Después de que el capítulo 2 de La Casa del Dragón pusiera el pie en el acelerador, el tercer episodio logra mantener e incluso superar la intensidad. Con el estreno de cada nueva entrega queda más claro que estamos ante un “juego” por el trono de hierro, y que las piezas comienzan a moverse por el tablero. Continúa leyendo si quieres saber mi opinión sobre los eventos más recientes.
Atención: A partir de aquí, habrá spoilers del tercer capítulo de La casa del dragón. No sigas leyendo si todavía no lo has visto.
A medida que la trama de La Casa del Dragón progresa vemos que hay tres protagonistas a los que vamos siguiendo durante la historia: Rhaenyra, Viserys y Daemon. Cada uno de ellos está viviendo su propia subtrama, y representan las diferentes caras de la familia Targaryen. A pesar de lo distintos que son, su principal problema es el mismo: buscan encajar, encontrar su lugar en el mundo.
En el caso de Rhaenyra es muy aparente desde el principio, debido a que ella misma dice varias veces que desearía ser el heredero que su padre quiere. Busca la aprobación del rey, pero sus métodos no son los más adecuados, ya que se rebela contra las tradiciones y es muy pasional. Este choque entre el rey y la princesa es uno de los temas centrales del último capítulo.
Tras un par de escenas en las que vemos a Daemon, seguimos a Rhaenyra, quien continúa enfadada con su padre por casarse con su mejor amiga. Además, sus problemas no han hecho más que empezar, ya que Allicent ha tenido un hijo. Esto significa que Viserys tiene por fin un heredero varón, y que muchos de los señores de los Siete Reinos esperan que lo nombre sucesor.
Una vez establecido esto, comienza una caza en honor al segundo cumpleaños del nuevo príncipe, Aegon. Es aquí donde el guion hace un muy buen trabajo de mostrar el contraste entre padre e hija a través de dos tramas que discurren en paralelo. Rhaenyra se escapa y durante su ausencia se sincera con Criston Cole sobre sus pretendientes, lo que piensa acerca del matrimonio y lo mucho que odia sus responsabilidades.
Mientras que Rhaenyra desaparece junto al joven miembro de la guardia real, Viserys se queda al lado de su nueva esposa y su hijo. En teoría el rey ha conseguido lo que se propuso, tiene el heredero varón que tanto deseaba. A pesar de ello, no está feliz y es que, una vez más, se le ve superado por sus obligaciones. El monarca no sabe qué debe hacer y comienza a sentir de nuevo como su consejo y el resto de la nobleza tira de él en direcciones opuestas.
Además, quiere volver a contar con el amor y el respeto de su hija, pero a la vez debe hacer que se case. A todo esto, se le suma también la actitud desafiante de Daemon, quien ha iniciado una guerra sin su permiso. En resumen, Viserys tiene demasiados problemas y no se le da bien solucionarlos, de modo que poco a poco va dejándose llevar por la bebida, con una salud mental cada vez más deteriorada. Tal y como dijo su hermano: "Ser rey nunca fue su punto fuerte".
Por último, quiero hablar de mi personaje favorito. Daemon es, a mi parecer, la mezcla perfecta entre el Perro y la Montaña. Con esto quiero decir que tiene una personalidad muy fría y calculadora, cosa que caracterizaba a Sandor Clegane, pero a la vez es un fanático del caos y la sangre, como Gregor. Debido a esta combinación es impredecible de una manera que resulta más intrigante.
Hasta el momento casi todas las escenas de acción han tenido lugar cerca del retorcido príncipe. Y es que, a pesar de que sus decisiones son alocadas, a veces resultan muy eficaces. En el tercer capítulo lo hemos visto cargar contra todo el ejército enemigo en solitario, actuando a modo de señuelo y asegurando la victoria.
Además del combate cuerpo a cuerpo, la guerra de Daemon también ha sido el lugar en el cual hemos visto a los dragones en acción una vez más. Cuando HBO Max aseguró que contaban con 17 dragones en total pensé que los veríamos poco, pero estos 3 capítulos han tenido más escenas con los reptiles alados que las primeras 5 temporadas de Juego de Tronos. Son una maravilla, técnicamente están a la altura de cualquier producción de cine, y en términos de diseño me parecen más únicos e interesantes que sus predecesores.
Estos eventos culminan con la derrota del Benefactor de Cangrejos, quien parecía que tendría un papel más importante. Aunque me ha sorprendido lo rápido que Daemon lo ha despachado, es cierto que la serie se mueve bastante rápido, con muchos saltos temporales entre capítulos. Lo único que he echado en falta es ver el duelo entre el príncipe y el forajido.
Aunque me esperaba un episodio más centrado en las batallas y la acción, me ha gustado que se explore la intriga política, ya que el matrimonio de Viserys y Allicent es un evento crucial para el reino. Los últimos 20 minutos me han dado esa dosis de adrenalina que buscaba y me ha encantado volver a ver a Caraxes en acción, además del nuevo dragón que ha aparecido. Los diferentes poderes se mueven por el tablero, diseñando y ejecutando sus estrategias para influenciar y controlar a los Targaryen.
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