Hablar de una empresa como Milestone es hablar de una desarrolladora polémica tanto en el bueno como en el malo sentido de la palabra, porque detrás tiene una legión de jugadores fiel y expectante por cada uno de sus proyectos, pero también a otros que esperan un golpe definitivo sobre la mesa del género de la conducción en diferentes modalidades que aún no ha llegado. Y no será porque la empresa italiana tenga un currículum corto, porque no hay año que no lance un par de títulos al mercado de motociclismo, rally, motocross… Así es como tenemos incursiones casi sobresalientes como Valentino Rossi: The Game, y otras más flojas como Ride, el precursor de este videojuego que tenemos entre manos.
Ride tenía algunos detalles buenos, como querer ser el Gran Turismo de las motos, aunque su ambición no era lo suficiente como para lograr un título notable: le faltó empuje gráfico, mayor cuidado en los detalles de simulación, y un contenido algo más variado. Aún así, muchos son los gamers que por la red han hablado bondades de un título que ellos consideraban infravalorado. Por esta recepción muchos pensábamos que la saga Ride no iba a continuar con una segunda entrega, pero desde su anuncio oficial, hemos ido comprobando como algunos de los errores que tuvo el primer videojuego parecen haber desaparecido. Y una vez nos hemos puesto a jugar durante horas al título, hemos comprobado cómo sin ser un título sobresaliente ha mejorado y mucho a la base jugable disponible hace dos años.
Si hay algo que tenía Ride en su primera incursión en la nueva generación era contenido. Por ejemplo, tenía más de 200 eventos en su modo Gira Mundial… Pero echábamos de menos, como hemos comentado en la introducción, una variedad mayor en cuanto a modos de juego. Cuando llevabas una cantidad de eventos superados, querías descubrir nuevo contenido que te entretuviera, y salvo alguna modalidad especial como “Días de Pista”, no descubrimos tal motivación. Más que por nuevas modalidades de juego, se debía a un desarrollo plano en el terreno de la jugabilidad, lo que daba la impresión de estar jugando más por inercia que por querer descubrir nuevos circuitos (que no dejaban de ser 14, una cifra paupérrima de lanzamiento).
Y es que la moto al estar controlada por el jugador, no daba la sensación de progreso pese al tímido sistema de mejoras incluido, o a las mejoras que se podían realizar al sistema de juego: siendo más o menos cercano a la simulación pura y dura. Era un juego sencillo y endeble en muchos sentidos y de ahí que se quedase en tierra de nadie a la hora de ser criticado por su base de jugadores.
¿Ha mejorado todo esto Ride 2? La respuesta, antes de entrar en detalle en cada apartado, es afirmativa. Hay poco que no haya mejorado esta entrega, ejemplo de cómo debe ser una secuela en el género de la conducción. Cierto que tenía un mayor margen de mejora que otros títulos como Driveclub en el terreno automovilístico (y de las motos en parte debido a su contenido descargable), pero estamos, ahora sí, ante lo mejor que ha dado Milestone.
El videojuego de base incluye la nada despreciable cantidad de 174 motocicletas (más 16 totalmente modificables), y la lista completa la ofrecimos ya en una noticia a la que podéis acceder mediante el siguiente enlace. Pero la cifra subirá hasta las 230 cuando se complete el listado gracias al pase de temporada y a los regalos gratuitos pensados por la compañía que llegarán cada mes. Por tanto, la selección de motocicletas, en las que hay de toda clase, es bastante amplia y estará en la decisión del jugador cual usará. Aunque hemos probado una decena de ellas en todo el juego, teniendo varias favoritas, hay que decir que el control sí que se antoja diferente entre unas y otras cuando ajustamos el nivel de diferentes aspectos del juego. Es algo en lo que incidiremos más adelante pero no está mal ir adelantándolo.
En cuanto a los circuitos, la lista es amplia también, y dobla en número a la anterior entrega. Son treinta pistas con diferentes configuraciones que se dividen en diferentes categorías:
La variedad de este tipo de circuitos es bastante amplia y son los que mejores postales nos ofrecen a nivel visual. No tienen un nivel complejo en general, y sus trazadas difieren bastante entre ellos, por lo que hay para todos los gustos. Nuestro preferido es Sierra Nevada, uno de esos circuitos que permite ver la diferencia gráfica entre el primer Ride y éste.
Por ejemplo, Salt Flats Speedway es uno de los circuitos que repite de la primera entrega. Estos trazados nos permiten poner al límite a nuestra motocicleta, por lo que llegaremos a la velocidad punta rápidamente. Obviamente, en estos circuitos lo que debemos intentar es usar la moto más rápida que tengamos a nuestra disposición en un término medio entre velocidad punta y tiempo en el que tarda en llegar a dicha velocidad máxima. Aunque entra dentro de la selección de circuitos, es como un modo de juego diferente. En nuestro análisis, es uno de los puntos menos aprovechados y más simples que hay.
Otros circuitos bien diseñados ubicados en las zonas urbanas que tienen trazados muy diferentes y permiten de nuevo deleitarnos con vistas bastante logradas. La dificultad de estos circuitos, a priori, no debería resultar un problema. Macao es nuestro preferido y al que más tiempo hemos dedicado dentro de esta categoría.
En esta sección estarían uno de los circuitos preferidos por muchos de los jugadores de cualquier juego de conducción: hablamos de Nürburgring, que en este videojuego llega con dos versiones diferentes (una que los propios desarrolladores incluyen en Circuitos de Gran Premio) y, como es habitual, tanto en un modo soleado como con lluvia. Aunque los otros dos trazados también nos han ofrecido buenos momentos, la nostalgia nos puede y nos quedamos con el anteriormente mencionado. Quizás echamos más en falta algún circuito de competición más, puesto que tres se nos queda algo cojo.
A los que seáis poco conocedores del mundo de la velocidad, éstos serán los circuitos más conocidos y los encontraréis, a priori, bastante bien representados. Como anécdota, incluye un circuito español como es el de Almería, también disponible en la primera entrega, y que se desarrolla en la zona de Tabernas, por lo que el desierto será zona única durante todo el trazado. Es la categoría con mayor número de circuitos y una de las más completas, aunque también una de las más aburridas al ser circuitos muchas veces presentes en otros juegos como ocurre con el trazado de Monza.
Por otro lado, tenemos circuitos especiales de Supermoto que permitirán poner a prueba este tipo especiales de motocicletas. Es otra de las categorías con menor número de trazados aunque los tres incluidos mantienen un buen nivel respecto a la elección final.
Aunque Ride 2 se adapta para todo tipo de públicos, tenemos que tener en cuenta que pese a no ser un simulador total, sí que podemos trastear entre una cantidad de opciones para sentirnos cómodos en la motocicleta que estemos usando. Así, en el menú principal, antes de cada carrera, podemos cambiar distintos parámetros como la Suspensión y las propias Marchas. Dentro del apartado de Suspensión, encontramos diferentes opciones para arreglar como nosotros queramos los amortiguadores: así, iremos desde un control absoluto de la rigidez, hasta el ajuste en la amortiguación de comprensión y rebote de ambas ruedas. Cuanto más rígida sea la amortiguación, más preciso será el control de la motocicleta aunque mucho más inestable.
Lo mismo ocurre con una amortiguación más suave: habrá más estabilidad aunque menos precisión. Y como hemos podido notar a los mandos, en la estabilidad de la moto entra en juego otros factores como el movimiento del piloto, el estado de la pista, las condiciones atmosféricas o el propio estado de la moto. Es por ello que el control de cada motocicleta es único y bastante bueno en cuanto a sensaciones.
También es controlable si queremos más aceleración o más velocidad punta gracias al ajuste específico de las marchas. Un apunte de todos estos ajustes de las sensaciones en la motocicleta es que son desbloqueables y no estarán disponibles en tus primeras partidas, algo que ofrece una sensación de progreso. Y además de todos estos elementos, tendremos a nuestra disposición más de 1200 componentes para ir modificando algunas motocicletas a nuestro antojo. En definitiva, la personalización es bastante completa y satisfactoria.
Otro punto importante a destacar es casi la obligatoriedad de jugar con la vista en primera persona (ya sea la vista de casco o la de moto), porque en tercera persona el videojuego resta espectacularidad, la sensación de velocidad es mucho menor, y se nota que Milestone se ha esforzado más en una buena vista de piloto que en el resto existentes (un total de cinco). Además, la sensación de simulación aumenta en esta perspectiva en la que vemos el movimiento y vaivén tanto de la moto como de nuestro piloto, y ahora sí, unos retrovisores que funcionan (la primera entrega era un cúmulo de píxeles).
En realidad, quizás el titular de esta parte del análisis sea algo pretencioso, pero refleja claramente la variedad que ahora sí tiene la franquicia gracias a Ride 2. Se nota la importancia que le ha dado Milestone al juego, ya no solo con modalidades de circuitos diferentes, y motocicletas de distintas clases las cuales ofrecen diferentes modos de juegos, sino que en contenidos todo está pensado para ir variando si algo te aburre.
Lo más clásico también está presente: la carrera tradicional en la que elegimos entre la amplia variedad de circuitos y motocicletas, el número de vueltas, el clima… Es decir, lo que consideramos Partida Rápida. Además, también tenemos el modo contrarreloj en el que nos proponemos batir el récord vuelta tras vuelta y siempre genera bastante competitividad con uno mismo; por último, está el modo local multijugador en el que jugar pantalla partida con otro jugador. Es un modo de juego que no hemos podido probar ante unas circunstancias pero no deja de ser una característica clásica y siempre demandada por los jugadores para amenizar sesiones con amigos.
Fuera de lo clásico está la Gira Mundial, que es el contenido principal del juego y en el que estaremos más tiempo. Es una modalidad en sí que dentro incluye numerosas variables: la más entretenida es, en nuestra opinión, la que nos enfrenta contra un único jugador mucho más rápido. Aquí la IA del juego muestra su poder y logra ponernos en serios aprietos, y ahí está la clave de la diversión. Aunque otras variables son: adelantar a pilotos lentos; carreras en las que deberemos realizar los cambios de marcha cuando sea preciso para adelantar a rivales más fácilmente en una línea; equipos de dos pilotos enfrentados; carreras sin fin de tiempo… Es decir: se ha dado una vuelta de tuerca a los modos clásicos para otorgar una mayor variedad a la hora de jugar. Uno de los problemas de esta modalidad es que al funcionar por temporadas, de vez en cuando vemos que todo va rápido y sin cohesión.
Por supuesto, tenemos el campeonato tradicional en el que se van sumando puntos y gana el mejor. Tampoco falta el modo online, al que le dedicaremos el siguiente párrafo al completo para hablar de la experiencia que hemos tenido en él, pero hay que decir que esta modalidad es bastante tradicional y tendremos la tradicional carrera online accesible mediante partidas rápidas o personalizadas.
Y como decíamos, es necesario hablar de nuestra experiencia online que, precisamente, no comenzó del todo bien. En el primer intento de juego el juego se nos “crasheó” expulsándonos al menú de la consola; la segunda vez ocurrió mismo, y las siguientes oportunidades no conectaba. Nos temíamos lo peor cuando tras reiniciar la consola permitió una fluidez en el modo online deseada. Las partidas no inventan la rueda, pero de momento no hemos tenido lag ni ralentizaciones molestas. Claro está, en esta docena de carreras establecidas correctamente hemos tardado bastante en encontrar jugador al haberse probado antes del lanzamiento del juego, u otras veces hemos tenido que esperar en una sala con la carrera ya empezada, pero al final ha ido correctamente.
Si se ha explicado el problema inicial es para aclarar que podría tratarse de un error general o, como podría ser, un problema puntual que se ha solucionado. Aún así, un modo online recomendable para los más clásicos y los que quieran competir con cualquier persona del mundo.
Si con Valentino Rossi: The Game ya descubrimos un apartado gráfico más propio de esta generación que anteriores entregas de MotoGP, con Ride 2 han terminado de pulir este aspecto para dotar al juego de un apartado visual muy correcto y puntualmente notable. Sobre todo destacamos el diseño de las motocicletas, que en la vista de piloto lucen mejor que nunca (mejorable es el casco del piloto, que no deja de ser una banda negra en cada margen superior e inferior de la pantalla).
Otro detalle mejorado ha sido la recreación de los circuitos, que salvo detalles como los árboles (que en muchos juegos de conducción cuesta realizar correctamente) o la hierba, lucen mejor que otros proyectos de Milestone (aunque algo vacíos). El asfalto, algo que en la primera entrega de Ride lucía bastante desfasado, se ha visto mejorado con unas texturas mucho más detalladas. Además, hay que aplaudir que hayan solucionado como hemos mencionado en otro apartado el problema de los retrovisores: se hacía bastante molesto que no reflejaran lo que tenían que reflejar, y fuesen un cúmulo de píxeles. En esta entrega la definición de los espejos laterales no es cómo el resto del juego y se siguen visualizando algunos píxeles, pero sin duda es un paso adelante. Y antes de acabar esta disertación gráfica, mencionar que las animaciones de las caídas son bastante buenas, realistas, y aunque no son perfectas, cumplen su cometido.
Pero hay que hablar negativamente del sonido, o quizás la palabra sea neutralmente. Porque como sucede en la mayoría de juegos de conducción, muchas empresas aún no han logrado captar correctamente el sonido real de las motocicletas y casi todas suelen lucir parecidas, o como mínimo, similares. Es algo que te extrae de la realidad que te otorga la vista en primera persona y hace preguntarte si no hay un buen método aún desarrollado, o dicha tecnología es cara.
Milestone tiene la velocidad de crucero puesta, y aunque no ha llegado aún al sobresaliente, con Ride 2 ha pasado del aprobado raspado, al notable alto. Al nivel de Valentino Rossi: The Game, o quizás algo más cuidado, Ride 2 es la mayor apuesta hasta ahora de la compañía italiana. ¿El motivo? Han sabido crear un juego con contenido, largo, con variados modos de juego, trazados y motocicletas.
Además, han logrado mejorar gráficamente bastante como compañía desde la primera entrega de la saga, por lo que el salto visual desde Ride es bastante notable. El online, aunque no exento de un pequeño susto, funciona; las sensaciones en la moto son buenas, y aunque no llega a tener tantas opciones como otro simulador, sí que permite un control casi absoluto de lo básico. Es muy personalizable y te entretendrá durante meses. Si eres fan del género, no dudes en hacerte con él.