One Piece: Burning Blood se trata de la última entrega de la saga de videojuegos de la conocida marca japonesa. Tras incontables volúmenes del manga y cientos de episodios del anime (más de 700 actualmente), la franquicia está lejos de agotarse, aunque cierto es que esta entrega ha debutado de forma bastante irregular en Japón. Eso sí, no olvidemos que Occidente se está convirtiendo en la cuna de One Piece, con entregas como las de la saga Pirate Warriors que han logrado ser superventas en países como España o Francia.
En esta ocasión, Burning Blood es un videojuego de lucha de los que muchos fans llevaban esperando, pero desde su desarrolladora han pecado de algunos errores que no pueden ser perdonados: entre ellos, como veremos más adelante, el del Modo Historia o la falta de combos profundos con los que comenzar la batalla. Aún así, os recomendamos leer el análisis en su totalidad para encontrar sus muchos pros, y descubrir cuáles son sus pocos puntos negativos y si lo son como para hacer peligrar a un proyecto tan esperado.
Aunque el videojuego también está disponible para PlayStation Vita, Xbox One (y llegará muy pronto a PC), en Areajugones hemos analizado la versión de PlayStation 4 gracias a la copia cedida por Bandai Namco, por lo que el apartado gráfico y la jugabilidad (en cuestión de mandos) se analizarán desde esta perspectiva, y obviando si hay diferencias entre la versión de la portátil de Sony y la sobremesa de Microsoft, a favor o en contra de PlayStation 4.
Aunque no es el primer videojuego de la saga que apuesta por el género de la lucha, es el primero que hace acto de aparición tras bastante tiempo, ya que hasta ahora la franquicia había pasado por el género musou (con luchas multitudinarias y tres entregas a las espaldas de Pirate Warriors) o por la más clásica aventura aderezada con toques de recolección (la subsaga Unlimited nos saluda).
Si comenzamos por el modo historia, la Guerra Suprema, nos sorprenderá ver que se trata de un videojuego de luchas uno contra uno, algo bastante tradicional y que pese a ser entretenido, no nos llega a sorprender. Además, aunque es algo que comentaremos en este mismo apartado pero más adelante, la jugabilidad en sí y el manejo del personaje no es lo intuitivo que nos gustaría ni permite hacer combos extremadamente complejos, algo que los jugadores asiduos al género pueden echar de menos.
Pero estamos equivocados: lo que nos prepara ese modo que desgranaremos en el siguiente apartado es simplemente una parte de lo que nos depara One Piece: Burning Blood, porque cuando nos metemos de lleno a ver qué contenido hay en el videojuego, descubrimos modos con batallas en equipos, basados en tres personajes enfrentándose a otros tres. ¿Cómo funcionan estas batallas: no es que tengamos a tres personajes jugando y enfrentándose a otros tres, sino que en cualquier momento podremos cambiar el equipo y sacar a otro luchador que más nos convenga en el momento que queramos de la batalla. Esto, sin duda alguna, crea un elemento estratégico al más puro estilo Pokémon (salvando las distancias, por favor). ¿Te queda poca vitalidad pero quieres guardar a tu luchador para otro contrincante más sencillo? Saca al mejor que tengas en tu equipo de tres y lucha con él.
Otro punto interesante de estos combates de equipo es sin duda el poder desencadenar ataques combinados que nos darán algunos de los momentos más vistosos del videojuego. Pero como decíamos, tenemos un problema en un apartado muy buscado en un juego de lucha: hablamos de los combos. Aunque existen combinaciones de ataques, son breves, simples y poco numerosas, por lo que cuando llevamos un tiempo tenemos la sensación de estar pulsando botones y cometiendo el mismo ataque.
Por eso, si buscáis un juego de lucha asequible, vistoso y con una jugabilidad nada rebuscada, One Piece: Burning Blood os puede atraer: es una entrada al género bastante buena. Pero si eres un jugador profesional del género de la lucha, esto no te agradará. Eso sí, aunque los combos no sean muy numerosos en el sentido más tradicional, si tendremos técnicas (y bastantes) para cada personaje (de los más de 40 que hay disponibles en el videojuego), una cifra que viene a ser elevada para el número de luchadores que podemos elegir en otros juegos del género.
Un punto negativo es que pese a que cada personaje tiene sus técnicas, su control no difiere casi nada entre ellos. Puedes usar a Monkey D. Luffy o a Roronoa Zoro, que el control será tan parecido que volver a aprender controles desde cero no se hace necesario: lo que más cambia son las técnicas que utilizan cada uno. Recordamos de nuevo ese concepto de juego de lucha accesible que hace a One Piece: Burning Blood ser un juego perfecto para iniciarse en el género. No penséis que todos los personajes son iguales: hablamos de control. Luego, cada personaje de la extensa plantilla se diferencia respecto a los otros y la destreza del jugador será lo que al final le haga decantarse por uno u otro en cuestión de favoritismos, y podáis ir al modo online con lo mejor de vosotros.
El modo historia del videojuego es uno de los puntos más desaprovechados que hemos visto en el título: se trata de una modalidad clásica, que muchos videojuegos introducen en su plantilla, pero que en One Piece: Burning Blood no está bien implementada. Y no porque no sea atractivo o no esté bien aprovechada, sino porque su desarrollo es breve, y no contiene todo lo que esperábamos de él.
¿En qué se basa este videojuego? En el arco de Marineford, uno de los más amados por los seguidores de la serie, vale… Pero también uno de los que son más recurridos en diferentes producciones. Es cierto que en las poco más de tres horas que nos puede llegar a durar, no nos vamos a aburrir porque se trata de una historia que está bien contada (aunque no tanto formalmente hablando), pero queríamos que el videojuego cubriese algo más que simplemente dicho arco.
El desarrollo del modo Guerra Suprema se hace mediante una especie de carta de navegación (o mapa) en el que podemos seleccionar los capítulos (batallas) que queremos abordar. Antes de entrar, se nos hace una breve descripción al seleccionar la batalla sobre qué se nos cuenta y cuáles son las condiciones de victoria… Este modo de navegación me ha parecido, personalmente, anticuado: hay muchos juegos que utilizan este sistema de rutas, y aunque funcional, no es nada innovador.
En cuanto a la forma de contar la historia, se suele hacer con pequeños fragmentos narrados y subtitulados con imágenes bastante estáticas (salvo algún movimiento externo)… Nos hubiera gustado que se hubiera aprovechado más aún el apartado técnico tan bueno que han logrado para indagar más en la historia y de un modo más vistoso, aunque tampoco podemos martirizar al modo por eso, ya que cumple en lo que a narrar se refiere. Pero si se critica porque hay momentos antes de comenzar un combate en los que se utiliza de muy buena forma el motor gráfico del propio juego para avanzar unos segundos la historia y presentar al combate en sí… ¿Cómo hubiera sido de atractivo este modo si hubiesen adoptado todo el motor gráfico en el modo historia? Interesante pregunta que esperamos ver en forma de respuesta en una hipotética segunda parte de One Piece: Burning Blood.
Los típicos Modos Libres y Modos Online están disponibles también en este título, y gracias a la posibilidad de acceder a los combates 3 vs 3 es lo más llamativo del título, aunque puede que aquellos que buscasen más una narrativa profunda acorde a la serie se sientan un tanto defraudados que para disfrutar del título en todo su esplendor tengan que recurrir a contenidos un poco clónicos. Tranquilos, la diversión está garantizada durante horas, y sobre todo, gracias a un modo online bastante especial e innovador en la saga.
Hablamos del modo Batalla de Banderas Piratas, englobado dentro de las funciones online del videojuego. En esta modalidad, podremos unirnos a una tripulación y por tanto, formar equipo. Este equipo se enfrentará con otros a través de la red de Internet que tengamos en casa. Como si de un juego de estrategia tradicional se tratase, vamos avanzando y capturando banderas, lo que implica directamente el capturar una zona. Y las banderas se capturan, como no, con batallas de lo más tradicionales.
El otro modo online es el de las batallas más comunes que suelen presentar el resto de videojuegos de lucha, y no hemos tenido excesivos problemas en comprobar su funcionamiento, la verdad. Hay un ranking mundial en el que ir ascendiendo y por tanto, un buen síntoma de competitividad.
El apartado gráfico quizás es uno de los mejores aspectos del videojuego junto al novedoso modo online antes comentado. Aunque tampoco es perfecto, el apartado artístico es buenísimo, y la recreación y modelado de los personajes luce a un gran nivel. Si lo comparamos con otro videojuego muy parecido en cuanto al diseño de personajes y escenarios, como puede ser J-Stars Victory, vemos que este One Piece: Burning Blood lo supera ampliamente en casi todos los aspectos, y logra que la animación conseguida sea muy atrapante a los ojos del espectador/jugador.
En cambio, los diseños de los fondos del escenario no son tan brutales: son bastante estáticos y llegan a chirriar respecto al resto de elementos. No es algo que nos moleste mientras jugamos debido al enorme número de efectos que aparecen en pantalla y a la continúa movilidad por el escenarios de nuestros personajes, pero es algo que está ahí y habría que reseñarlo.
En cuanto a los efectos comentados, están muy bien implementados y casan perfectamente con esa estética manga que se quiere conseguir. Gráficamente su conjunto me parece personalmente superior a la saga Pirate Warriors, y se trata de uno de los One Piece más sorprendentes en este aspecto (a la par de One Piece: Unlimited Red, deberíamos decir).
En cuanto al sonido, las voces de los personajes son bestiales y nos encantará escucharlos dialogar en las escenas del modo historia o al comienzo de los combates. La música no está mal aunque no es algo que deberíamos destacar. Por último, el videojuego está totalmente subtitulado a nuestro idioma como ya viene siendo habitual en la franquicia, por lo que no tendremos problemas para entender absolutamente todo lo que aparece en él.
Aunque como juego de One Piece hará las delicias de casi todos los jugadores, ciertamente si eres un jugador experimentado en el género de la lucha te parecerá sosete (algo que ya pasó con videojuegos como los últimos de Saint Seiya) y seguramente pedirías mucho más desafío. En cambio, no podemos dejar de olvidar a quienes van dirigidos los videojuegos de esta saga: si One Piece: Pirate Warriors lo compraban los jugadores fans de la franquicia o de la marca, aquí, por mucho juego de lucha que sea, es exactamente igual.
Si buscas un buen juego de lucha tienes muchas variantes; si buscas un juego divertido, con un apartado gráfico muy bueno y no te importa que el modo historia sea simple y corto, One Piece: Burning Blood te dará muchas horas de videojuego y sabrás perdonar sus errores.