La última entrega de la saga Hitman trajo consigo dísimiles problemas para gran parte de la comunidad y sobre todo los fans de la saga. Aunque yo me mantengo fervientemente como un defensor del anterior título, sentí que era necesario un cambio de manos para que la saga mantuviera la esencia que quizá si perdió con su anterior título.
Por eso, IO Interactive ha decidido junto con Warner Bros Interactive cambiar el formato y lanzar todo junto con las seis localizaciones que teníamos en el anterior título y las seis localizaciones que tenemos en esta segunda parte, que, vaya por adelantado, mejoran a muchas de las anteriores que pudimos disfrutar. Sin más dilación, nos metemos una vez en el papel del Agente 47 y entramos en matería con este nuevo Hitman 2.
No vamos a descubrir la panacea cuando hablamos de una saga como Hitman. Las armas clásicas del Agente 47 siempre han sido su astucia, su inteligencia y el pensar determenidamente cada movimiento, porque un error en falso puede ser vital para que nos detecten. La saga siempre se ha apoyado en esa constante de crear en el jugador la libertad suficiente como para que él elija que es lo mejor, si la acción sin parafernalias, el sigilo o por encima de todo, la astucia para romper cualquier ruta fácil que pueda tener el juego en su poder.
Son armas, variables, que siempre han estado en la saga y que a día de hoy, con esta nueva entrega, se siguen manteniendo, pero tienen su particular cambio. Aunque los disfraces, la ocultación de cadáveres y demás cosas dignas de un buen juego de Hitman siguen presentes en esta saga, la interacción de nosotros con el entorno está mucho más púlida, y por tanto, aunque podemos hacer muchas más cosas, nuestros enemigos también serán más listos y estarán más preparados que nunca. Es de agradecer la dificultad bien medida de la que han dotado al título IO Interactive y Warner Bros Interactive, haciendo que este Hitman 2 sea un juego de sigilo puro y duro y convirtiendo la vía de la violencia de un shooter en una nimiedad que nos costará la vida en un abrir y cerrar de ojos. Es por eso que, por raro que suene, la opción de liarnos a tiros con todo aquel que se nos cruce en nuestro camino, será un reto de lo más complicado, mucho más que si nos buscamos las castañas y jugamos con los disfraces, objetos, localizaciones y contactos que se nos ofrezca en cualquiera de los mapas.
Algo que llama la atención de Hitman 2 es la labor con la que está creado cada rincón, cada objeto, cada personaje, cada pequeña cosa que nos encontremos. El videojuego funciona como un auténtico puzle que nosotros deberemos descifrar y es por ello por lo que triunfa como un juego donde se combine la estrategia y el sigilo de forma tan bien mezclada. Ese sentimiento de estar haciendo algo diferente a lo que otro jugador pudo hacer en su partida, ayuda a sentir las ganas de volver a pasarte una misión en concreto para comprobar los diferentes movimientos que se pueden hacer. Es reconfortante y esto, es lo que hace falta, ofrecer al jugador libertad para hacer lo que le venga en gana. Es más, me atrevería a decir aunque a alguno le pueda parecer una exageración, que Hitman 2 tiene más de rol que una entrega de cualquiera de las sagas conocidas que van como efemérides del género y acaban por no serlo.
Es por eso que toda la comunión que el jugador forma con el entorno y los enemigos, se vuelve la principal característica que determine si el juego se comporta en condiciones o no. Nuestro perfeccionismo volverá a estar a prueba de balas, nunca mejor dicho. Habrá, como en anteriores entregas, diferentes características que nos hará inclinar nuestra balanza hacia un éxito a nivel de infiltración o más bien, todo lo contrario. Así pues, actuando en el papel de 47, deberemos tener cuidado con hacer bajas innecesarias para el progreso de la misión, eliminar archivos de grabación—niveles como el circuito de carreras ejemplifican al 100% esto—que han podido captar las cámaras o, como no, destruir las cámaras en sí.
A todas las cosas positivas que se añaden en los niveles hay que sumar un mapeado que no deja de ser bastante rico en contenido y expansión. Nos podemos encontrar con mapas que, de lejos, pueden ser de los más grandes de la saga y eso que, aun echando la vista atrás a mapas como la mansión italiana de Hitman 2: Silent Assassin—para un servidor el punto álgido de las entregas de la saga—podemos encontrarnos con mapeados de lo más elaborados. Será clave investigar bien el entorno antes de ponernos a actuar, saber qué hacer y qué consecuencias podrían traer nuestras acciones: la muerte de un personaje que parece nimio podría hacer que nuestros planes se fueran al garete en cuestión de segundos.
Otro añadido del que merece la pena hablar es de esos mapeados del anterior Hitman que han sido rediseñados con facetas de esta nueva entrega para ser disfrutados de esa manera. Así pues, podremos volver a disfrutar de una divertida misión en un desfile de moda en París o de la ciudad de Sapienza, en Italia. Aunque no deja de ser algo reseñable, está bien para aquellos que no tuvieran oportunidad de disfrutar de la anterior entrega, pero a los que, como un servidor, ya jugaron todos los niveles del mismo, acaban por no tener ningún tipo de interés para volver a acabar esas misiones.
Un aspecto que es de vital importancia en un juego de sigilo como es Hitman 2, es el sonido. Las voces de los enemigos, sus pisadas, sus diálogos, las voces de alarma que puedan dar, todo está medido milimétricamente para que funcione y no deje indiferente a nadie.
Sí es verdad que a nivel de sonido queda un poco extraño no contar de nuevo con las voces en castellano del juego y remitirnos solo a los subtítulos, pero aunque en primera estancia nos confinamos, acabamos por disfrutar de unas voces originales que desde el primer momento funcionan perfectamente. Además, en un videojuego donde se cuida tanto las voces de hasta el lugareño menos importante, merece la pena aplaudirse su labor para trabajar un equipo de sonido que esté a la altura de lo esperado.
Tal vez si nos ha ocurrido que el apartado gráfico queda un poco distante de videojuegos anteriores como Hitman Absolution que contaba con escenarios que quitaban el hipo, pero a diferencia del anterior título de la saga, se ha pulido muchísimo más el rendimiento en este Hitman 2. Sinceramente, no trabajar el aspecto gráfico y añadirle un rendimiento que se mantiene en alza, me parece más que suficiente siempre que la jugabilidad cumpla, y en este caso, así es.
Hitman 2 es la vuelta del Agente 47 tras sentirse perdido en la última entrega. Bien es cierto que las mecánicas no se mejoran prácticamente nada y que el juego es relativamente corto—recordemos que es bastante rejugable—pero lo bien medidos que están los mapas, las actuaciones de los enemigos y todo ese regustillo de los juegos de sigilo en estado puro, acaban por conquistar tanto a los más veteranos de la saga, como a aquellos que se quieren iniciar en las aventuras de un personaje que ya es historia de los videojuegos desde hace unas cuantas entregas. Una auténtica delicia volver a disfrutar de un auténtico juegazo que, sin ser sobresaliente debido a que a veces se pueda tornar un poco repetitivo, nos dará horas y horas de diversión, estrategia y libertad a raudales. Buen trabajo, 47.