Por primera vez desde que comencé a ver El gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro he de decir que los capítulos estrenados hoy han sido peores que los anteriores. Hasta el momento, la antología del terror se había superado con cada nuevo par de episodios que llegaban. La principal razón de esta bajada de calidad radica en que las historias que cuentan son muy lentas.
El séptimo y octavo episodio de El gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro no tienen nada en común, cambiando por completo la dinámica de los estrenos. Hasta el momento las temáticas de los capítulos estaban algo conectadas, pero en este caso encontramos un relato ochentero y una historia sobre una casa encantada. El primero de ellos comienza de una forma muy lenta, pero termina por todo lo alto, mientras que el segundo mantiene un ritmo constante y algo monótono.
La trama se mueve a paso de caracol y revela lentamente que el propósito de la visita es que estos “expertos” vean un extraño objeto. Esta especie de meteorito está hecho de un material ajeno a la Tierra y el ricachón quiere que intenten averiguar lo que es. Tras ser expuesto al humo de un cigarrillo, ocurre una extraña reacción y la piedra se abre, revelando una especie de monstruo alienígena que derrite las caras de los presentes.
Uno de los principales problemas de La Visita es que se toma el tiempo de introducir a todos los personajes uno a uno, solo para matarlos en un instante. Es decir, la información sobre el pasado de los invitados y el anfitrión acaba siendo completamente inútil. Si en algún momento los conocimientos de uno o dos de ellos sirvieran para algo, no nos parecería una pérdida de tiempo.
Este episodio es uno de los peores y menos consistentes de El gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro. En una antología plagada de historias distintas y raras cuenta una narrativa muy genérica sobre una casa encantada y el dolor de una madre tras la pérdida de su hija. No es una mala trama en sí, pero tiene un ritmo tan lento que resulta bastante chocante entre tanta intensidad.
Tras ver todos los capítulos de El gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro he de decir que me ha parecido una buena serie. Hay episodios geniales que me han sorprendido gratamente, pero también hay algunos que resultan aburridos o absurdos. Aun así, opino que tiene mucho potencial y espero que lo conviertan en algo recurrente, de manera similar a Love, Death and Robots.
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