Minecraft ha marcado un antes y un después en la industria de los videojuegos, y eso es algo innegable. El título de Mojang ha sentado las bases del sandbox de supervivencia en el que es el jugador el que decide qué, cómo, cuándo y dónde quiere cumplir unos objetivos impuestos por él mismo. Es por ello que no son precisamente pocas las obras que han tratado de seguir esta estela de éxito, utilizando una fórmula parecida y dándole unos toques personales; este es el caso del videojuego que ahora nos ocupa: Portal Knights.
Portal Knights es la última creación de Keen Games que, junto a la ayuda de 505 Games como editora, llega este mes de mayo a PC, PlayStation 4 y Xbox One con unas premisas curiosas y un apartado visual de lo más desenfadado. ¿Queréis saber qué esperar de esta aventura? Pues coged vuestra espada y acompañadnos en este análisis de Portal Knights.
Las premisas de Portal Knights recuerdan en gran medida a las de Minecraft, como ya comentábamos en la introducción, y es que se nos suelta la mano desde el primer momento para permitirnos explorar a nuestro antojo todo el mundo que nos rodea. Es cierto que a lo largo de nuestras andadas nos encontramos con algunas misiones que cumplir, pero la gran mayoría de ellas son algo así como objetivos secundarios, totalmente opcionales y que simplemente nos otorgarán algunos recursos. En general, nuestro único objetivo será armarnos cada vez más y continuar avanzando; porque sí, en Portal Knights el mundo tiene principio y fin.
Una de las mayores diferencias de la obra de Keen con la de Mojang es el hecho de que, en esta ocasión, el mundo no es único y continuo, sino que se divide en diferentes islas flotantes, las cuales sí podremos explorar a nuestro antojo. Para viajar de isla en isla necesitaremos encontrar y reconstruir portales, cuyas piezas conseguiremos completando pequeñas (muy pequeñas) dungeons y peleando con enemigos. Una vez que activamos un portal, podemos meternos para avanzar a la siguiente isla y poder continuar nuestra aventura. Cabe destacar que podemos volver atrás en cualquier momento gracias al viaje rápido, que nos permite ir a cualquier isla en la que ya hayamos estado.
Pero esta sucesión de islas no es aleatoria ni abierta, es decir, tiene un orden en el que tendremos que recorrerlas. Es cierto que hay determinados portales secretos, más difíciles de encontrar y activar, que nos permiten saltarnos algunas de las islas, pero aún así, lo único que conseguiremos será avanzar más rápido mientras el orden se mantiene. Este detalle es algo que, a pesar de privarnos de cierta libertad, nos da un camino a seguir y un objetivo final (llegar a la última isla), cosa que se agradece bastante. Además, también nos encontraremos con determinados personajes que, además de darnos objetivos secundarios, nos permitirán comerciar y charlar con ellos, dándole más vida a este universo.
Otro de los pequeños detalles que evitan algunos de los problemas de Minecraft en Portal Knights es el hecho de que este último incluye un viaje rápido que no solo permite viajar de isla en isla a nuestro antojo, sino también volver al comienzo de la isla en la que estamos, algo que resulta muy útil cuando caes en un enorme foso sin materiales para construir la salida.
Sin embargo, a pesar de que desde el punto de vista del diseño, todo el mapeado es bastante bueno, si entramos en lo visual nos damos de bruces con que las islas no ofrecen demasiada variedad. Sí que hay diferentes temáticas con grandes discrepancias entre sí, pero a lo largo de las decenas de islas estas temáticas pecan de poco numerosas, haciendo que se repitan demasiado y encontremos islas demasiado similares visualmente de forma relativamente rápida.
Estos son los tres pilares básicos de la jugabilidad de Portal Knights, los elementos centrales de la obra que, al final, serán decisivos para decantar la balanza de si el título merece la pena o no.
En cuanto al crafteo, no hay demasiado que decir, y es que nos encontramos con un sistema muy similar a lo visto en obras como Minecraft o Terraria. Todo se basa en explorar el entorno para extraer recursos como madera, piedra, carbón o cobre; y con ellos comenzar a crear herramientas y máquinas que nos permitan construir más y equiparnos mejor (porque lo que no van a hacer nunca las máquinas es fabricas máquinas). En este aspecto, nos encontramos con un título correcto, que ofrece bastantes posibilidades y que, gracias a todo lo que podemos crear, nos insta a seguir adelante.
Por la parte de la construcción nos encontramos algunos problemas. En primer lugar, cabe destacar que el sistema es, de nuevo, idéntico al de Minecraft, permitiéndonos dar rienda suelta a nuestra creatividad. Sin embargo, Portal Knights tiene una cámara que se puede alternar entre primera y tercera persona, siendo la primera apta para la construcción y la segundo la más adecuada para el combate; y precisamente el hecho de tener que cambiar de forma constante para construir y a la vez movernos con precisión sin caernos es un detalle que hace de la construcción algo bastante tedioso y que, probablemente, dejemos apartado rápidamente. Además, el diseño elegido para la previsualización de un bloque colocado no es la mejor y muchas veces nos equivocaremos al colocarlos.
El combate es la parte más original de la obra y es, sin duda, donde se encuentra lo mejor y lo peor de Portal Knights. En la cara más positiva de la moneda nos encontramos con un combate que, visto desde la tercera persona e incluyendo la mecánica de rodas para esquivar, se antoja infinitamente mejor que el de otras obras del género. Gracias al sistema de progresión que nos permite aumentar los atributos que queramos podemos adaptar a nuestro personaje (el cual tiene una clase predeterminada que escogemos cuando creamos) a nuestra forma de jugar. Con todo ello, la variedad de enemigos y la dificultad de los combates, los enfrentamientos uno a uno contra enemigos duros suelen resultar muy entretenidos. Además, el combate incluye también ciertos elementos de rol ya que los diferentes enemigos y ataques son de un tipo determinado (fuego, planta, físico, etc), cosa que podemos aprovechar para maximizar el daño.
Pero, siempre hay un pero, la cara más amarga del combate en Portal Knights viene por un uso terrible de la cámara. En primer lugar, la cámara se bloquea cuando empieza un combate y se centra en un enemigo hasta que la desbloqueamos manualmente o lo matamos; hasta aquí correcto. El problema viene cuando no nos enfrentamos a uno, sino a varios enemigos a la vez (y creedme, ocurre muy frecuentemente), ya que la cámara sigue bloqueándose en uno solo y nuestro personaje siempre está enfocado hacia él, siendo incapaz de atacar en otra dirección; de esta forma, se hace imposible atacar al enemigo más cercano si estamos fijándonos en uno más alejado, convirtiendo los combates contra varios enemigos en algo terriblemente frustante e injusto hasta el punto de que, a veces, nos matan enemigos que ni siquiera aparecen en la pantalla.
Entrando en el apartado técnico de Portal Knights cabe destacar que, en nuestro caso, hemos podido disfrutar la versión de PlayStation 4. En dicha consola, el juego luce realmente bien y el rendimiento es muy bueno. Visualmente, como podéis ver en las imágenes, Portal Knights sigue la estela de Minecraft incluyendo casi todo en forma de cubo; sin embargo, también se acompaña de algunos elementos más redondeados como las copas de los árboles o el diseño de los enemigos. En general, el apartado visual es bueno y resulta un título muy agradable a la vista, no es difícil que Portal Knights nos entre por los ojos.
Respecto a los controles nos encontramos uno de los grandes problemas del juego. El movimiento no resulta nada preciso y, bien sea por los movimientos de nuestro personaje o por el pequeño tamaño de los cubos que forman el escenario, no resulta nada fácil avanzar y escalar cuando usamos nuestros bloques, haciendo que nos caigamos más de lo que desearíamos.
La duración de este tipo de obras es algo realmente difícil de analizar, y es que básicamente el juego acaba cuando nosotros nos cansamos. En nuestro caso, hemos tardado unas 20 horas en llegar hasta la última isla del juego, completando por el camino algunas misiones secundarias pero avanzando de forma relativamente rápida. En este tiempo, hemos de admitir, el juego ya se ha hecho repetitivo y, si lo estuviéramos jugando por simple entretenimiento, probablemente habríamos abandonado en torno a las 15; pero, de nuevo, esto es algo muy personal y que depende en gran medida del propio jugador.
En resumen, Portal Knights es una obra muy desenfadada en todos sus apartados, desde lo visual hasta lo jugable. Siguiendo la estela de Minecraft, el referente del sandbox de supervivencia, lo nuevo de Keen consigue resultar divertido gracias a las múltiples opciones de crafteo, la libertad para explorar y construir a nuestro antojo en las decenas de islas que conforman el juego y, sobre todo, gracias a un sistema de combate más pulido y profundo.
Sin embargo, todos estos grandes aciertos quedan empañados por algunos problemas en los controles y, sobre todo, en la cámara. El combate contra varios enemigos es terriblemente injusto y, uniendo esto a un mapeado algo repetitivo, nos damos de bruces con que Portal Knights desaprovecha buena parte del potencial que le proporcionan sus aciertos para perderse en una experiencia más frustrante que divertida.