Hubo un tiempo en el que mi cuerpo se adentraba en una zona de pura desesperación por el mero hecho de subir una escalera: el corazón se me salía por la boca, la frente se empapaba en sudor y el pecho se me presionaba hacia dentro para dar paso a lo evidente. En definitiva, para enviarle un mensaje claro y conciso a mi cerebro: compañero, te estás muriendo y tienes solo 26 años. Luego la cosa cambió gracias al Ring Fit: peso 30 kg menos y ahora puedo hacer deporte sin estar a punto de echar el desayuno al levantar un par de veces la pierna. Y, precisamente, no he podido evitar pensar en todo esto mientras jugaba a Nintendo Switch Sports.
La razón de esto último es muy sencilla: la excusa que utilicé cientos de millones de veces para engañar a mi padre y que me comprase una Wii era que con Wii Sports empezaría a hacer más ejercicio. Algo que fue cierto hasta que le descubrí el truco al minijuego del tenis y entendí que podía hacer el mejor golpe del juego con un ligero movimiento calculado de muñeca... mientras estaba sentado en la silla... comiendo patatas fritas.
Nintendo Switch Sports es distinto a este último en muchos sentidos, tanto en lo que tiene que ver con el propio juego como aquello que está relacionado con su contexto: la tecnología ha mejorado y ahora no podemos engañar a la consola con esos movimientos retorcidos de manos y, en segundo lugar, hemos vivido una pandemia. Una situación de crisis global que nos ha obligado a quedarnos encerrados en casa mucho tiempo y, por lo tanto, salir de ella con un deseo irrefrenable de destensar las articulaciones.
Todo lo que tenga que ver con moverme será bien recibido por mi parte y, la verdad, creo que Nintendo Switch Sports ha llegado en el momento más apropiado posible. Pero creo que me estaría aventurando mucho al hacer un análisis conciso de lo que ofrece el juego, dado que solo lo pude probar durante un par de horas. Así que os diré lo que voy a hacer aquí: ordenar los seis minijuegos que tiene del que menos me gustó al que más explicando por qué y cómo funcionan. Vamos al lío, que se me empiezan a cansar los dedos al teclear y tengo que reservar esos hidratos del desayuno para ir a levantar rocas grandes en el gimnasio.
Si coloco el fútbol en el último puesto de mi ranking personal de Nintendo Switch Sports es, justamente, por el ritmo que tiene. Se trata de un minijuego algo más lento y tranquilo que el resto y quizás eso es lo que juegue en su contra: lo que más me gusta es estar de pie haciendo aspavientos hacia la tele y jugármela constantemente para no estampar el mando contra ella... eso es lo que me genera adrenalina de verdad.
Mi problema con el voleibal es bastante similar al que tengo con el anterior minijuego: si enciendo Nintendo Switch Sports quiero poder moverme lo máximo posible y este minijuego consiste en hacer siempre los mismos movimientos. Sin embargo, no quiero que se me malinterprete: aunque este se encuentre en el quinto puesto, esto no quiere decir que no lo disfrutase de lo lindo.
Entramos en los puestos en los que ya no tengo pegas para los minijuegos que están en ellos. Los bolos eran infalibles en Wii Sports y vuelven a serlo en Nintendo Switch Sports. Sin embargo, no estoy muy acostumbrado a jugarlos en la vida real y quizás por eso me llamen menos la atención que el resto de deportes que quedan.
Chambara es el deporte más intenso de Nintendo Switch Sports, lo cual es un arma de doble filo: es aquel que me hizo terminar cada ronda con más adrenalina en el cuerpo y, al mismo tiempo, el que creo que cuenta con una dinámica más confusa. Genera mucha tensión no saber por donde te van a intentar dar y, por momentos, la ronda se convierte en un intercambio de espadazos loquísimo.
En otras circunstancias, hubiera colocado el tenis en el primer puesto porque fue el deporte al que más horas eché con diferencia en Wii Sports. Pero hay uno que lo ha destronado en Nintendo Switch Sports y, tal y como habréis adivinado ya, es el bádminto. ¿Por qué? Os lo explico a continuación.
La razón por la que el bádminton fue mi deporte favorito de Nintendo Switch Sports es simple: es el minijuego en el que más rato estuve activo con casi todo el cuerpo. Además, esa tensión que se genera al entender que lo que importa aquí es ver quién falla un movimiento más que colocar bien la pelota (nunca he sabido cómo se llama y no voy a aprender ahora). En dos palabras: el bádminton de Nintendo Switch Sports es fino y sublime.
En el titular de este avance os comentaba que Nintendo Switch Sports me ha creado una necesidad que antes no tenía y sigo pensando que esto último es bastante cierto: antes de probarlo no tenía la necesidad de comprármelo y ahora sí. Fijaos lo que cambian las cosas que hasta pienso trasladar mi zona de trabajo al salón donde tengo la Nintendo Switch para poder hacer microdescansitos de cinco minutos en los que activar un poco mi cuerpo echando un partido de bádminton.
Sea como sea, mis músculos tendrán que esperar al día 29 de abril y, hasta ese momento, tendré que acostumbrarme a una jornada del día sedentaria cuando no estoy en el gimnasio y, más importante aún, cuando no escucho cómo otros que van allí se ponen a gritar sin control levantando pesos claramente superiores a sus capacidades.
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