Como heraldo de una de las sagas más clásicas de la industria del videojuego, no hay duda alguna en que Resident Evil 7 supuso una sorprendente e inesperada transformación en la IP. Superando todo escepticismo que, en un principio, pudo haber generado su radical cambio de curso, la séptima entrega enumerada del icono del terror enamoró a millones de jugadores, y se ha asentado como uno de los éxitos más notables de la franquicia. Así, albergando la obligación de profundizar y expandir la fórmula establecida por aquel que lo antecedió, Resident Evil 8 Village llega a nosotros con una responsabilidad cuyas dimensiones solo son equiparadas por una magnitud más: su soltura para cumplirla.
Y es que, combinando la renovación de su predecesor con una prístina comprensión de qué ha hecho de esta serie una de las más memorables del medio interactivo, Capcom nos ha vuelto a convidar a una aventura sobresaliente. Resident Evil 8 Village logra cabalmente su cometido de transitar por el sendero originado en 2017 sin perder un ápice de novedad y, por lo tanto, es capaz de afianzarse como claro participante en las discusiones sobre los mejores juegos del año actual. Pese a sus innegables inconvenientes, y más allá de erigirse sobre una filosofía con la que no todos los usuarios van a comulgar, nos hallamos ante una creación soberbia; una que, como verán a continuación, es la perfección de la renovación de la marca.
De Luisiana a Europa: El arte de la continuación
Tres años después de los acontecimientos suscitados en Luisiana durante la expedición hacia la morada de los Baker, Capcom ahonda en las desventuras de los Winters situándolos, una vez más, en una coyuntura tan irreal como espeluznante. Pese a que podríamos generar una breve sinopsis para contextualizar al lector, omitir los detalles resulta ampliamente preferible debido a que, de manera celérica e impredecible, Resident Evil 8 Village comienza tan álgido como le es posible; tan solo conversar sobre los primeros cinco minutos de la obra arruinaría de forma estimable un inicio tan impactante como enganchador.
Empero, sí nos permitiremos describir que el videojuego es plenamente consciente de su papel como continuación y, a su vez, de su papel como octavo volumen de una marca longeva. Mientras profundiza y expande la narrativa de Resident Evil 7, esta inédita travesía se encarga de grabar la presencia de ambos en la historia de la saga por medio de todo elemento argumental a su alcance. Así, desde los personajes hasta las notas distribuidas a lo largo de su mundo, incluyendo las propias aristas que su guion retrata de forma directa e indirecta, Village se conecta con Resident Evil al saber cómo ubicarse en tiempo y espacio, atando cabos que satisfarán a los asiduos de la IP pero mostrándose para los más nuevos como una fábula independiente y comprensible incluso sin la totalidad del contexto.
Asimismo, es imperativo destacar que la retahíla de individualidades que hacen acto de aparición durante la epopeya son tan memorables como fácilmente distinguibles. Cada uno de los antagonistas, siendo los principales atractivos en tal categoría, cuenta con una personalidad y objetivos claros, los cuales se traducen en aspectos como los diálogos que mantienen, los desafíos que ofrecen y las zonas que habitan, dotándolos de una palpable autenticidad. Como consecuencia, el jugador no solo se siente incitado a explorar por asuntos mecánicos sino, también, por asuntos narrativos, siendo que todos los elementos de la aldea tienen algo que contar de sus habitantes, de sus mandamases, de su cotidianidad. La construcción del universo del juego es, indudablemente, uno de sus fundamentos esenciales.
Desmintiendo las matemáticas, o cómo hacer que 4 + 7 = 8
Uno de los logros más llamativos que alcanza la entrega es su capacidad de demostrar que una ciencia tan exacta como las matemáticas pueden estar equivocadas, al menos en el ámbito retórico. Evidentemente, las similitudes del título respecto a su predecesor son marcadas en tanto es su continuación directa y, además, son una dupla única entre sus congéneres de la franquicia, no obstante, Capcom logra sumar un número más a la ecuación para que Resident Evil 8 Village no solo guarde reminiscencias de Resident Evil 7 sino que, al mismo tiempo, emane el aura de Resident Evil 4 de manera completamente palpable.
Así, combina el énfasis en la acción del cuarto con la perspectiva y sistemas jugables del séptimo, convirtiéndose en un proyecto que ha abordado las dos facetas más destacadas de sus dos musas. Por lo tanto, el número de combates que desarrollaremos durante nuestro viaje será considerablemente mayor en relación a las últimas entregas de la IP, pero la compañía ha logrado alternar esa decantación por los disparos y la sangre a través de una clara variación en los retos que tendremos que sobrepasar. De este modo, nos veremos en un constante loop entre luchar con las abominaciones de la aldea y escapar de los temores en ocasiones indetenibles de la misma, los cuales se suman a las regulares desviaciones exploradoras para encontrar recursos, tesoros u objetivos secundarios.
Los paralelismos, aun así, van más allá: el Duque es el carismático y enigmático homólogo del mítico Mercader, y será vital durante nuestra travesía. Resident Evil 8 Village, además de replicar el sistema de creación de objetos de Resident Evil 7, da un paso atrás para retomar la figura del comerciante, a través del cual podremos adquirir munición o botiquines, expandir nuestro inventario, mejorar el daño, cadencia o más aspectos de nuestro arsenal y, directamente, comprar nuevas armas. Además, será a quien acudiremos para encontrar rédito del sinfín de reliquias y coleccionables con los que nos toparemos, igualmente porque suele estar acompañado de la simbólica máquina de escribir que nos permite guardar la partida.
Consecuentemente, el Duque es primordial para el desenvolvimiento del principal mecanismo de diversión del videojuego: el gunplay. Una vez más, Capcom ha refinado y perfeccionado la fórmula de su trabajo previo y, en el proceso, ha hecho que las secciones de disparos se sientan más entretenidas y repletas de acción, pero manteniendo las limitantes necesarias para que siga siendo un vehículo para la tensión. Por otra parte, los rompecabezas mediante objetos vuelven a ser un icono imprescindible de nuestro viaje: desafíos mentales sumamente simples pero sumamente efectivos para agregar valor a las variaciones en el ritmo del videojuego, el cual nos mantiene en constante vilo incluso en los momentos de mayor sosiego.
Un universo tan bello como atrapante
Mientras la decrepita casa de los Baker era, a su muy peculiar forma, una ambientación sensacional, Capcom logra repetir el adjetivo con Resident Evil 8 Village, aunque por motivos muy diferentes. Lejos del a veces claustrofóbico y perennemente oscuro estilo del séptimo, esta nueva aventura apuesta por una variedad en exceso mayor desde el punto de vista artístico sin perder la calidad de sus entornos. Castillos refinados, calabozos lúgubres, pantanos vomitivos, refinerías modernas, hogares desamparados... la aldea guarda un sinfín de singularidades dentro de sus confines, ofreciendo un apartado gráfico tremendamente cuidado que, gracias a un uso oportuno de elementos como la interfaz y el diseño interconectado de niveles, genera grandes dosis de inmersión en el jugador.
A ello, impera enfatizar, también ayuda el mencionado uso de notas, iconos y hasta líneas de diálogo, puesto que Capcom depone grandes esfuerzos en hacer de la totalidad de su propuesta una aventura coherente. La atmósfera que se siente a cada paso que damos, exponenciada por un sublime apartado sonoro, es de los pilares más relevantes del juego, el cual construye progresiva y conjuntamente todos los elementos que dan sustento a su universo. Cómo nos introducen a los personajes más importantes de la trama, las claves visuales para saber hacia dónde podemos ir, el resaltar de los objetos con los que podemos interactuar... Resident Evil 8 Village es, ante todas las cosas, un título muy inteligente y consciente de sí mismo.
¿Sencillez o complejidad? Disyuntivas entre la diversión y la tensión
Por supuesto, Resident Evil 8 Village no es perfecto. Por el contrario, el título está en sempiterno conflicto por la en principio contrariedad existente entre sus dos más grandes referentes. Debido a esto, se topa regularmente con un muro invisible que le impide ir más allá tanto en términos de diversión como en términos de experiencia, especialmente a razón del afán de mantener un equilibrio entre ambas filosofías. ¿El resultado? Una obra que duda entre la sencillez y la complejidad, y que peca en ocasiones específicas por no saber si aventurarse más hacia una expresión entretenida y desenfadada de sus mecánicas y temáticas o si profundizar más en las sensaciones que genera como un producto interactivo.
Como síntomas más tangibles de la dicotomía previa, aspectos como la abundancia de recursos y los reiterativos encuentros con enemigos son aristas que no encuentran una resolución específica. A veces, Resident Evil 8 Village olvda que también es un juego de terror, y las respuestas que acostumbra a ofrecer a tales problemáticas no son regulares. Claro está, ello es un argumento a favor de su positiva falta de linealidad, pues la obra está experimentando constantemente con nuevas formas de hacernos sentir su mundo, no obstante, y a pesar de no ser nuestro caso, al mismo tiempo puede ser un argumento en contra, sobre todo si aquel que juzga es un purista que espera que el miedo impere ante la acción, no al revés.
Resident Evil 8 Village, perfeccionando la renovación
Obviando la disyuntiva previamente establecida, en la que puede que estribe la verdadera clave de cara a recomendar, o no, la adquisición de Resident Evil 8 Village, consideramos que, grosso modo, el título es capaz de superar la diatriba en cuestión, especialmente por la robustez que presenta en el resto de consideraciones. Ya sea hablando del argumento, de los personajes, de su conexión con otras iteraciones de la saga, de sus sistemas jugables, de su ambientación o de su calidad audiovisual, el título es completamente excelso, y ello admite pocas negaciones.
Por lo tanto, no solo consideramos que Resident Evil 8 Village es un producto sobresaliente sino que, yendo aún más allá, estamos confiados de que será inamovible candidato en los galardones que premian a los mejores juegos del año. Capcom perfecciona la renovación que brindó Resident Evil 7 de la mano de un título que profundiza cuando tiene que profundizar, simplifica cuando tiene que simplificar y añade cuando tiene que añadir, de modo que se erige como un más que digno representante de una propiedad intelectual que, de seguir esta línea, continuará aunando éxitos de inmensurables magnitudes.
Después de que la séptima entrega enumerada de la saga se encargase de renovarla con carácter de excelencia, Resident Evil 8 Village llega para perfeccionar la fórmula a plenitud. Como continuación y como título independiente, la última travesía de Ethan Winters se trata de una obra excepcional y, al mismo tiempo, se perfila a ser partícipe de todas las discusiones sobre los mejores juegos de 2021 gracias a una propuesta que combina nostalgia y novedad a partes perfectamente iguales.
Historia
Jugabilidad
Gráficos
Sonido
La historia, además de intrigante, conecta perfectamente con su predecesor
Su mundo está excelentemente construido gracias a sus personajes y a su narrativa
Desde el gunplay hasta los rompecabezas, refina y expande todos los sistemas jugables anteriormente renovados
La campaña nos mantiene en constante impresión gracias a mecánicas siempre cambiantes y a su sistema de progresión
A nivel gráfico, sonoro y de doblaje es un portento digno de la actual generación
Su atmósfera es sublimemente inmersiva y vasta en atractivo artístico
La abundancia de recursos reduce la tensión de los enfrentamientos
El combate, en líneas generales, impera desmedidamente sobre las secciones de terror
Su ineficaz curva de dificultad impide experimentar más temor por las amenazas
Politólogo a tiempo completo, economista a tiempo parcial. Asiduo al medio interactivo por su capacidad de hacernos vivir las historias, no contarlas. Joven venezolano amante de Bad Bunny, Itachi y los RPGs que busca cooperar en la evolución de una industria huérfana de horizontes.