Hay algo magnético en la combinación de palabras "roguelike", "deckbuilding" y "táctica" que inmediatamente captura la atención de cualquier aficionado a los juegos de estrategia. Es como escuchar los ingredientes de tu plato favorito siendo preparado por un chef prometedor. Shuffle Tactics de Club Sandwich intenta exactamente eso: servir Slay the Spire con un toque de Final Fantasy Tactics, pero el resultado es un plato que, siendo honestos, necesita más tiempo en el horno.
Tras varias horas explorando el reino maldito de Asteria, controlando al Doberknight y sus eventuales compañeros a través de batallas tácticas alimentadas por cartas, mi experiencia ha sido de fascinación constante interrumpida por frustraciones igualmente constantes. Este es un juego que claramente sabe lo que quiere ser, pero que aún está aprendiendo cómo serlo.
La premisa de Shuffle Tactics es, en papel, absolutamente irresistible. Imagina tomar la estructura de progresión y construcción de mazos de Slay the Spire, pero en lugar de enfrentar a enemigos en un plano abstracto, desplegas a tus personajes en campos de batalla isométricos donde la posición, el terreno y las líneas de visión importan tanto como las cartas que juegas.
Cada encuentro se convierte en un mini-rompecabezas táctico donde debes considerar no solo qué carta jugar, sino desde dónde, hacia dónde, y cómo maximizar tanto el daño como la supervivencia de tu pequeño escuadrón. Los enemigos no son simples bolsas de puntos de vida: son amenazas posicionadas estratégicamente que requieren aproximaciones cuidadosas.
El resultado, cuando funciona, es genuinamente emocionante. Hay pocos placeres ludicos comparables a ejecutar una cadena perfecta de movimientos donde tu Doberknight se posiciona para un golpe devastador, mientras tu arquero flanquea desde la distancia, todo orquestado a través de la selección cuidadosa de cartas. Es táctica pura alimentada por la aleatoriedad controlada del deckbuilding.
Visualmente, Shuffle Tactics es un deleite nostálgico. Su arte pixel retro-moderno captura perfectamente esa sensación de los clásicos JRPGs tácticos de los 90, pero con una claridad y detalle que se beneficia de décadas de evolución técnica. Los personajes tienen personalidad incluso en su simplificación artística, y las animaciones de combate, especialmente esos destellos de pantalla al eliminar enemigos, proporcionan una retroalimentación visceral satisfactoria.
La progresión entre batallas mantiene esa adicción característica del género. Después de cada encuentro, el juego te bombardea con opciones: nuevas cartas, reliquias poderosas, mejoras de equipo, posibles reclutas. La sensación de construir gradualmente un motor de guerra personalizado permanece intacta y es tan compulsiva como esperarías.
Los comerciantes dispersos por el mundo añaden una capa narrativa inesperadamente encantadora. Desde el bibliotecario insecto hasta la araña comerciante, cada encuentro aporta personalidad y lore a un mundo que, de otra manera, sería bastante genérico. Estos momentos de respiro entre batallas proporcionan contexto y color a la aventura.
Pero aquí es donde Shuffle Tactics comienza a mostrar sus costuras. El problema más inmediato y persistente es un equilibrio que oscila salvajemente entre trivial y brutalmente punitivo, a menudo dentro de la misma región del mapa. Puedes enfrentarte a una araña que te elimina desde 10 casillas de distancia mientras tu alcance máximo es de 5, seguida por un encuentro que resuelves sin siquiera sudar.
Esta inconsistencia se amplifica por un RNG que parece diseñado más para frustrar que para desafiar. En los mejores roguelikes, la aleatoriedad introduce variabilidad emocionante; aquí, a menudo se siente como si el juego estuviera activamente trabajando en tu contra. Enemigos inmunes a mecánicas clave, jefes que realizan ataques devastadores sin telegrafiar, encuentros que requieren estrategias específicas que tu mazo actual simplemente no puede ejecutar.
La interfaz de usuario es otro punto de dolor constante. Controles básicos como la rotación de cámara están ausentes, el sistema de targeting es inconsistente, y mecánicas cruciales como la gestión de amuletos permanecen sin explicar. Para un género que vive y muere por la claridad de información, Shuffle Tactics te deja demasiado a menudo adivinando.
Shuffle Tactics sufre de lo que yo llamaría "síndrome de lista de características". Con 3 héroes, 10 compañeros, 27 enemigos, 10 jefes, 300 cartas de héroe, 150 cartas de compañero y cientos de reliquias, el juego parece obsesionado con justificar su valor a través del volumen puro.
El problema es que toda esta variedad se siente abrumadora en lugar de emocionante. El desbloqueo de contenido es glacialmente lento, y con 164 logros que desbloquear, puedes pasar docenas de horas jugando con el mismo personaje inicial antes de acceder a alternativas que podrían ajustarse mejor a tu estilo de juego.
Más preocupante aún es que mucho de este contenido se siente sin pulir. Cartas con descripciones confusas, efectos que no funcionan como se anuncian, mecánicas que claramente necesitan más iteración y pruebas. La amplitud impresiona en papel, pero la profundidad real del juego sufre.
Después de múltiples runs (ninguna completada exitosamente, debo admitir), mi relación con Shuffle Tactics es complicada. Es imposible no ver el potencial: la fusión de deckbuilding y táctica es conceptualmente brillante, y cuando todos los sistemas funcionan en armonía, produce momentos de satisfacción táctica genuina.
Pero el juego actual se siente más como una demostración técnica impresionante que como una experiencia pulida. Los desarrolladores en Club Sandwich claramente tienen la visión y la ambición, pero necesitan tiempo para refinar el equilibrio, pulir la interfaz, y hacer que sus sistemas complejos sean más accesibles.
Para jugadores dispuestos a lidiar con la frustración en favor de experimentar algo genuinamente innovador, Shuffle Tactics ofrece destellos de brillantez que sugieren lo que podría convertirse. Para aquellos que buscan la satisfacción inmediata que ofrecen los mejores del género, probablemente sea mejor esperar a futuras actualizaciones.
Shuffle Tactics no es el "Slay the Spire meets Final Fantasy Tactics" definitivo que esperábamos, pero podría convertirse en eso con el desarrollo continuo adecuado. Por ahora, es una promesa fascinante que aún está aprendiendo a cumplir sus propias ambiciones.
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