En el pasado, el cine de catástrofes era una constante, ya fuese en forma de blockbusters como El día de mañana o 2012, o a través de películas de bajo presupuesto que se emitían en Antena 3 o Cuatro los fines de semana por la tarde. En cualquier caso, menos mal que las plataformas de streaming han recuperado esta tradición y son cada vez más los proyectos que bucean en desastres naturales de todo tipo. Ahora bien, ¿son los terremotos protagonistas de El abismo de Kiruna, la nueva película de Netflix, movimientos naturales? ¿O la mano del hombre tiene mucho que ver aquí?
En 'El Abismo de Kiruna', nos sumergimos en la lucha interna de Frigga, quien enfrenta una dolorosa dicotomía entre su lealtad familiar y su deber como líder de seguridad en la mina subterránea de Kiruna, en Suecia. Mientras la ciudad se hunde gradualmente debido a la extracción minera, Frigga se ve obligada a enfrentar decisiones difíciles que ponen a prueba sus valores y lealtades. En un entorno donde los peligros acechan en cada esquina y la presión es constante, Frigga se enfrenta a un dilema moral que no solo pondrá a prueba su habilidad para proteger a los demás, sino también su propia integridad.
En mayo de 2020, los vecinos de Kiruna, la ciudad más septentrional de Suecia, se despertaron por un terremoto de magnitud 4,1 en la escala de Richter. Un movimiento producido por la actividad minera y un aviso de que a esta localidad le quedan años contados. Periódicos como La Vanguardia se hicieron eco de estos terremotos que están causados por la forma de vida de sus habitantes, de ahí que El abismo de Kiruna esté basada en hechos reales.
Cuando lees el titular de este artículo, ya tienes el resumen de mis impresiones con El abismo de Kiruna. Es una película apta únicamente para entusiastas del cine de catástrofes. Sus responsables apuestan por calcar todos y cada uno de los estereotipos que encuentras en este género en cintas norteamericanas, con una ubicación remota en lo más profundo de Suecia. Sin embargo, tiene algo que me ha gustado mucho: se trata de una catástrofe posible en la ciudad de Kiruna, que aún no ha sucedido, pero que puede ocurrir en cualquier momento.
Estar basada en hechos reales permite al guion esforzarse por explicar qué está ocurriendo de forma clara y directa, sin rodeos ni complejos términos científicos. Es más, incluso se apuesta por aportar contenido documental en un momento dado de la película, dejando bien claro que El abismo de Kiruna es un aviso de lo que esta por llegar en esta localidad minera que vive por y para la mina.
Si bien el desarrollo de la trama es convencional y visualmente el equipo hace lo que puede con unos correctos, pero nada vistosos efectos especiales, a finalizar los 100 minutos que dura El abismo de Kiruna uno termina con una satisfacción inusitada. No es una película que cambie tu vida en absoluto, pero sí que te anima una tarde que tengas aburrida.
El abismo de Kiruna ya está disponible en Netflix (ver desde aquí ➡️➡️) y es una buena propuesta para los amantes del cine de catástrofes.
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