Es difícil analizar “The Midnight Gospel” como una serie. En realidad, es difícil analizarla de cualquier forma, ya que no hay nada que se le parezca. Creo que entenderéis mejor lo que quiero decir si menciono que este proyecto ha surgido de la mente de Pendleton Ward, el creador de “Hora de Aventuras”. Aunque, en sus orígenes, las andanzas de Finn y Jake estaban dirigidas a los más jóvenes, a medida que la popularidad del dúo creció, Cartoon Network fue dando manga ancha a Ward, lo que derivó en un despliegue de situaciones y personajes de lo más estrambótico.
De esta forma, el mundo de Ooo acabó reuniendo a dioses, humanos, mutantes, alienígenas y unicornios bajo un manto de existencialismo y profundas crisis vitales (¿quién dice que una serie sobre gominolas parlantes no pueda hacerte llorar?). Ahora, Ward está amparado por Netflix y su creatividad no tiene límites. El autor ha desplegado toda su fantasía, engendrando un multiverso que el Doctor Strange no podría imaginar ni en sus sueños más salvajes.
Una combinación sorprendente
“The Midnight Gospel” está protagonizada por Clancy Gilroy, un presentador espacial que viaja entre universos para entrevistar a diferentes personas. Aunque el desfile de invitados de Clancy incluye desde zombies hasta ciervos especiales, la realidad es que estas conversaciones han sido sacadas del podcast “The Duncan Trussell Family Hour”. Gracias a su don para la animación, Ward ha enmarcado las entrevistas de Trussell en una trama de lo más disparatada, dando lugar a sorprendentes combinaciones.
Así nos encontramos con un primer episodio que mezcla diálogos sobre drogas y estados de conciencia con una secuencia animada en la que un presidente se enfrenta a hordas de zombies. Aunque este punto de partida parece difícil de superar, el segundo capítulo sube aún más la apuesta, enlazando una entrevista sobre el mundo del arte con una empresa cárnica regentada por payasos. A priori, esta clase de combinaciones parecen hechas por uno de esos niños que se dedican a mezclar Fanta y Coca Cola en las fiestas de cumpleaños. Pero, después de detenerme a saborearlas, he comprobado que tienen mucho más de cocina de autor. Ward sabe perfectamente cómo unir dos ingredientes, que no tienen nada que ver, para acabar elaborando un plato único y contundente.
Dando sentido al absurdo
A pesar de que las premisas de “The Midnight Gospel” puedan parecer ridículas, está claro que Ward ha trabajado mucho en la estructura de los episodios. Las situaciones planteadas acaban encajando de una forma u otra con el tema de la entrevista, sin importar lo pequeña que sea la conexión entre ambos. Por ejemplo, durante el capítulo de los zombies se revela que los muertos vivientes experimentan un estado de euforia similar al que producen ciertas drogas, algo que se vincula con el debate que mantienen los personajes. También existe una trama de fondo para Clancy, que abandona el rol de presentador y acaba convirtiéndose en un protagonista mucho más dramático de lo que cabría esperar (¿por qué quieres vernos llorar, Pendleton?).
En la recta final de la serie, Clancy se revela como una persona torturada, que trata de conseguir la paz mental. Este proceso no es sencillo y, como tal, requiere tiempo. Por esta razón nunca recomendaría “The Midnight Gospel” a alguien que quiera darse un atracón de episodios. Las entrevistas de Trussell están hechas para ser digeridas lentamente. De hecho, es muy posible que acabéis perdiendo el hilo de la conversación por culpa del frenetismo de algunas escenas. He tenido que rebobinar en más de un episodio para poder apreciar el diálogo entre los personajes y todo lo que ocurre a su alrededor.
Conclusión
Aunque “The Midnight Gospel” no gustará a todo el mundo, la nueva producción de Ward ha conseguido algo de lo que no pueden presumir otros productos de Netflix. En lugar de devorar la primera temporada de “The Midnight Gospel” de una sentada, como he hecho con otras series de la plataforma, me he recreado en cada capítulo. He pulsado el botón de pausa para reflexionar sobre las entrevistas de Trussel, y también he retrocedido en varias ocasiones para apreciar los detalles del universo, o más bien multiverso, imaginado por Ward.
Puede que “The Midnight Gospel” no sea la sucesora de “Hora de Aventuras” que muchos esperaban, pero en unos tiempos en los que saltamos de un contenido a otro con la misma facilidad con la que Clancy salta entre mundos, crear una serie que haga que los espectadores se detengan a cada paso es una hazaña que ni siquiera Finn y Jake podrían igualar.
La nueva serie del creador de “Hora de Aventuras” se distancia del mundo de Ooo y consigue brillar por méritos propios. “The Midnight Gospel” es una propuesta única que, aunque debe ser consumida en pequeñas cantidades, encantará a los fans de los podcasts.
Dicen que los que escriben sobre cine son guionistas frustrados, en mi caso es bastante cierto. Consumo películas y series por encima de mis posibilidades. Durante una temporada fui redactor de horóscopos, hoy en día sigo escribiendo sobre ficción.