Los juegos de rallies son un punto y aparte dentro del género de conducción, con su propio estilo y personalidad, y así como podemos afirmar por ejemplo que Grand Theft Auto es un pilar entre los Sandbox, cuando hablamos de Rally hablamos inevitablemente de la saga Collin McRae, rebautizada desde hace unos años como Dirt.
Estos juegos fueron un puntal en lo que a este subgénero se refiere, con joyas como Colin McRae Rally 2, siendo ejemplos de cómo hacer un buen simulador que también fuera accesible. Pero lo que era un juego basado puramente en el mundo del rally fue diversificándose con la entrada de la pasada generación de consolas. Colin McRae: Dirt, lanzado justo antes de la trágica muerte del piloto, introdujo también nuevos tipos de competición, como el CORR o el Hillclimb. Estas novedades, bien recibidas en un primer momento por los fans, fueron en aumento en las siguientes iteraciones de la saga bajo el nombre Dirt, alejando paulatinamente el rally del foco principal y convirtiendo la saga en un arcade a medio camino entre MotorStorm y Need For Speed, dejando a este subgénero sin una serie de referencia y perdiendo a los seguidores más acérrimos de los juegos originales, que llevan una década esperando un simulador de rallies que pueda cumplir sus expectativas.
Pero después de los dispares resultados de Dirt: Showdown, la última entrega de la serie, la gente de Codemasters decidió que era hora de entrar en la nueva generación a lo grande y recuperar aquel espíritu que pareció quedar en la cuneta hace diez años. Dirt Rally, del cual recogíamos nuestras primeras impresiones hace unos meses, nace con esta idea, habiendo pasado primero un tiempo en Early Acces con el objetivo de recoger feedback de los usuarios y poder ofrecer así la experiencia definitiva. Finalmente, el juego vio la luz en PC el pasado 7 de diciembre, y ahora nos llegan sus versiones para PlayStation 4 y Xbox One, con algunos añadidos respecto a su primera versión que incluyen siete nuevos vehículos y categorías, nuevos diseños inspirados en Colin McRae, un completo tutorial y mejoras en el multijugador.
Al igual que Dirt: Showdown dejaba claras sus intenciones con su título, lo mismo hace Dirt Rally. Y es que aquí a lo que venimos es a competir por etapas, jugársela ajustando nuestro vehículo y marcar los mejores tiempos. Codemasters ha decidido volver a los orígenes y eso da como resultado un juego que va directo al grano, destinado a unos usuarios que llevan tiempo esperando un juego de rallies que pueda dar la talla.
Dirt Rally quiere recuperar el estilo de los antiguos Colin McRae, y eso se ve tanto en el conjunto como en los detalles. Empezando por los menús, que recuperan el estilo sobrio de anteriores entregas, y siguiendo por los modos de juego y las posibilidades que ofrece. Aquí no se recupera apenas ninguno de los numerosos modos de la anterior entrega como el 8-ball o Rampage, si no que tendremos tres tipos de competición: Rally, la estrella, Hill Climb y RallyCross.
En cada uno de ellos disponemos de diversas localizaciones a lo largo del globo que cuentan con diferentes etapas en las que participar. Como clara declaración de intenciones es la modalidad de Rally la que cuenta una mayor variedad, con un total de 6 localizaciones y un total de 70 etapas. Si lo sumamos a los tres circuitos y sus variantes de RallyCross y los tres sectores de Hill Climb y sus tramos, todos ubicados en Pikes Peak, nos queda una enorme cantidad de pista por recorrer. Y es que, aunque las localizaciones puedan parecer pocas, cada una cuenta con su propia personalidad. Las estrechas pistas de Alemania, la tierra de Grecia, la lluvia de Gales… nos hacen imposible confundir un lugar con otro, a pesar de que no se puede decir lo mismo de las etapas individuales, pero en conjunto consigue darle al juego mayor variedad y profundidad. Las etapas, que no bajan de los cuatro o cinco minutos de duración, y las condiciones variables de tiempo como la noche o la lluvia, prometen dar mucho de sí.
Pero antes de todo esto, muchos necesitarán pasar por un proceso de aprendizaje, y en este apartado el juego vuelve a sacar personalidad. En vez de ofrecernos el típico tutorial estilo carnet de conducir en Gran Turismo, Dirt Rally nos trae un conjunto de 21 vídeos que cubren la mayoría de aspectos de la conducción, desde el sobreviraje hasta los tipos de superficie, con explicaciones claras de que es cada fenómeno o como funciona dicha parte del vehículo hasta soluciones para evitar problemas y obtener los mejores resultados en pista.
Entrando ya en materia, el título nos ofrece tres modos de juego. El principal es el modo Trayectoria profesional, en el que tendremos que crear un equipo ganador participando en una serie de pruebas y campeonatos de las tres categorías principales. Es el más profundo de todos y el que aporta más variedad. Contando con un jefe de equipo y un pequeño capital inicial, tendremos que adquirir nuestro primer vehículo y empezar a contratar ingenieros para que nos ayuden a mejorarlo y repararlo cuando llegue el momento. Estos ingenieros tienen diferentes habilidades, basadas en los aspectos reparables y mejorables de los coches, y tendremos que ir contratándolos de manera equilibrara, teniendo en cuenta también la duración de sus contratos. Al llevar un tiempo con ellos, medido en kilómetros, podremos desbloquear ventajas, que nos ayudarán en nuestro camino a la cima. El dinero que vayamos obteniendo al participar en las pruebas no solo nos servirá para contratarlos, si no que también lo usaremos para adquirir nuevos coches con los que competir.
Dentro de este modo encontraremos campeonatos de las tres categorías de juego, pruebas online con retos diarios, semanales y mensuales además de eventos jugador contra jugador, y también los campeonatos personalizados.
A este completo modo carrera se le suma la clásica prueba individual y las ligas. Estas son el principal puntal del modo multijugador, ya que se trata de competiciones creadas totalmente por los usuarios, que pueden personalizar los eventos, los coches y sus puestas a punto y demás.
Si hay algo negativo dentro del apartado jugable, más allá de los que puedan quejarse de la falta de localizaciones y circuitos o de la escasez de modos, es la opción de recuperación del vehículo cuando nos salimos de la pista. En ocasiones será una gran ayuda, pero hay veces en las que nos quedaremos estancados encima de una piedra al borde del camino y tendremos que recurrir al menú para poder regresar a la pista, puesto que no siempre parece reconocer cuando no podemos avanzar, o por el contrario saltará cuando no debe al acercarnos a los espectadores. Esto ocurre sobretodo el Pikes Peak, donde encontraremos en ocasiones una sola persona que en una curva cerrada nos puede activar la recuperación con su consecuente sanción de tiempo.
Dirt Rally es un juego personalizable. Eso no debería sorprender a los aficionados a este tipo de títulos, pero en este caso Codemasters ha puesto mucho empeño en que nos lo hagamos nuestro. Desde un buen inicio se nos alienta a personalizar el estilo de juego, ajustando una serie de ayudas que nos harán la vida más fácil o difícil y que afectarán a las recompensas que vayamos recibiendo.
A partir de aquí llegará el momento de ajustar nuestro coche. Dirt Rally cuenta con una envidiable plantilla compuesta por 46 coches, divididos en distintas categorías y modos de juego, y cada uno de ellos tiene su propia personalidad y estilo. Antes de cada etapa podremos ajustar su mecánica, y es aquí donde la precisión de Codemasters llega a su cenit. Desde los más descuidados hasta los más meticulosos se encontrarán su lugar, puesto que cada uno de los ajustes básicos tiene sus subcategorías, creando un sistema complejo y tremendamente profundo que tiene su impacto directo en la pista. Puede marear un poco al principio a los menos acostumbrados, pero trastear con ellos y usar los imprescindibles Shakedowns de prueba antes de cada etapa nos solucionará la vida en más de una ocasión, con la ayuda extra que supone el poder guardar hasta diez configuraciones para cada coche. Si bien se puede competir sin hacer ajustes, no es lo que buscan los creadores del juego, y eso se nota.
Esta atención al detalle no está presente únicamente en los ajustes mecánicos y de conducción, si no que, en una característica heredada directamente de la versión de PC, podemos personalizar incluso los controles del mando, asignando acciones a cada botón, desde acelerar y frenar hasta encender y apagar las luces y los limpiaparabrisas. Todo un detalle en un juego de consola, y una delicia para aquellos nostálgicos que se nieguen aun a acelerar y frenar con los gatillos.
En Codemasters son conscientes de que un juego como este entra a través de la vista y el oído, y han puesto el máximo esmero en que las impresiones que recibamos sean las mejores. Las físicas de los vehículos están cuidadas, y la reacción al terreno, a su superficie y a las condiciones climáticas están muy trabajadas. La personalidad de cada uno de las localizaciones tiene un impacto muy directo en como reacciona el coche, así como lo tiene el propio vehículo y sus ajustes y el tipo de prueba que estemos realizando. Las colisiones también son un punto a favor, ya que veremos deformarse nuestro coche en tiempo real e incluso si le damos suficiente caña podremos ver como saltan por los aires algunos elementos como puertas, parachoques y demás. Por encontrar algún error, quizá se eche en falta una mayor sensación de peso en los vehículos en algunos momentos, sobretodo en las colisiones laterales, pero aun así no es algo preocupante ni molesto.
Del apartado gráfico podemos decir que tiene sus luces y sus sombras, y nunca mejor dicho. Los elementos como menús, textos y el HUD siguen esa estética minimalista de anteriores entregas, y en conjunto no son llamativos pero sí funcionales, lo cual es de agradecer.
Los modelos de los vehículos están realmente trabajados, tanto en interior como exterior, y ayudan a dar aun más personalidad a cada uno, siendo evidente el buen trabajo hecho con el motor gráfico EGO. El terreno, la pista y las partículas que desprende al pasar por ella han sido objeto de un gran trabajo por parte de Codemasters, y eso se nota también. La lluvia y la nieve, así como el momento del día en el que ocurre la prueba también aportan gran belleza al conjunto. Un pequeño consejo respecto a esto: procurad no destrozar las luces de vuestro coche en una etapa nocturna, o lo lamentaréis, pues la oscuridad no es total pero si suficiente para no ver a tiempo esa pequeña roca al borde del camino.
Es en el resto del conjunto gráfico donde encontramos los problemas, y es que este suele ser uno de los talones de Aquiles de los juegos de conducción en general. Los entornos son en general un acierto, mejorado por el buen trabajo en las condiciones ambientales, pero hay detalles, como por ejemplo algunos elementos de la vegetación o algunos de los coches que podemos ver aparcados en los bordes del camino, que destacan por lo poco trabajados, así como también el modelo del copiloto que, aunque solo podremos apreciar en las repeticiones, parece más un muñeco de cera que otra cosa. Mención aparte merecen las sombras de los árboles, que en su conjunto están poco trabajadas y presentan numerosos bordes dentados y falta de definición.
Por otra parte nivel sonoro encontramos el mismo cuidado general que destila el resto del juego. El sonido de los coches, diferente en cada uno de ellos, es un elemento omnipresente y muy bien logrado, y da credibilidad al conjunto. Quizá el volumen esté demasiado alto incluso, especialmente si usamos la cámara interior, pero la ausencia de música en los tramos, un acierto pues elimina distracciones, lo hace menos molesto.
El copiloto es otro punto importante en este apartado y uno de los grandes añadidos al juego demandado por los fans. Su voz es siempre clara y entendible por encima del rugido del motor. Las indicaciones vienen a tiempo, incluso podemos ajustar desde los menús si queremos que lleguen antes o después, y también son variadas, claras y en ocasiones muy específicas (‘piedras al salir de la curva’, por ejemplo). El único punto negativo es que en ocasiones puede sonar algo soso y distante, contrastando con la tensión que podemos sentir al circular a toda velocidad por una estrecha pista en plena noche y lloviendo a mares.
Dirt Rally es el regreso del rey de los simuladores al lugar que le corresponde. Después de una década alejado de su esencia, con títulos interesantes pero que no eran lo que los usuarios esperaban, Codemasters ha entrado por todo lo grande en la nueva generación con un juego que recupera todo lo que había sido. Tres modalidades, con protagonismo absoluto del rally, una gran variedad de etapas y coches que conducir e interesantes modos tanto para un jugador como online componen lo que es ya un título de referencia no solo dentro de su clase si no para los juegos de conducción de la presente generación.
Lo único que empaña este gran conjunto es la poca variedad en el apartado multijugador y los pequeños defectos gráficos que nos podemos encontrar, pero en conjunto esta edición para consolas ha conseguido recoger lo mejor de su hermana de compatibles y añadir lo justo para que sea aun mejor. A pesar de esto, Dirt Rally es un juego que sabe lo que quiere ofrecer y lo hace de la mejor manera posible.
YOLO
Parece que el género de conducción esta algo escaso esta generación. Se agradecen estos titulillos aunque lo de los volantes me parece una guarrada y claro, yo por ejemplo me he bajado del carro por no poder comprar uno en condiciones.
En fín....
Puf que pintaza Dios... Cuando baje caerá. Soy de juegos de rallies y la verdad, este es el que me llama más la atención ya que Sebastian Loeb... Da penita
De simulación de conducción siempre me he decantado más por los de rally. Este pinta genial!
El juego es el deleite de todo aquel que le molen los simuladores de conducción. Yo lo tengo en la versión de PC y he de decir que está genial.