evidencian el interés de la compañía por sacar a relucir todas las mecánicas del título en su conjunto. La mayor sorpresa de nuestra partida fue un nivel muy original que nos obligaba a empujar una pelota por distintos raíles. Todo el escenario estaba construido para que esta gran pelota fuera cayendo, rebotando, y activando distintas plataformas de manera natural. Con esto en mente, no solo estamos obligados a permanecer nosotros sobre la plataforma, sino además también a otro objeto más. Cosa que sería relativamente sencilla –todo está ajustado al milímetro- sino fuera porque los enemigos también nos disparan, y desplazan la pelota. Si se cae al vacío, volvemos a empezar, y si fallamos demasiadas veces, tocará volver a pagar.
En la última misión que pudimos probar el combate volvía a ponerse sobre la mesa. Como si de un tiroteo se tratara, debíamos acabar con una serie de enemigos en movimiento gracias a nuestro devastador. Huelga decir que ellos también disparan, y que al tiempo que intentamos acabar con ellos, tenemos que parapetarnos para recargar. La premisa suena relativamente sencilla, pero la velocidad a la que se mueven, sumado a su gran número, hacían de esta prueba algo nada fácil. El énfasis por la habilidad del jugador por encima de la fuerza bruta volvía a salir a relucir, y dejaba claro que esta expansión está enfocada para todos aquellos que obviamente ya han jugado el título original.
Splatoon 2 Octo Expansión además no se olvida del modo multijugador, e incluye algunas recompensas para los que logren superar la historia. Se podrá jugar con un octariano tanto en modalidad online como en Salmon Run, además de desbloquear hasta 10 piezas de equipamiento exclusivas. Contenido, que sumado al largo y trabajado modo para un jugador, convierten a esta expansión en una compra prácticamente imprescindible para todos los usuarios del juego original. Dentro de unas semanas los usuarios de Nintendo Switch verán renacer uno de los títulos estrella de la compañía, que promete seguir dando diversión durante muchos meses más.
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