Quién no ha levantado alguna vez la mirada al cielo soñando con vagar por ese vasto océano de estrellas que es el universo. Daedalic se ha propuesto cumplir estos sueños sin que nos levantemos de nuestra silla gracias a su nuevo y ambicioso proyecto, The Long Journey Home. Con este nuevo título, el estudio Daedalic West nos propone una aventura de dimensiones astronómicas en la que nuestro único objetivo será volver a casa de una pieza. ¿Queréis saber qué se cuece más allá de donde alcanza la vista? Pues abrochaos los cinturones y preparaos para el despegue, porque aquí tenéis nuestro análisis de The Long Journey Home.
Son muchas las historias de ciencia ficción que han buscado ambientarse en el vasto espacio exterior. Algunas son relatos de soledad, otras de supervivencia en entornos hostiles, las hay de grandes descubrimientos e incluso nos encontramos con auténticas odiseas en las que, como Ulises en la Ilíada, los protagonistas han de superar cientos de escollos para regresar a su hogar. Pues The Long Journey Home reúne todas historias en una sola, en una que busca hacernos sentir perdidos, solos e indefensos en nuestro largo camino de vuelta a casa.
The Long Journey Home nos pone en la piel de una pequeña tripulación pionera en viajar más allá de nuestro sistema solar, aventurándose a explorar Alfa Centauri, la estrella más próxima conocida. Sin embargo, algo sale terriblemente mal y nos vemos aislados, sin apenas recursos y a 37.000 pársecs de la Tierra, es decir, un poquito lejos (alrededor de 1.000.000.000.000.000.000 kilómetros). Nuestro objetivo es lograr sobrevivir a la enorme odisea que tenemos por delante y regresar con vida y de una pieza a nuestro planeta natal. Para ello tendremos que ir consiguiendo recursos como combustible y materia exótica (que es lo que nos permite realizar viajes entre estrellas), manteniendo en buen estado nuestra nave y tratando con razas alienígenas para que nos ayuden (o no, eso es cosa nuestra) en nuestra misión; y precisamente las razas alienígenas ofrecen su granito de arena a la narrativa, teniendo cada una de ellas sus propias intenciones, motivaciones y trasfondos.
Y mientras todo esto ocurre, nuestra tripulación muestra su lado más humano. A través de las situaciones límite en las que nos ponemos a lo largo de nuestro largo camino, podemos ir conociendo la personalidad y trasfondo de los diferentes personajes que componen nuestra tripulación gracias a los diferentes comentarios que realizan. Con todos estos elementos nos encontramos con un apartado narrativo que, dejándonos escribir nuestra propia historia como tal, sí que tiene algo que contar, algo por lo que merece la pena seguir adelante.
Si hay algo por lo que se caracterice The Long Journey Home es por ofrecernos un reto que, de primeras, se nos antoja prácticamente imposible. Lograr adaptarnos al control de las naves y manejar de forma efectiva los recursos para llegar de vuelta a casa se plantea como algo que, en el momento en el que comenzamos el juego, claramente no está a nuestra altura. Tendremos que intentarlo y fracasar en repetidas ocasiones para comprender qué tipo de decisiones debemos tomar y cómo hemos de hacer las cosas si queremos completar con éxito nuestra misión.
La jugabilidad de la obra de Daedalic es algo muy peculiar pues de primeras se plantea como un roguelike en el que escogemos nuestra nave, la cápsula para aterrizar en los planetas y a cuatro miembros de la tripulación. Cada uno de estos elementos posee sus propias características y cualidades que resultan vitales para adaptar los recursos de los que poseemos a nuestro estilo de juego y de esta forma lograr volver con vida a la Tierra. Sí, es un roguelike, pero es un roguelike en el que la estrategia y la toma de decisiones se combinan con la propia habilidad del jugador. A mayor habilidad (es decir, cuanto más juguemos) más fácil se nos hará recolectar recursos, comprender qué es importante y cuáles son los tratos a los que podemos llegar con los alienígenas; pero hay algo que no cambia, y es el hecho de que jugar con los recursos es una cuestión de decisiones, de saber cuánto podemos arriesgar y hasta dónde podemos llegar, de valorar si la recompensa merece los riesgos, de entender cuándo la apuesta es demasiado grande y cuándo gana la casa.
Desde el punto de vista más técnico, The Long Journey Home es algo así como una mezcla de varios minijuegos. Para recolectar planetas en recursos, estamos en un espacio bidimensional en el que la gravedad tira de la cápsula hacia abajo y tenemos que saber cuándo activar los propulsores para evitar los peligros y aterrizar sin peligro. Para desplazarnos por el espacio lo hacemos viendo la nave desde una vista cenital teniendo a todas las estrellas y planetas en el mismo plano; y ojo, deberemos ser cautelosos con las rutas que tomamos ya que si no aprovechamos la gravedad de los astros consumiremos mucho más combustible. Por otro lado, en ciertas ocasiones, esta vista cenital se acerca mucho más de forma que podamos dirigir de forma precisa la nave y, de esta forma, navegar por campos de asteroides e incluso combatir con otras naves alienígenas. Y por si esto fuera poco, tenemos partes en las que casi nos encontramos ante una aventura gráfica en la que los textos se suceden y lo importante son las decisiones que tomamos.
Desde luego, son muchas las facetas que tiene The Long Journey Home, pero lo cierto es que no realiza un trabajo demasiado bueno en ninguna de ellas. Los controles de la nave y la cápsula son difíciles, pero en cierta manera se sienten hasta injustos (al menos hasta que consigamos las mejoras necesarias rebuscando o negociando con razas alienígenas); el desplazamiento por el universo es suficientemente realista para resultar frustrante pero suficientemente irrealista para que no sea un simulador; y, en general, cada una de las mecánicas por separado podrían estar mucho más pulidas. La magia llega cuando las ponemos juntas y las aglutinamos con el estupendo pegamento que es el universo que Daedalic ha creado. Si por separado dejan mucho que desear, al juntarse las diferentes partes actúan perfectamente como un todo que se integra estupendamente con el enigmático, vasto y profundo universo de The Long Journey Home resultando un título, aunque no resulte una obra maestra a nivel jugable, sí que consigue engancharnos y hacernos seguir jugando durante horas que pasan como si nada.
Es difícil no enamorarse de un universo tan rico, variado y espectacular como el de The Long Journey Home. Cada uno de los planetas, estrellas y demás astros tiene un diseño que resulta llamativo a la vista y que, sin necesidad de una potencia desmedida, logra resultar bonito. Por su parte, tanto las naves como las razas alienígenas que nos encontramos tienen unos diseños muy inspirados, que son capaces de encajar a la perfección con el trasfondo que se nos muestra de dicha raza. Por su parte, el apartado sonoro acompaña bastante bien esta sensación de ser algo pequeño en un gran universo y, sin resultar sobresaliente, es capaz de amoldarse a las situaciones y acompañar sin destacar demasiado.
The Long Journey Home es una obra que, con mucha valentía, se mete en la ficción sin olvidar la parte de la ciencia; y lo cierto es que no va nada desencaminado. Con ciertas concesiones a la parte de la ficción, la obra de Daedalic es bastante sólida desde el punto de vista más científico, ofreciéndonos sistemas estelares posibles y no solo planetas orbitando una estrella, sino que se aventura a incluir sistemas binarios (dos estrellas más los planetas) e incluso algunos constituidos por estrellas de neutrones en forma de púlsares. ¡Qué más podemos pedir si hasta representa visualmete la curvatura del tejido espaciotemporal cuando viajamos por un sistema estelar!
A pesar de todas estas maravillas, el rendimiento de The Long Journey Home sí que tiene varios problemas. Por un lado tenemos el hecho de que existen ciertos bugs en los planetas que pueden dejar a nuestra cápusla casi atrapada o realizando movimientos extraños en ciertas ocasiones, como si hubiera muros invisibles que nos afectan en mitad del vuelo. Por otra parte tenemos unas caídas importantes en el framerate, las cuales se producen de forma puntual y extraña pues se dan sobre todo en conversaciones con alienígenas, que es precisamente donde menos las esperaríamos.
La duración del juego es muy relativa como en cualquier roguelike. En nuestro caso hemos tardado 7 horas en completar el viaje de vuelta a casa, es decir, en acabar una partida. Si bien es cierto que la mayoría de juegos del género están hechos para ser rejugados, precisamente The Long Journey Home es probablemente lo que menos potencia puesto que, a pesar de poder conocer nuevas razas, nuevos planetas y vivir una nueva aventura gracias a la gran cantidad de contenido que tiene, no nos encontramos con un progreso constante como sí ocurre en obras tales como The Binding of Isaac o Enter the Gungeon, obligándonos simplemente a volver a empezar de 0. Cabe destacar también que, a pesar de tratarse de un vieojuego independiente, llega con una traducción completa y estupenda al castellano.
The Long Journey Home es una obra, ante todo, valiente, y eso es algo que se agradece. No es un roguelike más, es uno que apuesta por la toma de decisiones, por incluir un componente de aventura de texto, de supervivencia, de exploración y mezclar varios géneros y fórmulas jugables en un solo producto. Es cierto que tal vez ninguno de estos apartados sean especialmente buenos por separado, pero la mezcla resulta extremadamente deliciosa, y aún más acompañada del estupendo y vasto universo que Daedalic ha logrado crear.
A pesar de que pueda resultar frustrante, de que no sea el roguelike más rejugable y de sus fallos técnicos, The Long Journey Home es una obra a la que merece la pena dar una oportunidad pues consigue encandilarnos poco a poco, sin grandes aspavientos ni alardes de grandeza, pero de una forma suficientemente constante como para mantenernos pegados a la pantalla todo lo que este viaje (no tan largo como se promete pero sí muy ocupado) de vuelta a casa dura.