Pensar en Final Fantasy nos traslada a historias emotivas e increíbles, que a muchos nos marcaron en la infancia y adolescencia, con personajes fascinantes y en momentos que jamás olvidaremos como jugadores. Pero todo ello tiene un punto en común: en nuestra cabeza recordaremos todo con las míticas bandas sonoras de Nobuo Uematsu sonando, capaz de hacer magia en las entregas clásicas más recordadas de la saga.
No hace falta ni elogiar a Nobuo Uematsu como compositor, pero descubrir la historia que rodea a la composición de una de las melodías más míticas de Final Fantasy (y de la historia de los videojuegos en general), no hace más que engrandecer su legado. Y es que, aunque parezca mentira, esta bella melodía que te dejo a continuación (y que conoces seguro) se compuso en tan sólo 15 minutos, a toda prisa y con toda la presión posible encima.
Se trata de la mítica canción preludio de Final Fantasy, que ha acompañado a varias entregas de la franquicia desde que se incluyó en la primera entrega. Fue precisamente en el juego original donde se enmarca la curiosa historia que el propio Uematsu ha desvelado en una nueva charla a través de Twitch. ¿Por qué tuvo que componer esta pieza a toda prisa?
Con el desarrollo del primer Final Fantasy prácticamente finalizado, comenta el compositor, Hironobu Sakaguchi, creador de la franquicia que ejercía como director de esa primera entrega, entró corriendo en la habitación donde Nobuo Uematsu estaba trabajando para alertarlo: tenían que enviar varias cosas sobre el juego a Nintendo (compañía que iba a publicar el juego) y necesitaban una canción rápidamente. Tan rápido que Uematsu tuvo que ponerse a toda prisa a componer esa pieza musical.
No sé qué te parece, pero tras escuchar varias veces esta bella pieza, mítica en la historia de los videojuegos (quizás una de las que más), no me cabe en la cabeza que a Nobuo Uematsu le sirvieran únicamente 15 minutos bajo presión para componerla. Quizás esa fue la clave y lo que consiguió que esa melodía saliera de su cabeza, gracias a la prisa y a la tensión del momento, pero eso también le aporta mucha más magia a la historia.
Imagina: si Sakaguchi no hubiese entrado corriendo a pedirle a toda prisa a Uematsu que compusiera algo para poder enseñar el juego a Nintendo con algo de música, es probable que jamás hubiésemos escuchado ese preludio mítico, que tantos años nos ha acompañado y que nos hace recordar, irremediablemente, a los grandes momentos que hemos vivido con esta franquicia mítica.
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