Ha llegado el momento que todos los fans llevábamos temiendo desde que el pasado 17 de julio regresáramos de nuevo a Poniente para disfrutar de una temporada más de "Juego de Tronos": su fin. Ahora lo que tenemos que ver es si este séptimo viaje ha valido la pena y, sobre todo, cómo han dejado los de HBO las cosas para la siguiente temporada, la que pondrá definitivamente fin a la historia que nos lleva acompañando tantos años. Vamos a embarcarnos, pues, en un exhaustivo análisis de "El Dragón y el Lobo", el último capítulo de la temporada.
El capítulo comienza mostrándonos tanto a nosotros como a los habitantes de Desembarco del Rey (y especialmente a la Reina Cersei) el gigantesco ejército que ha conseguido reunir Daenerys en su viaje a través de Essos. Frente a los muros de la ciudad están tan solo los Dothrakis y los Inmaculados pues, recordemos, la Flota de Hierro de los hermanos Greyjoy fue destruida por su tío Euron y también perdieron los apoyos de Altojardín y Dorne. Aun así, ver a todas las tropas de Dany reunidas es una visión ciertamente imponente, aunque en esta ocasión no están ahí para atacar la capital. Bronn y Jaime, igualmente, mandan reforzar las defensas por si la esperada reunión entre las “reinas” no acaba bien.
Esta ha sido sin duda la temporada de los encuentros (y, en muchos casos, reencuentros). Así, pues, no es sorpresa para nadie que “El Dragón y el Lobo” sea el capítulo donde más personajes principales de Juego de Tronos se ven las caras.
Primeramente, vemos que Tyrion vuelve a encontrarse con Podrick Payne, el que en su día fue su escudero antes de marchar con Brienne. Como era de esperar, no hay escena en la que aparezca el muchacho en la que no se haga referencia a su “mágico miembro.” También Tyrion se encuentra con Bronn, pero a él ya lo había visto hacía relativamente poco cuando concreta la reunión secreta con su hermano Jaime. En la caminata desde la costa hasta Pozodragón, donde tendrá lugar la reunión, también se cruzan caminos el Perro y Brienne. Esta última pensaba que Sandor estaba muerto (como lo creíamos todos hasta su regreso en la sexta temporada) y aprovechan para dejar a un lado sus diferencias y hablar de lo que les une, Arya Stark. Cuando Brienne le dice al Perro que Arya se ha convertido en una joven asesina, los ojos de Sandor se iluminan de orgullo como pocas veces hemos visto en toda la serie.
Llegamos a Pozodragón, el antiguo edificio a las afueras de Desembarco del Rey (aunque en los libros está dentro de la propia ciudad) donde la dinastía Targaryen guardaba a sus dragones. No han podido elegir mejor escenario para la escena, se trata de un lugar muy amplio y completamente nuevo, además de que simboliza la caída de los Targaryen, cosa que seguro que Cersei ha tenido muy en cuenta a la hora de reunirse con Daenerys. Incluso vemos que hay cráneos de pequeños dragones que murieron hace cientos de años.
El Perro vuelve a protagonizar el siguiente momentazo del capítulo. Tras asentarse todos en sus respectivas posiciones (y después de vivir unos segundos de tensión en los que todo parece indicar que van a tenderles una emboscada), aparece la Reina Cersei y también toma asiento, aunque viene acompañada por el hermano de Sandor Clegane. El Perro recuerda bien el odio que le tiene, pues fue él el que le destrozó el rostro contra el fuego, y se acerca para encarársele. Tras verle la cara y comprender que a Gregor le ha tocado vivir un destino incluso peor que el suyo, abandona el lugar para ir en busca de la caja donde guardan al Caminante Blanco. Parece que los fans de "Juego de Tronos" finalmente nos vamos a quedar sin la esperadísima “Cleganebowl”.
Pocos minutos después aparece Daenerys, que no ha viajado con los demás integrantes de su “Corte”. Su entrada tiene dos efectos en la Reina. Lo primero, y más importante, mostrarle el poderío de sus dragones, que hay que recordar que es la primera vez que Cersei ve en su vida. Además, podría haber llegado la primera a Pozodragón, pero prefiere esperar unos minutos para poner a prueba la paciencia de Cersei y decirle sin palabras que le da igual que sea la Reina, que la reunión empezará cuando ella quiera que empiece, claramente desafiante. Dany ha crecido mucho desde que le vimos por primera vez en Pentos al comienzo de la serie, ya no es la niña asustada que viajaba junto a su hermano Viserys y la expresión de su rostro lo simboliza a la perfección.
Y con esto continúan los enfrentamientos entre los diferentes personajes que, allí reunidos, tienen historias que van mucho más allá de aquello. Euron se levanta y desafía a su sobrino Theon a entregarse o matará a Yara, que continúa prisionera. Dicho esto, y ante la negativa del Greyjoy, Tyrion se levanta a poner orden y la Reina (probablemente habiendo ensayado aquella situación) le manda a Euron tomar asiento de nuevo, mostrándoles a todos que pese a todo ella es la Reina de los Siete Reinos.
Jon Nieve, que hasta el momento apenas ha tenido protagonismo en el capítulo, toma la palabra y le expone entonces a Cersei lo que realmente les ha llevado a reunirse allí: la amenaza de los Caminantes Blancos, el verdadero enemigo común. Como él mismo dice, “un enemigo que no deja cadáveres en el campo de batalla.” Aunque para entonces Cersei ya tiene ciertas sospechas, decide obviar que el Rey de la Noche puede matar dragones sin apenas inmutarse. Aun así, y como es comprensible, Cersei continúa creyendo que todo aquello es una vil estrategia de la Reina Dragón para hacerle retroceder sus tropas y, tras el enfrentamiento contra aquellas supuestas criaturas, regresar al Sur con el cuádruple de ejército.
Entones aparece de nuevo Sandor Clegane, esta vez portando a la espalda la caja que guarda al caminante que tanto sacrificio les ha supuesto capturar. Cuando el muerto aparece es la primera vez en todo “Juego de Tronos” que vemos un verdadero terror impreso en la cara de Cersei. Por un momento teme verdaderamente por su vida y, sobre todo, por la del bebé que tiene en su vientre, aunque eso de todos los presentes solo lo saben Jaime y ella. Jon aprovecha el Caminante para demostrarle a Cersei (y recordarles a todos los espectadores) cómo se puede terminar con ellos, tanto con fuego como con vidriagón. Es entonces que la Reina tal vez llega a una conclusión que expone más adelante. Si ellos tienen dragones y una montaña de vidriagón, ¿qué diferencia hacen sus hombres en esta guerra que se acerca por el Norte?
Para sorpresa de todos, aunque más tarde comprenderemos cuáles son sus verdaderas intenciones, Euron Greyjoy al ver al muerto abandona su alianza con Cersei Lannister para regresar con la Flota de Hierro a las Islas del Hierro pues, como Jon le confiesa, los Caminantes no pueden nadar. Aun así, Cersei, visiblemente afectada por la presencia del muerto, acepta la tregua, con la condición de que Jon no tome bando una vez que la amenaza haya sido exterminada y regrese a Poniente la Guerra por el Trono de Hierro. Jon, incapaz de mentir como ya le ocurrió a Ned Stark, le asegura a Cersei que ya le ha jurado lealtad a Daenerys Targaryen, por lo que no puede hacer lo que le pide. La cara de Dany cuando él dice eso es una extraña mezcla entre decepción y amor. Tras las palabras de Jon, por tanto, la reunión queda zanjada. Todo lo que han hecho, arriesgar sus vidas para reunirse con la Reina Cersei en Desembarco del Rey, la pérdida de Viserion, no ha servido para nada. Tyrion, no obstante, confía en poder arreglarlo si habla con su hermana. Al principio Daenerys se muestra reticente, pues probablemente signifique su muerte, pero finalmente decide dejarle marchar.
Tras despedirse de Jaime (entiende que es posible que sea la última vez que lo vea y no son pocas veces las muestras de amor de hermano que han mostrado entre sí), acompaña a la Montaña a una pequeña sala donde se encuentra Cersei. Tyrion, falto de la fuerza física y la belleza para sobrevivir en Poniente, algo que nunca le ha sido escasa ha sido la maña para salir de las situaciones difíciles con palabras. En la escena con Cersei, nuevamente, demuestra su enorme habilidad para trenzar palabras y logra convencer a la Reina de que realmente amaba a sus hijos (salvo a Joffrey, en cuya muerte ahora la Reina sabe que Tyrion no tuvo nada que ver). Sí, es cierto, mató a sangre fría a su padre. Pero fue tras acusarlo falsamente de matar a Joffrey y tras una vida de desprecio. Aun así, el propio Tyrion admite que se culpa todos los días por haberlo hecho. Aun así, los guionistas nos dejan a los espectadores con el corazón en un puño cuando Tyrion le ruega a Cersei que termine con su vida, si eso es lo que desea. Tan solo le hace falta una palabra para que la cabeza de Tyrion ruede por los suelos, algo que ha deseado toda su vida y con lo que ha soñado incontables veces. Cersei, aunque malévola, no es estúpida, y sabe que todo lo que le ha dicho Tyrion es cierto, por lo que no puede dar la orden. El enano, que ha visto su vida pender de un hilo, se sirve una copa de vino y luego le sirve otra a su hermana. El resto de la conversación entre los dos Lannister, no obstante, no lo vemos, aunque a eso regresaremos más tarde.
Volvemos a Pozodragón, donde Daenerys le confiesa a Jon que ella no puede tener hijos, pues es lo que le dijo la hechicera que “mató” a Drogo. Tras el monstruo que resultó ser Rhaego (mitad bebé, mitad dragón) y asfixiar al Khal con un almohadón, la joven Khaleesi comprendió que su descendencia se limitaría a sus dragones cuando los vio nacer de la hoguera, portando desde entonces el conocidísimo título de “Madre de Dragones”. Jon Nieve, sin embargo, le dice (algo pícaro) que aquella mujer tal vez no era la mejor fuente de información, insinuándole a Dany que él pondrá a prueba si puede tener hijos o no. Todo esto ocurre mientras, primero él y luego ella, sostienen entre sus dedos parte del cráneo de un pequeño dragón, tal vez simbolizando el temor del final de la Casa Targaryen, una de las más antiguas y, además, una de las más importantes en la historia de Poniente.
De nuevo, tras la omisión de parte de la conversación entre Tyrion y la Reina, ambos aparecen de nuevo en Pozodragón. Ella les confiesa que su hermano ha hecho que abriera los ojos y, supuestamente dejando a un lado sus diferencias con Daenerys, ha comprendido que los muertos son el enemigo común. No solo acepta ahora la tregua, sino que además movilizará sus tropas al Norte para luchar junto a Daenerys en la Gran Guerra.
Dejamos Desembarco del Rey por primera vez en todo el capítulo y viajamos al Norte, a Invernalia. Allí, Sansa Stark continúa como Señora de Invernalia. Tras todo lo sucedido con su hermana Arya en el capítulo anterior, Meñique vuelve a reunirse con ella y, ávido de palabras, le hace ver que Arya es una verdadera amenaza pues, según él, sus propósitos no son otros que terminar con la vida de Sansa para convertirse en Señora de Invernalia.
Sansa decide entonces actuar, aunque en breve descubriremos que de una forma muy distinta a como Petyr Baelish espera. La mayor de los Stark reúne a su hermana en el Gran Salón de Invernalia para llevar a cabo un juicio. Aquí es donde terminan las mentiras de Meñique. Sorprendentemente, las dos hermanas habían estado jugando con él desde su primer encuentro en esta temporada. Lejos de enfrentarse, habían estado planeando todo para aquel momento. Como bien estaba previsto, un juicio se lleva a cabo en la sala, aunque el acusado no es otro que Meñique. Se le acusa de alta traición por matar a su tía Lysa Arryn para así convertirse en Señor del Valle. Además, y gracias a Bran, descubren que el enfrentamiento entre las Casas Lannister y Stark fue planeado enteramente por él. La daga, que él le había dicho a Catelyn que era de Tyrion, realmente era suya, y tanto la muerte de Jon Arryn como la carta que envía su esposa Lysa a los Stark culpando a los Lannister eran obra de Baelish.
Confesados sus crímenes, y visiblemente acorralado, Arya lleva a cabo la sentencia y le corta la garganta, dejando que se desangre en el suelo. Hay que recordar que el Juicio por Combate fue prohibido por Tommen y, aun así, ¿quién iba a luchar por Meñique? Y así muere uno de los mejores jugadores hasta el momento de este “juego de tronos”.
Terminada satisfactoriamente la reunión en Desembarco del Rey, los integrantes del bando de Daenerys regresan a Rocadragón para planear su parte en la ofensiva contra los Caminantes. Primeramente (y con evidentes segundas intenciones) Jon le recomienda a Dany marchar con él en barco hasta el Norte pues, si le ven llegar en Dragón, será difícil que sus hombres confíen en ella. La Madre de Dragones, a pesar de los consejos de Jorah, acepta la propuesta del bastardo.
A continuación, aparece Theon de nuevo, que lleva relativamente desaparecido ya muchos capítulos, pues su importancia había quedado ensombrecida por la presencia de su hermana Yara. Tras una breve conversación con Jon en la que él le perdona todo lo que le es posible perdonar, el bastarde de Invernalia le asegura que no debe elegir más entre Greyjoy o Stark, en su interior está lo mejor de ambos. Dicho esto, le urge a marchar en busca de su hermana.
Así pues, el joven Greyjoy se encara con el que ahora parece el jefe de la pequeña flota que le queda. Cuando les dice que deben ir en busca de Yara, todos básicamente se ríen de él. Sacando de dentro el Hierro que le corresponde como Greyjoy, se enfrenta a puñetazos y termina victorioso. Los demás hombres, que lógicamente siguen al más fuerte, lo respaldan al grito de: ¡por Yara!
A lo largo de esta temporada hemos visto que la relación entre Jaime y su hermana Cersei no ha ido tan sobre ruedas como lo lleva haciendo desde el principio de la serie. Hay que recordar que, además de culpar a Meñique, hay que culpar también a estos incestuosos Lannister por todos los eventos que han ido ocurriendo en “Juego de Tronos”, especialmente a raíz de la muerte de Ned Stark. Si bien es cierto que Petyr conspiró con Joffrey y la entonces Reina regente para cortarle la cabeza a Eddard, también lo es que él pretendía destronar a Joffrey tras descubrir que él no era el heredero legítimo.
Así pues, la relación entre Jaime y Cersei es uno de los pilares básicos de la trama de “Juego de Tronos”, y es por ello que esta escena donde vemos por última vez a ambos en esta temporada es tan importante. Cersei le confiesa a su hermano que todo lo que le había dicho era una mentira y que realmente Euron Greyjoy no había regresado a sus Islas sino que había puesto rumbo a Essos para traer a la Compañía Dorada (un numeroso ejército de mercenarios, incluyendo elefantes) pagándoles con el oro que sustrajeron de Altojardín tras su conquista. Jaime, viendo que su hermana se ha vuelto completamente loca, decide marcharse, pero Cersei le recuerda que nadie se aleja de ella, ni siquiera Euron Greyjoy. Tras unos segundos de tensión en los que más de uno veíamos a Jaime sin cabeza (recordemos que esto es “Juego de Tronos” y esta temporada ha estado ciertamente falta de muertes de personajes principales, exceptuando a Meñique y a Olenna Tyrell), finalmente Jaime lo abandona todo y se marcha de Desembarco del Rey, aunque su destino no queda nada claro. ¿Invernalia, quizá?
Tras su partida, no obstante, se sucede una de las escenas más bonitas y a la vez terroríficas de toda esta temporada. Vemos como el invierno ha llegado por fin a Desembarco del Rey y la ciudad comienza a enterrarse en una capa de nieve. Poco hay que decir a estas alturas sobre las virtudes de la música de Ramin Djawadi, pero en esta escena en concreto, el tema “Winter is Here” le dota al ambiente de una melancolía que sin duda le sienta como un guante.
Si en un principio podía parecer que el título del capítulo referenciaba a Daenerys y a Jon (y en parte lo hace, evidentemente), es más que probable que realmente se refiera a Rhaegar Targaryen y a Lyanna Stark, los padres del supuesto bastardo. Tras abandonar la Ciudadela, Samwell Tarly viaja hasta Invernalia para encontrarse con Bran, del que ya ha escuchado hablar muy recientemente mientras estaba con los maestres, además de haberle ayudado a cruzar el Muro.
Juntos, el Cuervo de Tres Ojos y el joven Tarly llegan a la conclusión de que Jon no es realmente un bastardo, pues su padre anuló el matrimonio con Elia Martell y se casó en secreto con la hermana de Ned Stark en Dorne. Así pues, la rebelión de Robert Baratheon fue desde un primer momento infundada, pues la creencia de que el mayor de los hijos del Rey Loco había raptado y violado a Lyanna era una mentira. En realidad se amaban. Ella, lejos de ser asesinada por Rhaegar, murió dando a luz a Jon (cosa que ya vimos en la sexta temporada), aunque en esta ocasión descubrimos qué decían sus susurros: el verdadero nombre de Jon Nieve, Aegon Targaryen. (Realmente es ciertamente extraño, pues Rhaegar ya tuvo 2 hijos con Elia antes de anular su matrimonio, uno de ellos llamado Aegon). Es curioso ver el gran parecido físico que hay entre Viserys (el otro hermando de Daenerys que murió a manos de Drogo) y Rhaegar. Esto se debe a que Viserys siempre quiso ser como su hermano, por lo que imitó tanto su forma de vestir como el estilo de su peinado.
Paralelamente a esta revelación, que ya venía construyéndose desde hace varias temporadas, también culmina la relación entre Jon y Daenerys. Mientras están juntos en la habitación, no obstante, un Tyrion con mirada de preocupación observa la puerta desde las sombras.
Esta escena abre un nuevo mundo de posibilidades. El propio Peter Dinklage (el actor que interpreta a Tyrion) ha dicho en unas declaraciones que teme por la vida de los dos jóvenes, pues en “Juego de Tronos” todas las relaciones terminan mal. Aun así, también cabe la posibilidad de que esa mirada se deba a que el enano está realmente enamorado de Daenerys, aunque es bastante improbable. Lo más lógico sería que Tyrion realmente conoce los planes de Cersei de traicionar a Dany (pues probablemente se lo dijo en la parte de la conversación que tuvieron que los espectadores no vimos). ¿Tal vez lo amenazó con matarlos a los dos si no aceptaba mantener dicha traición en secreto? Tendremos que esperar a la octava temporada para confirmar dichos temores.
Tras una breve escena en la que vemos a Sansa y a Arya despedir la temporada desenterrando el amor de hermanas que les une, vemos a Bran junto al árbol blanco de los Stark. Tiene los ojos en blanco y su mirada muy lejos de allí, en Guardaoriente, el castillo más al Este del Muro. Allí se hallan Tormund y Beric Dondarrion. Ellos son los primeros que, desde lo alto del Muro, ven llegar a la horda de Caminantes Blancos, aunque también contemplan aliviados como ésta se detiene a unos metros del Muro. La gran muralla de hielo no es tan solo un impedimento físico para los Caminantes, sino que en él reside un antiguo hechizo que les impide acercarse.
Como tal vez era demasiado previsible, el Rey de la Noche aparece montado sobre Viserion (que vuela bastante más rápido que como lo hacía mientras estaba “vivo”) y destruye justo el último tramo de Muro antes de encontrarse con el Mar Angosto. Por ahora desconocemos si Tormund y Beric habrán logrado escapar de allí con vida, aunque, tras ver derrumbarse la titánica estructura de hielo sobre ellos, es realmente improbable.
La temporada cierra nuevamente de forma bastante previsible, aunque no por ello menos épica. Los Caminantes Blancos han logrado cruzar la frontera ancestral que les separaba de los Siete Reinos que forman Poniente y ya marchan hacia el Sur. El Rey de la Noche, además, montado sobre un portentoso dragón. Como bien anunciaba Jon en el teaser de esta séptima temporada, la Gran Guerra está aquí.
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