Mario Bros. sea posiblemente la cara más reconocida del mundo del videojuego. Sería muy difícil encontrar a alguien que la cara de Mario le fuese ajena, pues se trata de un juego que nos ha acompañado toda la vida en la industria. Después de aparecer por primera vez en 1981 en el juego de Donkey Kong, su cara se ha hecho icónica y reconocible, marcando a varias generaciones por el camino. Hoy en día sus elementos más reconocibles son el color rojo, su voz, la gorra y su bigote; pero esto no siempre fue así.
Cuando Mario Bros tuvo si primera entrega en NES, no había colores claros para reconocer ese rojo característico, tampoco tenía voz y su gorra no era tan reconocible, siendo así su bigote uno de los elementos más importantes. El que a día de hoy es uno de sus elementos más característicos tiene una historia muy interesante, pues que Mario tenga bigote no es fruto del azar.
Mario fue diseño por Shigeru Miyamoto en el 1980 para aparecer un año más tarde por primera vez en el juego de Donkey Kong de NES. La tecnología de aquél momento permitía usar solo un número limitado de píxeles para representar a los personajes en pantalla. Para hacer que Mario fuera reconocible y tuviera características faciales distintivas, Miyamoto decidió agregarle un bigote, lo que hacía que el sprite del personaje fuese más característico.
Pero no solo ese fue el motivo, ya que con el tamaño y resolución tan bajos de los píxeles, no era posible dibujar bien una boca, el bigote ayudaba a diferenciar su rostro sin necesidad de detalles más complicados, saltándose así varias dificultades técnicas de un plumazo. Es más, durante las pruebas iniciales del personaje se comprobó que si no le ponían bigote, se hacía más difícil diferenciar el personaje del fondo de la escena cuando esta era de colores claros.
Es curioso como algo tan característico a día de hoy como el aspecto de Mario, fuese una decisión en gran parte técnica. El bigote evitaba diseñar una boca y añadir expresiones faciales imposibles para aquél momento y otro elemento como su gorra se introdujo también para evitar aplicar fluidez al pelo, algo imposible en aquella época, además de volver a dar problemas en la definición del personaje con los fondos.
Aquella elección acabó siendo todo un acierto cultural. Mario tuvo una apariencia única que se asoció rápidamente a la clase obrera. El bigote contribuía a darle un aire de hombre común, un trabajador rudo y decidido. Además Mario no era el típico héroe de película, se presentó en 1981 en Donkey Kong como carpintero, para luego más tarde adaptarlo a fontanero en 1985 cuando se lanzó su primer juego en solitario.
Por lo tanto Mario rápidamente fue reconocido como "el héroe del pueblo", tomando así una imagen que en los 80 y 90 era muy significativa, pues cabe recordar que en aquella época era muy común entre los hombres llevar bigote, dando así un aspecto fuerte y rudo.
En resumen, el bigote de Mario es un ejemplo perfecto de cómo las limitaciones tecnológicas pueden dar lugar a decisiones de diseño que no solo resuelven problemas prácticos, sino que también crean elementos icónicos que perduran en el tiempo.
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