Si en el futuro tengo que, por algún motivo, ponerle un nombre a los últimos cuatro días con el objetivo de remarcar su importancia dentro de la industria, probablemente los llamaría ''la semana turbulenta de Activision''. Hay una razón detrás: hace poco se destapaba que su CEO, Bobby Kotick, estuvo involucrado en las polémicas de acoso sexual que salieron a la luz hace meses dentro de la compañía.
Podríamos estar varios párrafos más hablando de todo lo que ha ido ocurriendo en Activision y de por qué la situación es para que a uno se le salgan los ojos de las cuencas. Pero, en esta ocasión, voy a centrarme en un importante movimiento que ha llevado a cabo PlayStation, concretamente, su CEO Jim Ryan.
Da gusto que las altas esferas de según qué multinacionales den un paso al frente y muestren lo que son: seres humanos. El mensaje de Jim Ryian es, cuanto menos, tranquilizador ante una situación que demuestra que la industria del videojuego aún tiene mucho camino por delante que recorrer.
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