Tengo la cabeza echando humo de tubo de escape por las orejas; me pitan los oídos a través de una estridente melodía compuesta por derrapes chirriantes; mi cuerpo está agotado fruto de una fase REM repleta de visiones sobre caparazones verdes, rojos y azules. Escribo este análisis de empalme: he estado jugando durante toda la noche a Mario Kart World y ahora soy incapaz de sacarme el juego de la cabeza.
Probablemente esta confesión ya hable muy bien por sí sola de qué me ha parecido el título de lanzamiento de Nintendo Switch 2. Y, tras pasar varias horas con él (más otras 6 y pico de las impresiones que os traje anteriormente) me cuesta encontrar palabras para describir el juego. Algo que digo en sentido casi literal: Mario Kart World es un título prácticamente infalible en casi todo lo que hace. Tanto que lo único que me nace al escribir estas palabras es ahorrarme todas las que están por venir con un simple ¨jugadlo¨, pero eso sería hacer trampa: estamos ante uno de esos juegos que es mucho más de lo que ves.
La nueva forma de competir: 2 grandes aciertos y un pequeño pero
Más gente, más caos
Una de las grandes novedades de Mario Kart World consiste en que el número de jugadores se ha incrementado de 12 a 24. Voy a volver a escribirlo para enfatizarlo todavía más: DE 12 A 24. Esto implica que el caos que hay en cada carrera se duplica en varios sentidos diferentes. Ya no es solo que la pista esté plagada constantemente de todo tipo de armas arrojadizas de otros jugadores volando por ahí, sino que ahora es más fácil que nunca pasar del primer puesto a prácticamente la cola de la carrera.
Esto es algo que, evidentemente, está encaminado a potenciar más lo que se conoce como ¨Momento Mario Kart¨; un fenómeno que describe lo imprevisibles que son las carreras de la saga en cuanto a que todo puede cambiar en un segundo de tal forma que las posiciones de toda la carrera se reordenen de forma sumamente loca por culpa de un caparazón azul o una de esas bombas que tumben a varios rivales a la vez. En otras palabras, prepárate para quedar noveno a pocos centímetros de la meta cuando ibas primero toda la carrera, porque va a ocurrir más de una vez.
Prácticamente parkour sobre ruedas
La kinestética de las carreras ha cambiado lo suficiente con respecto a Mario Kart 8 Deluxe como para darte cuenta de ello apenas empiezas a jugarlo. Mientras las carreras del antecesor de Mario Kart World se componían de secuencias trazadas a través de derrapes ajustados y encadenar turbos sin parar, este juego ofrece una experiencia más dispersa en lo que es el gameplay ¨momento a momento¨.
Algo que se debe a que los circuitos son mucho más amplios y, por tanto, existen más opciones a la hora de movernos por ellos; siendo dos mecánicas las que más destacan sobre el resto por aquello de que estarás usándolas constantemente una vez tengas algo de práctica con el juego. Efectivamente, estoy hablando de grindar por las barandillas y correr por las paredes; algo que se desprende de que en Mario Kart World podemos cargar el salto para impulsarnos en el aire y aprovecharlo para subirnos a estas superficies.
¿Por qué querríamos hacer esto en lugar de circular por la pista de forma normal? Pues porque, además de que quede muy resultón visualmente, grindar por barandillas, saltar y encaramarte a una pared también te da turbos, lo cual es indispensable a la hora de hacer distancia con los rivales que tienes detrás y acortarla con los que van por delante de ti. Y, si bien es cierto que quizás tardes un poco en hacer click, en cuanto comprendas que esto no es Mario Kart 8 Deluxe sino ¨otra cosa¨, prepárate para que Mario Kart World te vuele la cabeza.
La única pega que le veo al juego
El único pero que le veo al juego tiene que ver con algo que ya mencioné en mis impresiones finales del mismo: los tramos que hay entre cada circuito en un Grand Prix (o el modo versus si elegimos circular por ahí) se sienten algo más lentos que las carreras tradicionales de tres vueltas a una misma pista. No logro entender muy bien por qué, pero hay ciertas secuencias de estos caminos que me piden más velocidad de la que da el vehículo aún haciendo todo tipo de malabares para conseguir turbos.
Quizás esto sea algo que se deba a que estas rutas son sumamente anchas y hay determinados trozos de terreno que se sienten algo más vacíos de lo que me gustaría, pero también creo que esto es una cuestión de contraste: hay momentos tan extremadamente intensos en Mario Kart World que los que tienen un grado menor de caos dan la falsa impresión de ser más sosos. Quizás el juego me haya convertido en un monstruo insaciable de adrenalina y estímulos. No descarto ninguna de las dos posibilidades.
El Mario Kart más completo hasta la fecha
Podría dedicar más de 4.000 palabras a describir todos y cada uno de los contenidos sobre los que se construye la experiencia de Mario Kart World, pero su cantidad es lo bastante abrumadora como para que optemos por enumerarlos en una lista que haga bandera del arte de la concreción. Sobre todo, para dejaros con un anticipo de qué os vais a encontrar dentro del juego una vez lo encendáis y contéis aún con ese factor sorpresa que aparece cada vez que pruebas otro modo más y piensas: ¨Nintendo está definitivamente loca¨.
Decenas de personajes jugables componen un roster construido por figuras ya reconocibles (Mario, Luigi, Toad, Peach, etc.) como por entidades sumamente surrealistas. Hablamos de que podrás competir dentro del juego con el Topo Monty, huesitos, el pez chip chip, Pingü, Caco Gazapo, Placapum... la lista es interminable
Lo mismo ocurre con los vehículos: es cierto que Mario Kart World no ofrece un grado de personalización tan profundo como su antecesor (no puedes cambiar las ruedas ni el ala-delta), pero existen tantos coches, motos y lanchas diferentes que no lo echarás en falta en ningún momento
Decenas de circuitos diferentes que, además, cuentan con rutas entre sí que puedes recorrer como si fuera otra pista más, la cual consta de una estructura diferente en función de si vas o vuelves
Modo Grand Prix: carreras que cuentan con una travesía concreta por el mapa del juego y que nos harán circular por 4 circuitos diferentes y las rutas que los unen entre sí
Modo Libre: el modo en el que podrás moverte con total libertad por el mapa sin transiciones ni pantallas de carga con el objetivo de completar miniretos, conseguir coleccionables y deslumbrarte con los paisajes de Mario Kart World
Modo Versus: la vertiente encaminada a permitirnos echar partidas rápidas, definir nuestras propias rutas Grand Prix e incluso disfrutar de la experiencia más tradicional de dar tres vueltas en un circuito concreto
Modo Batalla: el clásico modo de enfrentarte a otros jugadores en arenas cerradas mediante el uso de objetos ofensivos y cuenta con los ya vistos en entregas anteriores como el de los globos, el de las monedas, etc...
Modo Supervivencia: el mejor modo de Mario Kart World. Aquel que más intensidad genera en cada carrera por su inteligente estructura de battle royale donde la ruta cuenta con varios checkpoints donde se van eliminando los cuatro últimos jugadores de cada tramo. De 24 a 20, a 16, a 12, a 8, a 4 y hasta que solo pueda quedar uno
Sencillo de aprender, pero más profundo de lo que parece
Hay un momento mágico en Mario Kart World que se produce cuando has repetido varias veces un mismo circuito y tu mente pone el piloto automático, ganando más capacidad para fijarte en aquellos aspectos de la pista que antes te pasaban desapercibidos. Un instante en el que te vuelves consciente de que en cada circuito de este nuevo Mario Kart tiene varias capas en forma de rutas alternativas; cada una más enrevesada que la anterior y a las que solo puedes acceder cuando comienzas a dominar las mecánicas de salto en pared y grindeo.
No es tanto una cuestión de los típicos atajos de toda la vida que han existido siempre en los niveles de Mario Kart, sino el hecho de que cada circuito tiene rutas completas que probablemente tu mente esté obviando por el hecho de no estar acostumbrada a que esta entrega sea más compleja y dé más libertad a la hora de recorrer una pista. Y, siendo sincero, la sensación de entrar a una con la certeza de que no la conoces del todo aún habiéndola recorrido más de diez veces es algo increíble.
Conclusión
Mario Kart World se convierte, automáticamente, un digno heredero del legado de su antecesor: conserva la esencia moderna de la saga como para que su experiencia de juego sea familiar, pero innova lo suficiente a nivel mecánico como para obligarte a cambiar el chip y comprender que lo mejor que podía hacer la saga con tal de no estancarse era pasar página.
Todo ello al margen de que sea el Mario Kart más completo en cuanto a contenidos en la historia de la franquicia; siendo el modo Supervivencia aquel que debería convertirse en un imprescindible automático de las próximas entregas que estén por venir. En definitiva, este juego es el resultado de coger algo que ya funcionaba e impulsarlo hacia delante con el movimiento más ¨Nintendo¨ posible. Se siente fresco, pero a la vez familiar; prueba la maestría de una compañía que lleva más de 40 años haciendo juegos, pero también promete convertirse en algo que defina los próximos 10. Que viva Mario y la madre que lo parió.
Mario Kart World es el mejor juego de lanzamiento posible para Nintendo Switch 2. Una entidad que expande todo lo que conocemos de la saga a través de un salto generacional que no deja lugar a dudas. Es más y mejor que las anteriores entregas y, quien no quiera verlo, probablemente se esté perdiendo uno de los juegos de Nintendo de la década.
Jugabilidad
Estilo artístico
Banda sonora
Cantidad de contenidos
El modo supervivencia se convierte automáticamente en un imprescindible de la saga
Potencia al máximo los momentos caóticos que caracterizan a la franquicia
La cantidad de contenidos es abrumadora y el modo libre es un añadido notable
Hay algunos circuitos que son demenciales y de lo más original que ha hecho Nintendo
Las nuevas mecánicas de grindar barandillas y saltar sobre paredes
Los recorridos que se hacen entre dos circuitos cerrados se sienten algo más lentos en comparación a las carreras tradicionales
Crecí rodeado de naturaleza y campos de trigo, pero con la cabeza llena de historias sobre dragones y planetas lejanos. Después me hice psicólogo para poder fascinarme con las historias de los demás.